UAM/Ciencias Políticas
Oaxaca, México.- La decisión de extinguir a Luz y Fuerza del Centro (LFC) y con ello al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), primer gremio fundado en el país, responde más a la necesidad de rearticular las fuerzas políticas en torno a la figura presidencial -después de la derrota sufrida en las últimas elecciones- que a un problema financiero.
Esta medida puede desencadenar la recomposición de diversas corrientes sociales dispersas, grupos opositores y conformar un gran movimiento social, que cuestione el decreto de extinción y desaparición de LFC, consecuencia no calculada por el Gobierno Federal.
Así lo consideró el doctor Enrique de la Garza Toledo, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien señaló que esta acción representa un “golpe espectacular” frente a las fallas de las políticas públicas implementadas, pues el SME simboliza la más larga historia del sindicalismo independiente en México desde 1914.
El docente del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa advirtió que esta decisión pretende servir como ejemplo de “escarmiento” y para explicar a la sociedad que es debido a estos grupos sociales que la economía está en crisis, por lo que había que imponer la “mano dura”.
El Profesor Distinguido de la UAM explicó que el argumento fundamental es que el Sindicato influía negativamente en la calidad del servicio, que el Contrato Colectivo de Trabajo es muy caro para el erario público –lo cual parcialmente es cierto– y que LFC funcionaba deficientemente con baja productividad y calidad, por lo que la liquidación se avizoraba desde 1970, transformándose en una crisis en los ochenta.
Ante la amenaza de incorporar a LFC a la Comisión Federal de Electricidad, y a pesar de su radicalidad que no siempre correspondía en los hechos, la cúpula sindical del SME pactó en 1988, brindando su apoyo electoral a cambio de mantenerse y así se convirtió en una empresa descentralizada.
La situación actual, que se originó como fractura al interior del sindicato por el fraude electoral y el desconocimiento de las elecciones internas por parte de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, sirvieron de pretexto para que se emitiera el decreto de extinción de LFC y la consecuente desaparición de la organización.
El asunto, advirtió el especialista en estudios laborales y sindicatos, es que los cerca de 45 mil trabajadores agremiados al SME tienen además de orgullo, memoria y una larga historia, lo cual seguramente los llevará a resistir cada vez más de manera unificada.
No puede olvidarse que el SME ha jugado en los últimos 20 años un papel de mediador en el sindicalismo y los movimientos sociales independientes, pues se articula tanto con grupos como la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), como con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), por lo que ha sido un gozne para movimientos radicales.
El docente de la Maestría y Doctorado en Estudios Sociales destacó la posibilidad de incorporar a empleados de LFC a la Comisión Federal de Electricidad, cuya anexión sería al Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana, corporativo menos democrático.
El Gobierno Federal considera recontratar alrededor de 8 mil trabajadores, lo cual no es viable porque la mayoría del personal oscila entre los 45 y 55 años; si acaso se reincorporará a técnicos muy especializados y prácticamente todo el personal será nuevo.