Ciudadania Express
Viernes 11 de septiembre, 2009. 08:59 am

LOS DILEMAS DEL PRD

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Isidoro Yescas MARTÍNEZ. °

 

 

Oaxaca, México.- Se nos ha convocado a realizar una revisión crítica sobre el pasado y el presente del PRD y los perredistas y para tal propósito en la convocatoria  a este Primer Foro Estatal Refundacional hacia el XII Congreso Nacional se proponen cuatro ejes de análisis: la línea política, el programa, los Estatutos y su Declaración de Principios.

 

 

La premura con la que hemos sido convocados impide profundizar por ahora en alguno de estos cuatro temas, no obstante siempre será saludable para la vida interna del PRD y  para la izquierda en su conjunto  aproximarse a  un análisis general sobre lo que ha hecho y dejado de hacer un partido político que se reclama “de izquierda, amplio, plural, moderno, socialista y  democrático”, como se define en su Declaración de Principios.

 

 

[caption id="attachment_26631" align="alignleft" width="300" caption="¿Podrá lograr se un verdaderos partidos de izquierda, sin tribus ni corrupetelas?"]¿Podrá lograr se un verdaderos partidos de izquierda, sin tribus ni corrupetelas?[/caption]

¿Qué tan  plural, moderno y democrático puede ser un partido político cuando lo que ha prevalecido en su vida interna han sido prácticas, líneas políticas  y estrategias electorales definidas fundamentalmente  por las corrientes políticas y en muchas ocasiones por  familiares  y no por la militancia, cada vez mas ausente en su estructura de poder?

 

 

 

En sus Estatutos, se dedica todo un capítulo (el XIV) a las denominadas corrientes de opinión  para  normar  sus derechos, obligaciones y sanciones. Así, por ejemplo, se señala en el artículo 43, inciso 2, que “la integración de un miembro a estas corrientes en ningún caso significará PRIVILEGIO O AGRAVIO para otros miembros del Partido”. Luego, en el inciso 3 del mismo artículo, se lee: Los afiliados en corrientes de opinión “NO PODRÁN REPRESENTAR AL PARTIDO, ni sustituir a sus instancias y órganos, ni organizar comités de base a su nombre, y deberán aplicar y defender las resoluciones del Partido, así como APOYAR a las y los candidatos del Partido a cargos de elección popular, INDEPENDIENTEMENTE  de que éstos sean o no integrantes de alguna corriente”.

 

 

Sin embargo, en los hechos, ocurre todo lo contrario: los militantes que no pertenecen a alguna corriente prácticamente tienen canceladas las oportunidades para aspirar a cargos dentro de la estructura nacional, estatal, local o regional del PRD y lo mismo ocurre para contender por una candidatura a algún cargo de elección popular. Para gozar de ese privilegio, y no sufrir el agravio de ser toda la vida un militante sin derechos políticos, es casi un deber afiliarse a alguna corriente.

 

 

Pero con el paso del tiempo el papel de las corrientes de opinión, mejor conocidas como tribus, porque no tienen lideres sino jefes y sus  disputas    registran tal grado de belicosidad que se asemejan a las guerras tribales , han cobrado tanta fuerza e influencia política dentro y fuera del PRD que en ocasiones sustituyen de facto al partido y a sus dirigencias electas estatutariamente. Lo que ahora ocurre con el delegado electo de Iztapalapa, Rafael Acosta (a) Juanito, es un caso  revelador y no menos patético de cómo una disputa entre corrientes, líderes y partidos de izquierda  no solamente ha debilitado y desprestigiado al PRD  sino a la izquierda en su conjunto.

 

 

En Oaxaca este tipo de expresiones también le ha restado fuerza electoral  y credibilidad   política por varias razones: 1) porque  las viejas y recurrentes  disputas por el control de la dirigencia estatal del partido, , se han traducido en vacíos de autoridad, crisis de liderazgo y ausencia de un trabajo sistemático de organización política; 2) por una limitada y endeble estructura partidista a nivel estatal, distrital y municipal,3) por la falta de responsabilidad y compromiso político con los movimientos sociales de la entidad  , 4) por las relaciones de complicidad sostenidas desde el sexenio pasado entre la mayoría de  los líderes de las corrientes de opinión,  sus legisladores locales  e inclusive de  algunos dirigentes estatales  con el gobierno del estado y grupos de poder  5) por la incapacidad  o negligencia  de la dirigencia nacional del PRD y de sus órganos estatutarios  para hacer respetar la disciplina interna y, en su caso, aplicar las sanciones correspondientes. 

 

 

Un partido que en su expresión local cuenta  con dirigentes y legisladores que se han preocupado mas para resolver su futuro personal, familiar y político, que, además, no se desempeñan como políticos profesionales sino como políticos de ocasión descuidando  todo el trabajo de reclutamiento y formación de cuadros así como una sólida labor de organización política y  territorial,  está condenado a ir perdiendo no solo votos sino respeto y confianza de su militancia y de esa ciudadanía activa que aun confía en una transición democrática y un cambio político por la vía de las urnas.

 

 

A nivel nacional su votación en las contiendas federales ha ido decreciendo, a tal punto que si en el 2006, coaligados con los partidos que integraron el Frente Amplio Progresista, estuvieron a punto de ganar la Presidencia de la República, hoy están ubicados como la tercera fuerza política. En Oaxaca pasaron de segunda a tercera fuerza electoral y ese escenario, y la propia división del FAP, lo convierte por sí solo en un partido con bajo margen de competitividad, aun cuando otros partidos aliados como el PT y el PC tuvieron un descenso aun mas crítico al  ubicarse en la cuarta y quinta posición, respectivamente. Por eso mismo,  sus dirigentes y órganos de gobierno están obligados a ser los primeros  en realizar un amplio ejercicio de autocrítica y en reconstruir su unidad, indispensable en la coyuntura pre-electoral que hoy vive Oaxaca.

 

 

Si no se quieren exponer a una mayor debacle que la que sufrieron en las recientes elecciones federales deben pasar ya de los discursos y declaraciones de prensa a la definición de políticas y estrategias que les permitan en las elecciones del 2010 reposicionarse y apostarle a una amplia alianza electoral con otras fuerzas políticas y sociales de la entidad. Y por eso también la dirigencia nacional debe asumir como prioritario un proyecto de esta naturaleza no solamente porque Oaxaca ya requiere de una alternancia y un cambio democrático y estructural, sino porque su refundación debe pasar por la prueba de las urnas y el diseño de una política de alianzas de largo alcance.

 

 

En ese sentido, es una buena señal que el 4 de septiembre  la Comisión Política Nacional del PRD hubiese tomado  la decisión de aprobar la construcción de una amplia alianza electoral con otros partidos políticos estableciendo para tal efecto los mecanismos legales y operativos para la conformación de una coalición opositora. Ahora, corresponderá a éste y otros órganos directivos a nivel nacional y al Comité Ejecutivo Estatal instrumentar en tiempo y forma dichas resoluciones.

 

 

Un Estado “democrático y social de derecho” como el que se propone instaurar el PRD en México, requiere de un partido comprometido y respetuoso de su propia legalidad , con dirigentes honestos y dispuestos a sacrificar sus cuotas de poder  y  privilegios  burocráticos en beneficio de la sociedad.

 

 

Desde su fundación en 1989 , este partido de izquierda  no ha podido consolidar un proyecto nacional de transformación ni en lo ideológico, ni en lo político, mucho menos  en lo social ,porque sus prioridades se han definido sobre todo por las coyunturas electorales, el pragmatismo de sus dirigencias , la dinámica impuesta por las corrientes de opinión y sus relaciones de poder dentro y fuera del partido. Mas que como  partido ha funcionado como una confederación de tribus y con dirigencias    mas proclives a las componendas con el poder público  que al compromiso con los principios y el programa partidista o, en su caso, con lideres con  vocación  caudillista y patrimonialista.  En ambos casos el resultado ha sido  la división  y desarticulación progresiva del partido, un descenso notable en sus triunfos electorales, bajo crecimiento territorial y la ausencia de una línea política  que lo posicionen como una opción viable de la izquierda mexicana.

 

 

Por eso mismo en su proceso de refundación que ha anunciado me parece que mas que dedicarle tiempo y esfuerzos a la modificación de  sus documentos básicos, que por supuesto deberán revisarse y actualizarse, el PRD deberá poner mayor atención a la praxis política. Si hay uno, dos tres, muchos “perredés” a lo largo y ancho del país es porque se ha roto con la disciplina, los principios políticos  y las  normas estatutarias que rigen su vida interna.  Y eso es lo que deber corregirse aplicando las sanciones ya estipulados en sus Estatutos.

 

 

Si los gobiernos de los estados se inmiscuyen en su vida interna o  tienen el control parcial o total  de algunos de sus órganos de gobierno aplíquense también los Estatutos para devolverle la institucionalidad e independencia  al partido y recuperar la  confianza ciudadana.

 

 

 Un diagnóstico sobre las debilidades y fortalezas organizativas y electorales del PRD a nivel nacional y en cada estado, distrito y municipio, puede constituirse en un buen punto de partida para valorar si lo que este instituto político requiere es su refundación o, como ya lo han sugerido otras voces autorizadas, es la hora de dar paso a su disolución y  a la construcción de un nuevo partido de izquierda, tan plural como lo es hoy la sociedad, y tan democrático como los nuevos tiempos del país lo exigen.

 

 

En El Político y el Científico, el sociólogo alemán Max Weber escribió que deben ser cualidades del político (léase dirigentes de partidos o dirigentes sociales)  la pasión, la responsabilidad, la mesura y la ética. Pasión por una causa, responsabilidad para tomar decisiones, mesura para conservar la distancia entre los hombres y las cosas y ética para no corromperse y caer en el juego de las vanidades.

 

 

Tal vez  es tiempo de que en el PRD se reflexione en voz alta sobre estos valores para recuperar el tiempo perdido y reasumir ese  liderazgo que tanta falta le hace para reivindicar las luchas y la historia de la izquierda mexicana.

 

 

Texto leído el 9 de septiembre del 2009 en el Primer Foro Estatal Refundacional del PRD ,hacia el XII Congreso Nacional, celebrado en la ciudad de Oaxaca..

 

 

 

 

 

 

 

 

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