Ciudadania Express
Martes 22 de septiembre, 2009. 10:30 pm

La Villa Olímpica de Honduras, convertida en centro de reclusión: Esteban Meléndez

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Mario CASASÚS/El Clarín de Chile

 

Oaxaca, México.- En entrevista telefónica desde Tegucigalpa, Esteban Meléndez Cruz (1961) vocero de la Organización Internacional de Derechos Humanos por el Derecho a Alimentarse FIAN (Food First Information & Action Network) difunde un comunicado urgente: “Con la llegada del Presidente de la República, José Manuel Zelaya, el gobierno de facto incrementó las medidas represivas violatorias de los más elementales derechos humanos, ordenó toque de queda, se suspendió la transmisión de Canal 36 Cholusat Sur y se interfería constantemente la señal de Radio Globo, dejando sin información fidedigna a la población hondureña debido a que éstos son los únicos medios de amplia cobertura no aliados al gobierno de facto”

[caption id="attachment_28288" align="alignleft" width="300" caption="Sin palabras"]Sin palabras[/caption]

“Hoy, el ejército y la policía, iniciaron a las 5 horas violento desalojo de los ciudadanos y ciudadanas que pernoctaban en las cercanías de la embajada de Brasil utilizando gas pimienta, tanquetas de agua, garrotes que han dejado varios golpeados y fracturados; asimismo se cuentan heridos de bala. Han mantenido un altoparlante a alto volumen con marchas en contra de las instalaciones de la embajada de Brasil. A esta hora ya se ha confirmado la muerte de un manifestante y está pendiente la confirmación de otros. Hay amenazas de que policías y militares con pasamontañas asalten la Embajada de Brasil para tomar prisionero al señor Presidente, con lo que se vulneraría la inviolabilidad o soberanía de la sede diplomática de esa república. Se denuncia que la Villa Olímpica se ha convertido en un centro de reclusión de las personas que han sido detenidas por la policía y ejército y que están siendo sometidas a maltratos físicos y sicológicos.

 

Recordamos que el artículo 3 de la Constitución de la República reza que: ‘nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones con empleos públicos por la fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que esta Constitución y las leyes establecen. Los actos verificados por tales autoridades son nulos’. FIAN Honduras reitera su condena al gobierno de facto y exige el retorno al orden constitucional. Demanda el cese inmediato de la represión contra el pueblo y pide la solidaridad internacional para detener la brutalidad de los organismos represivos del estado” (rúbrica: Gilberto Ríos, Secretario Ejecutivo de FIAN-Honduras).

MC.-¿Cuál era tu experiencia laboral antes del golpe de Estado?

EM.-Antes del golpe de Estado trabajaba haciendo consultarías sobre derechos humanos, informática o comunicación. Me involucré en el tema de los derechos humanos desde que empecé a estudiar periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (1983), fui parte del primer equipo humano que le dio vida orgánica al Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH). Estudié informática en la década siguiente, cuando ya el mundo salía de la guerra fría y las cosas parecían normalizarse en la región.

 

MC.-Organizaste una red informativa ciudadana, ¿cuántos reportes de violaciones a los derechos humanos reciben diariamente?

EM.-La red informativa de derechos humanos que usamos para recibir y distribuir información ya existía desde antes del golpe de Estado. Es la censura que imponen  los militares, políticos y empresarios golpistas sobre la radio, la prensa y la televisión lo que nos obliga a ponerla al servicio de la gente que se opone al rompimiento del orden constitucional. La lista de correos o red informativa está vinculada a la organización FIAN Honduras (FoodFirst International & Action Network), de la que soy uno de sus voluntarios. FIAN Honduras es la expresión o capítulo nacional de una organización internacional que lucha por el derecho a la alimentación y que tiene su Secretariado o sede internacional en la ciudad de Heilderberg, Alemania. ¿Cuántos reportes de violaciones a los derechos humanos reciben diariamente? ¡La verdad! No lo sé, no he podido cuantificarlos o medirlos. Es en la oficina nacional de FIAN donde se sistematizan. Todas las Organizaciones de Derechos Humanos de Honduras hacen uso de nuestra red, reciben las denuncias, los mensajes y los escritos que circulan por la lista de correos de FIAN Honduras.

 

MC.- ¿Cómo sistematizan la información?, lo pregunto porque a veces es complicado darle seguimiento a los artículos de opinión, reportajes, denuncias y fotografías

EM.-En la oficina nacional de FIAN Honduras se toman el tiempo de recoger lo importante y darle seguimiento. El personal de planta no es mucho. Hay un director; una periodista que apoya el trabajo de incidencia política y una administradora. El trabajo de la oficina nacional de FIAN Honduras desde antes del golpe de Estado se ha centrado en dos grandes áreas: la capacitación a nuestros miembros y a las víctimas para defender los derechos humanos y la incidencia política. Esto último exige investigación y denuncia entre otras cosas. Como nosotros no tenemos un departamento legal y no contamos con abogados de planta para una defensa jurídica de las victimas hemos cultivado las alianzas con el resto de organizaciones de derechos humanos que sí tienen estos recursos. Cuando recibimos una denuncia y es una situación confirmada trasladamos la información al Comité de Familiares de los Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), al Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH) o al Centro para la Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de las Victimas de la Tortura (CPTRT). Lo que circula por la lista de correos no tiene mayor control, no hay tiempo para eso, las personas se expresan a través de ella libremente

 

MC.-¿Están enviando la información a los mass media internacionales?, ¿qué tipo de respuesta han recibido en las agencias de prensa?

EM.- La información nuestra llega a casi todos los periodistas nacionales y a muchos colegas internacionales. Antes del golpe de Estado éramos fuente para muchas notas en la prensa nacional pero eso no ocurre desde el 28 de junio. Estamos seguros que también nos reciben los corresponsales de prensa internacional pero no tenemos capacidad de medir si usan el material que circulamos.

 

MC.-¿Resulta complicado conversar con los corresponsales extranjeros acreditados en Tegucigalpa?

EM.-No resulta complicado conversar o encontrarse con ellos. Yo comparto con muchos periodistas los riesgos y las caminatas que realiza la resistencia. Yo mismo soy  periodista y gran parte de mi tiempo lo invierto en cubrir las acciones de las personas que se movilizan diariamente por las calles de Tegucigalpa. En los primeros días del golpe de Estado recibí y acompañé a muchos de los corresponsales extranjeros, les presentaba a los principales lideres del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado y les orientaba sobre las rutas que seguían las movilizaciones.

 

MC.-¿Qué agravantes viven los periodistas hondureños al realizar coberturas de las manifestaciones de la resistencia?

EM.-En los últimos días los periodistas hondureños hemos empezado a ser víctimas de la represión de los militares y policías al servicio del régimen de facto. A partir de las últimas movilizaciones de agosto cuando se empieza a reprimir brutalmente a la prensa nacional. El día que le quiebran el brazo a Carlos H. Reyes, un periodista de origen chileno, fue agredido para evitar que siguiera filmando el salvajismo con que actuaban los militares y policías contra el pueblo indefenso, de la agresión pasaron a decomisarle su equipo de trabajo y tengo entendido que hasta el día de hoy no ha logrado recuperarlo. El cineasta hondureño Oscar Estrada corrió con igual suerte, él logro que le devolvieran su equipo pero totalmente inservible, destruido a punta de toletazos. En los días posteriores fui testigo de la violencia contra el periodista hondureño Cesar Silva. Esto ocurrió el 12 de agosto. Cuando se dio la represión en las inmediaciones del Congreso Nacional el compañero logra captar con su cámara el rostro de un miembro de la policía que sin ninguna provocación lanzó gas pimienta contra el rostro de una mujer que protestaba por la detención de un familiar. A Silva lo rodearon cinco o seis policías con la intención de arrebatarle su equipo pero se defendió valientemente y no lograron su propósito. En la lucha, entre golpes y toletazos, la cámara se le desprendió de su correa y desapareció.  Cuando la situación se calmó una vendedora de la calle le mandó a llamar para devolverle el equipo, se lo habían recogido para evitar que cayera en manos de la policía. Este 12 de Agosto fue de mucha violencia contra los manifestantes en Tegucigalpa y ocurrieron muchas detenciones ilegales. Reclamar para que no golpearan a los jóvenes y mujeres detenidas y rendidas era razón suficiente para ser golpeado por los militares y policías que ejecutaban la represión. A las mujeres, jóvenes y ancianos detenidos este día se les golpeaba en la explanada del Congreso Nacional, se les mantuvo en esas condiciones mas de tres horas antes de ser trasladados a la sede de los Cobras, un cuerpo elite de la policía, un lugar ilegal para mantener detenidos. Ellos no fueron presentados ante autoridad competente antes de las 24 horas que establece la ley, se tardaron 36 horas para hacerlo, y a pesar de ello no se les dejó libres, se les impuso medidas cautelares a los que lograron demostrar arraigo y a los otros se les remitió a la Penitenciaria Nacional junto a los presos comunes. Los periodistas ya no estamos seguros, nuestros equipos fotográficos empezaron a ser considerados botín de guerra de los militares y policías al servicio de los golpistas. Las cámaras fotográficas les proporcionan información de inteligencia y los celulares que decomisan van a parar a los bolsillos de los y las policías que los decomisan.

 

MC.- Ante la implicación de El Heraldo y La Tribuna en el golpe de Estado ¿qué función han venido a suplir los blogs, websites y redes informativas?

EM.-Los blogs, websites y redes informativas se convirtieron en determinado momento en nuestros únicos medios de comunicación en determinados momentos. Nos quedamos sin medios para informarnos en los primeros días del golpe de Estado; policías y militares se tomaron las instalaciones de las radios y canales de televisión  identificados con el presidente Manuel Zelaya en el tema de la consulta popular y  les suspendieron las transmisiones. Las principales empresas de televisión por cable bloquearon todos los canales de noticias, los nacionales, los centroamericanos, los internacionales. Nosotros no podíamos ver ni CNN; la señal de teleSUR o CubaVisión fueron las primeras en desaparecer. La señal del Canal 8 fue clausurada dos o tres horas después del secuestro y expulsión del presidente Zelaya.  No sabíamos con certeza lo que estaba ocurriendo en Honduras. Los únicos medios que transmitían eran los que formaban parte del complot en contra de la institucionalidad. Los medios golpistas continuaban con su programación normal: novelas, cómics para los niños, películas, etcétera. Querían transmitir normalidad donde no la había. La muerte de Michael Jackson les cayó como anillo al dedo. De cualquier manera querían impedir que supiéramos la verdad. Los mensajitos por celular y las comunicaciones a través de Internet fueron claves para compartir información. Por estos medios nos fuimos enterando de lo ocurrido y de las movilizaciones que se estaban dando frente a la Casa Presidencial, de las protestas en las principales ciudades de Honduras, así nos informamos de la conferencia de prensa que el Presidente Zelaya brindó en pijama desde el aeropuerto de San José de Costa Rica.

 

MC.-¿Cuál es la estrategia para que la información alternativa sea leída por los ciudadanos sin acceso a Internet en Honduras?

EM.-Los periodistas y comunicadores que nos identificamos con la causa de la resistencia nos estamos reuniendo para analizar nuestro trabajo, para coordinar esfuerzos y sobre todo para potenciar los medios que nos permitan llegar a esos espacios donde todavía somos débiles. De las reuniones surgen propuestas para organizar redes de comunicadores para alimentar los diferentes medios que se oponen al golpe de Estado. Somos concientes de la necesidad de contar con una mayor cantidad de radios comunitarias para organizar, motivar, educar y movilizar al pueblo. En las reuniones de comunicadores participan compañeros con experiencia en todos los medios posibles, no descartamos a ninguno, participan los que hacen pintas en paredes, fotógrafos, los que diseñan y alimentan los blogs, los que hacen prensa escrita, serigrafía, radio y los que trabajan el video. Cualquier comunicador que luche en contra de los políticos, militares y empresarios golpistas y que voluntariamente quiera integrarse a los espacios de comunicación del Frente de Resistencia es bienvenido.

 

MC.-¿Crees que los futuros estudiantes de periodismo analizarán y juzgarán el papel de los medios de prensa escrita y televisiva al servicio del golpe de Estado?

EM.-El golpe de Estado ha polarizado a la sociedad y a todos nos obliga para tomar posiciones políticas. No sólo los estudiantes de periodismo analizan y juzgan el papel de los medios de comunicación y de sus periodistas, lo está haciendo el pueblo hondureño. Creo que en este sentido hay que “agradecerles” a los golpistas por facilitarnos las cosas. Estimo que con sus acciones la derecha expuso su verdadero rostro, terminaron de quitarse la careta, se desnudaron. El golpe de Estado polarizó a la sociedad mucho más que las acciones del Presidente Zelaya y su tema de la consulta popular o Cuarta Urna. Todos participamos, de una forma u otra, en uno de los bandos: con la resistencia o con los golpistas. Un pequeño grupo de oportunistas, integrado por esos taimados que hacen negocios con Dios y con el diablo, que se arropan con el “profesionalismo”, con la “objetividad”, se mantienen al margen haciendo cálculos para no ver menguados sus ingresos. Este grupito no es gente de principios y como los golpistas apostaban a vernos cansados en los primeros días o semanas de lucha. Es un grupo reducido pero peligroso que suele presentarse como el dueño de la verdad y suelen descalificarnos por radicales, recurren y se protegen en sus organizaciones, en la llamada “sociedad civil”, son buenos para escribir libros y análisis.

 

MC.- Finalmente, hemos visto al pueblo organizarse para defender su libertad y democracia, ¿qué lecciones periodísticas te dejan los setenta días de la resistencia popular hondureña?

EM.-Que la neutralidad en el periodismo es una utopía, en la historia se toma partido por acción u omisión. No es digno ser apenas un espectador. Personalmente tomé el camino de la acción para ser coherente conmigo mismo, con mi pasado y con mi futuro. Descubrí que la lucha de clases no ha desaparecido. Creo que es necesario entregar medios de comunicación al pueblo, a sus organizaciones. Necesitamos llenar los pueblos de radios comunitarias, enseñar a leer a nuestra gente, desaparecer el analfabetismo. Es necesario enfatizar en el papel educativo de los medios de comunicación de comunicación. He aprendido que el futuro es nuestro es de los pueblos que luchan y que en este momento es nuestro turno.

 

Desde que era estudiante universitario, a principio de los años ochenta, empecé a trabajar vinculado al tema de los derechos humanos.  Para esa época y con aproximadamente 22 – 23 años forme parte del equipo técnico del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH) que presidía el ahora traidor del pueblo Ramón Custodio López; él había recogido la bandera dejada por el Padre Guadalupe Carney, sacerdote de origen norteamericano que en 1979 había sido expulsado del país después de despojarlo de la nacionalidad hondureña. La expulsión del padre Guadalupe fue ejecutada por el gobierno militar que por entonces gobernaba el país. Por aquellos días yo regresaba a los estudios universitarios después de una corta experiencia en la Congregación pasionista para estudiar sacerdocio. La congregación trabajaba en el departamento de Santa Bárbara, en el occidente del país. De regreso en la universidad me vinculé a los grupos de jóvenes católicos que luchaban por la paz y la justicia. Recuerdo que era muy activo y uno de los dirigentes del Movimiento Hondureño de Estudiantes Católicos (MHEC), afiliado al Movimiento Internacional del Estudiantes Católicos (MIEC) y a la Juventud de Estudiantes Católicos Internacional (JECI). En el MHEC teníamos muy clara la “Opción Preferencial por los Pobres” que recomendaba el “Documento de Puebla” aprobado en la última Asamblea del Episcopado de America Latina celebrada en 1979 en la ciudad de Puebla, México. La mayoría de  las personas que inicialmente formamos el equipo humano del CODEH veníamos de la iglesia católica. Una persona clave para estructurar lo que sería esta organización de derechos humanos, también era un estudiante de periodismo. Este fue mi primer trabajo formal en Tegucigalpa. Mi espacio de esos años era religioso. Vivía en la “Casa Orbis”, un pensionado que Monseñor Marcelo Gerín, obispo de origen canadiense de la Diócesis de Choluteca, tenía en la colonia Kennedy para recibir a estudiantes católicos pobres que proveníamos del interior. En la “Casa Orbis” vivíamos una buena parte de los militantes del MHEC, por lo que la casa también era otro lugar para el debate y el crecimiento personal. De los casi jóvenes que vivíamos en la “Orbis” apenas dos profesaban ideas de derecha. En el día trabajaba en el CODEH y por la tarde-noche seguía con mis estudios en la Escuela de Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). El trabajo en el CODEH era como clandestino, nadie de mis amigos o compañeros de estudio sabía en esos primeros años donde trabajaba. Por el CODEH de esos primeros años pasamos muchos cristianos y estudiantes de periodismo.

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