UNAM/Ciencias
Oaxaca, México.- Por falta de apoyo y sensibilidad de sus familiares, la población más abandonada en el área terapéutica es la de los adultos mayores, señaló el académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, Mario Alberto Patiño Ramírez.
[caption id="attachment_19667" align="alignleft" width="300" caption="El abandono de las personas de la tercera edad"][/caption]
La situación provoca que los ancianos se depriman y presenten ansiedad y diversas alteraciones emocionales, que se aúnan al deterioro orgánico progresivo. “El problema es que no tienen manera de resolver sus dificultades porque en la mayoría de los casos dependen de alguien más”.
Resulta preocupante que ante este escenario, las personas de la tercera edad no reciban atención psicológica a menos que sus parientes comiencen a observar conductas “extrañas”. En estos casos, lo más recomendable es recurrir a la terapia familiar, porque así los integrantes adquieren conciencia de las dificultades y necesidades de la longevidad.
Patiño Ramírez explicó que un aspecto que presentan los adultos mayores que asisten a consulta es el rechazo de sus seres cercanos, que rara vez toman en cuenta sus necesidades y no ofrecen comprensión. Por el contrario, lo más factible es que los familiares acusen al anciano de ser “difícil de tratar”.
“Las personas añosas se deprimen porque no pueden realizar las actividades que solían efectuar. Por ello, se debe trabajar con los parientes para que sepan cómo proporcionarles un espacio emocional y social que se traduzca en calidad de vida”, sugirió.
Radiografía del consultorio
Al consultorio psicológico acuden pacientes de todas las edades, condiciones y géneros, pero la mayoría es predominantemente femenina, aunque no significa que tengan más problemas que los hombres, sino que no tienen reticencias de aceptar sus debilidades ante un especialista.
La mayoría de las veces, las mujeres buscan apoyo por complicaciones en sus relaciones (de pareja o familiares) y depresión, a diferencia de los hombres, que soliciten más atención por trastornos de ansiedad, como estados persistentes de angustia, miedo a morir y pavor a los accidentes o a la enfermedad, así como por adicciones. Sin embargo, los prejuicios culturales hacen que los varones desistan del tratamiento con facilidad.
Los niños también son pacientes recurrentes, sólo que a diferencia de los casos expuestos no piden ayuda, sino que son canalizados por instituciones escolares por presentar complicaciones de aprendizaje y conducta.
Una nueva alternativa ante la cotidianidad
La vida moderna impone ritmos que hacen que el individuo no tenga tiempo para sí mismo y mucho menos para un tratamiento psicológico prolongado.
Ante esta circunstancia, la terapia breve es una opción recomendable, porque en un intervalo de tres a 10 sesiones el especialista se ocupa del problema.
Debido a que el tren de vida actual imposibilita que los pacientes asistan regularmente a las sesiones tradicionales, Patiño recomendó el uso del chat y el teléfono como medios de apoyo psicológico viables.
Sin embargo, Patiño señaló que la terapia breve es una alternativa viable que no debe ser prejuzgada, porque se trata de un trabajo serio que se enfoca al análisis y solución de diversos conflictos emocionales.