Por Fortino TORRENTERA O
Oaxaca, México. En uno de sus últimos viajes a Oaxaca, hace un par de meses, Macario Matus concedió a este reportero una entrevista en la que denotaba el amor que profesaba por su lengua materna y su ojo crítico sobre el panorama cultural en Oaxaca y su natal Juchitán.
Macario Matus, fue sin duda uno de los escritores en lengua zapoteca más importantes no sólo por su producción literaria y sus precisas traducciones de textos clásicos y contemporáneos, sino por el dominio que tiene de ella, que lo catalogó como un “Zapotequista”, como algunos lo identifican en la región del Istmo.
[caption id="attachment_21845" align="aligncenter" width="389" caption="El poeta y traductor zapoteco, Macario Matus en una de sus últimas visitas a Oaxaca."][/caption]
Nacido en el corazón de Juchitán de Zaragoza, el poeta, narrador, ensayista, traductor y periodista colaborador de El Excélsior y Unomásuno, aseguraba que el zapoteco no morirá mientras uno sólo lo hable.
Para el autor del libro de poesía “Los zapotecas” (Binni záa) y director de aquella histórica Casa de la Cultura de Juchitán donde se engendró a finales de setenta un movimiento social y cultural de trascendencia internacional, decía que el objetivo son los jóvenes:
- Como escritor y especialista en tu lengua ¿Qué planeas frente a la gradual pérdida del zapoteco especialmente en Juchitán donde estaba más arraigado?
Lo que pasa es que hay una deformación del lenguaje y la escritura, Suponen que si uno habla una lengua indígena, es un freno para otra que en este caso sería la española, yo les digo que es un error, porque se pueden aprender ambas.
Yo nací con el zapoteca y en la primaria todos se burlaban de mí, los maestros empezaron y los compañeros también lo hacían, pero creo que uno nace con un orgullo por su lengua que es parte de la esencia, de la identidad de cada quien.
Ahora bien, el cerebro puede manejar varias lenguas, pero depende de cada quien tener claro para qué la quieres manejar; por lo que para hacer literatura leo la gran poesía el Siglo de Oro; muy jodidamente, García Lorca, pero desde antes, desde Cervantes o el Arcipestre de Hita, donde se halla la gran poesía.
Nuestro compromiso es entonces manejar aquella otra lengua sin olvidar la nuestra que es la zapoteca, lengua que no le pide nada a ninguna otra, incluyendo a la francesa, pues tiene todas las posibilidades de desarrollo.
- Pero llama la atención además los recursos del zapoteco que maneja el doble sentido e imágenes poéticas que ni siquiera tienen traducción al español
Si, es difícil como cualquier lengua que traspasa a otra siempre pierde algo, pero el secreto de la lengua zapoteca, pero es que ninguna palabra termina en consonante, lo que podemos identificar con la poesía del Siglo de Oro.
Hay que notar esa riqueza, pues en el español hay cinco vocales, pero en el zapoteco la multiplicamos a 25 y más, siendo entonces una lengua polifónica; pues tenemos A baja, A arriba, A quebrada, A sesgada y así van saliendo sonidos de la misma vocal.
- Frente a la perdida de esta rica lengua, ¿plantearías algún mecanismo de rescate o revaloración de la lengua y del registro, pues mucho no está escrito?
Los españoles dijeron que estas lenguas no existían, las minimizaron, pero nosotros hicimos libros, discos, canciones, por eso creo que el zapoteco no se va a morir, mientras haya uno que lo hable, es suficiente.
Por eso desde que estábamos en la casa de la Cultura hemos hecho libros para que las nuevas generaciones, principalmente los niños no pierdan la continuación de esa lengua maravillosa.
La lengua zapoteca es igual que todas. Yo leo poesía mucha poesía bilingüe como la Alemana, la inglesa y cuando hago traducciones al español lo hago al zapoteco para probar su pasa el sonido y claro que lo pasa, hasta en la obra del poeta chino Li Tai Po. Ello porque la poesía tiene un fondo que es musical y es la poesía universal.
- Además de escritores, sabemos que descubriste el talento de otros artistas como el genio creador de Jesús Urbieta, ¿Cómo recuerdas ese momento?
Pues él quería ser escritor y le dije a tiempo hasta que vi unos bocetos que hizo con plumón y le dije: “Tienes que irte de aquí, porque Juchitán es un botín para los políticos, para gente imbécil. Vete a México, a Nueva York, Alemania, Francia, porque aquí no cabes, no puedes ser genio para unos cuantos y muy codos que te van a comprar una pinche obra, así que huye de este pueblo. Me hizo caso y en cinco años había triunfado”.