Por José María DE LA FUENTE
Oaxaca, México.- La sexualidad tiene un gran enemigo: la desinformación, que ha establecido en la sociedad ciertos parámetros erróneos que impiden su libre ejercicio, fue la reflexión común que compartieron especialistas del INAH y la UNAM que participaron en la quinta charla organizada por la Coordinación Nacional de Antropología en el marco del Programa de Divulgación Científica 2009.
Más que una ponencia magistral, fue una plática entre amigos. Xabier Lizárraga, Francisco Delfín y Pedro Arjona lograron que la reunión en la Quinta Margarita del Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP) se convirtiera en un espacio libre de expresión para hablar sobre un tema trascendental para la humanidad: la sexualidad.
[caption id="attachment_20792" align="alignleft" width="300" caption="La charla acádemica para reflexionar sobre la sexualidad en el país."][/caption]
Bajo el título El que quiera azul celeste… que se acueste, los expertos en la materia expusieron una serie de reflexiones surgidas de las dudas de los presentes, quienes establecieron una interacción permanente con los ponentes, quienes gustosos respondieron.
El tema central de los comentarios fue referente al desconocimiento que la mayoría de la población tiene respecto a la sexualidad y que le impide experimentarla de manera plena y segura. Al respecto, Lizárraga, antropólogo físico por la ENAH y maestro en ciencias antropológicas por la UNAM expresa:
“Uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos es que no existe una educación formal y rigurosa sexual desde niños. El gran Rousseau decía que si hay cosas que no puedes evitar que un ser humano sepa antes de los 20 años, hay que enseñárselas a los 10. Debemos enseñar cómo disfrutar del sexo, cómo masturbarse, cómo prevenir enfermedades, es vital”.
Lizárraga, quien es especialista en temas de sexualidad humana, identidad sexo-genérica, antropología de comportamiento, homosexualidad y aspectos biopsicosociales del SIDA, está convencido que hay que buscar el mayor número de ventanas del conocimiento de la sexualidad, ya que la información que se da al interior de las escuelas no es suficiente: “Siente que sólo dan folclor reproductivo, así que hay que buscar otros medios serios, porque la educación sexual suele tergiversarse”.
En la misma postura se encuentra Delfín, médico cirujano por la UNAM y sexólogo del Instituto Mexicano de Sexología: “Lo ideal es darle toda la información posible a la gente para que aprenda a tomar decisiones y practique su sexualidad de manera responsable”.
Para este especialista, miembro fundador del Grupo Interdisciplinario de Sexología, del Colegio de Profesionales en Educación Especial y del Comité de Ética de la Federación Latinoamericana de Educación Sexual, señala un problema que tiene que ver con el tipo de educación que reciben las personas por su género:
“La sociedad educa a los individuos de diferente manera. A los hombres se les enseña a tener sexo sin límites, o como se diría popularmente, a pisar parejo. En cambio, a las mujeres no se les enseña a ser sexys, cachondas. Tenemos que cambiar ya esas ideas que nos hacen daño”.
Quien fuera uno de los conductores del programa Diálogos en confianza de Canal Once, confiesa que siempre le ha impactado las diferencias que se hacen en matera sexual a partir del género: “Me sigue impresionando que la sociedad determine nuestro comportamiento si tenemos un pene o una vagina. Por desgracia, tanta insistencia ha provocado que la gente crea que es algo innato y que debemos seguir esas reglas”.
Cuando los especialistas entraron al tema los mitos referentes a la sexualidad, los más de 100 asistentes participaron con sus opiniones. Uno de ellos señaló que el hombre es el experto en la materia, en tanto la mujer la aprendiz.
Al respecto, Lizarraga comentó: “Los hombres pensamos que no necesitamos aprender de sexualidad, que somos los expertos. De hecho, cuando se ofrecen cursos de sexualidad el 80 por ciento de los participantes son mujeres, porque los hombres piensan que no necesitan este tipo de orientación”.
En tanto, Delfín señala: “Se me hace injusto que el hombre se considere el experto sexual, el que conduce a la mujer, el que le va a enseñar. Yo me pregunto ¿quién nos enseño a nosotros los hombres las cosas del erotismo?”.
Finalmente, alguien del público compartió su inquietud sobre los riesgos de tener varias parejas sexuales y que sea tachado como promiscuo. Lizárraga dijo que el término ha estado en boga en los últimos años:
“Mientras el Vaticano dice que es promiscuo aquel que tiene más de una pareja, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que lo es el que tiene más de 50 parejas al año. Yo les digo que los promiscuos son todos, porque la palabra significa la mezcla de diferentes”.
Finalmente, comentaron que otro de los mitos que se han convertido en un lastre es sobre la posibilidad de contagio de enfermedades sexuales por la cantidad de relaciones practicadas: “Se piensa que entre más sexo se tiene más riesgo hay, pero es más peligroso que una persona se infecta con una sola relación no protegida, que una que tiene sexo con 100 personas usando protección”, finalizó Lizárraga.
Arjona, maestro en antropología física por la ENAH y actual subdirector de evaluación y apoyo a proyectos de la Coordinación Nacional de Antropología del INAH fue el encargado de ponerle humor a la charla, haciendo bromas que lejos de desacreditar las opiniones de sus compañeros, aligeraron la tarde de este jueves.