Ciudadania Express
Jueves 05 de noviembre, 2009. 09:20 am

La producción ganadera grave riesgo para el equilibrio ecológico de México

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UAM/Medio Ambiente

 

Oaxaca, México.- Los sistemas de producción ganadera, como el lechero, deben considerar no sólo satisfacer la demanda de los consumidores, sino buscar mantener un equilibrio con el entorno, pues su expansión está sometiendo a una gran tensión al medio ambiente local y global.

  Así lo señaló el doctor Luis Arturo García Hernández, profesor-investigador del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien advirtió que México pierde una superficie de bosque equivalente a 23 veces el Zócalo capitalino cada hora por causa del aumento de este uso del suelo.

 

Durante su participación en el Congreso La leche del Nuevo Milenio –organizado en la Rectoría General de esta casa de estudios–, el coordinador de la Maestría en Ciencias Agropecuarias de la Unidad Xochimilco indicó que en estos sistemas de producción deben considerarse como factores limitantes el agua, el suelo y el aire, así como racionalizar la intensidad de la explotación animal.

  [caption id="attachment_33208" align="alignleft" width="300" caption="La producción ganadera se ha convertido en una ctividad depredadora"]La producción ganadera se ha convertido en una ctividad depredadora[/caption]

El académico advirtió que el impacto ambiental antropogénico por medio de la ganadería no se había manifestado como ahora, y que se observan las consecuencias: el cambio climático, la degradación de la tierra, la contaminación hídrica y aérea, además de la pérdida de la biodiversidad.

 

 

  Al respecto precisó que la tierra firme del planeta es de 133 millones de kilómetros cuadrados, de los cuales 42 millones son de uso agrícola, 16 cultivos y 26 pastos, principalmente, estimándose que el ganado ocupa 30 por ciento del total de la superficie, ya sea por el pastoreo directo o mediante siembras para su alimentación.

 

Tras indicar que el modelo intensivo de producción de leche ya no es viable porque las extensiones de tierra destinadas al uso agrícola no pueden incrementarse más, estableció que tan sólo de este producto se generan 480 mil millones de toneladas, las cuales tendrán que aumentarse a 550 mil millones para el año 2050 con el fin de satisfacer la demanda.

  Los países más solicitantes del lácteo son los que se encuentran en vías de desarrollo, cuyo consumo total ascenderá de 114 a 452 mil millones de toneladas de 1980 a 2030, mientras se estima que las naciones desarrolladas pasarán de 228 a 284 mil millones durante este periodo.

 

Luego de advertir sobre la demanda de agua por parte del sector agropecuario (70 por ciento del líquido dulce disponible) sostuvo que además de la ocupación espacial, el ganado es un elemento generador de grandes cantidades de contaminantes, pues representa un emisor de nutrientes, materia orgánica y drogas que se dirigen a mantos freáticos, ríos, lagos y riveras costeras.

  Un ejemplo es el fósforo, que mediante el ciclo denominado de eutrificación, es uno de los elementos asociados intrínsecamente a la actividad lechera. La emisión de metano –gas de efecto invernadero derivado de la ganadería de los grandes rumiantes- tiene un aporte significativo en el cambio climático, pues 37 por ciento de éste es de origen antropogénico y generado por la fermentación entérica de los animales.

  El bióxido de carbono se ha incrementado en 40 por ciento en los últimos 200 años, al pasar de 270 a 382 partes por millón y el sector agropecuario produce nueve por ciento de este gas de origen antropogénico, subrayó el investigador.

  El Congreso La leche del Nuevo Milenio fue inaugurado por el doctor José Lema Labadie, rector general de la UAM, quien mencionó que la demanda alimenticia de la sociedad requiere una vinculación cada vez más estrecha entre la industria alimenticia, los conocimientos científicos de áreas que durante mucho tiempo estuvieron desvinculadas, las problemáticas sociales y los impactos ambientales.

  La leche es sin duda uno de los productos vitales, y como todo recurso natural “nos exige pensar en las mejores medidas para realizar una explotación racional, acorde con los criterios de calidad fijados de manera interdisciplinaria”, apuntó.

 

 

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