UAM/Ciencias Políticas   Oaxaca, México.- Con el advenimiento de los procesos de transición, la ciudadanía exige amplios márgenes de colaboración y pone en entredicho la efectividad de la democracia participativa, señaló la doctora Laura Valencia Escamilla, profesora-investigadora del Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).   La docente de la Unidad Xochimilco advirtió que el tratamiento contemporáneo de la comunidad se vincula con la clase social y los derechos sociales integrados al Estado benefactor; sin embargo, la reducción de la acción y de la presencia institucional de éste conlleva una amenaza latente contra dichas garantías.   [caption id="attachment_37112" align="alignleft" width="221" caption="Para reflexionar sobre la trascedencia de la ciudadanía"][/caption] Durante la presentación del libro La Ruta de la ciudadanía, del doctor José Luis Tejeda González, académico del citado Departamento, la especialista en partidos políticos subrayó que en el contexto actual la colectividad está enfrentada por la globalización, cuyo desarrollo se ve contrariado por una sociedad en riesgo por las migraciones y el multiculturalismo.   Valencia Escamilla refirió que en este sentido la ciudadanía no es un ente homogéneo, y que la pluralidad y la heterogeneidad pueden llevar al enfrentamiento de los habitantes por la polarización generada por sus propias fobias: terrorismo, narcotráfico y pobreza.     La condición de miembro de una comunidad en su largo caminar junto al Estado ha adquirido personalidad propia debido al desplazamiento del poder, que ha pasado de lo religioso al militar, político y económico, hasta llegar al simbólico o comunicativo, en el que la relación de sometimiento se da en la medida que se resta libertad, movilidad e iniciativa social.   El doctor Luis Miguel Valdivia Santamaría, profesor-investigador del Departamento de Política y Cultura, mencionó que la situación política, económica y social que se vive en México y en el mundo, evidencia un proceso de anomia y destrucción de la ética social, debido a los excesos de la derecha y la izquierda políticas.     Un fenómeno que se aprecia desde la construcción de la ciudadanía es la falta de interés por la representación y la participación. La clase media que históricamente ha tomado las decisiones, sigue siendo reflexiva y sirve de mediadora de las grandes contradicciones en los espacios gubernamentales.   El vacío debió haberlo llenado las organizaciones no gubernamentales, pero debido a los apoyos económicos para su acción han perdido representación como vigilantes de los derechos humanos, aclaró.   “Presenciamos la destrucción ética de la política, que ya no da certidumbre ni del pasado, presente o futuro a la comunidad”.   El doctor Tejeda González, autor del libro La Ruta de la ciudadanía, apuntó que el concepto de ciudadanía se discutió mucho en los años noventas cuando se desvanecieron parte de las grandes narrativas –como el socialismo y el marxismo–, que movilizaron el mundo moderno del siglo XX.   Una de las motivaciones para investigar sobre el tema, apuntó, fue encontrar y recuperar la vertiente democrática de partidos políticos, sindicatos, organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales, que son corporaciones con un potencial importante en la construcción del estado.   Por tanto es una cuestión relativamente reciente en términos de su relevancia académica, política e histórica, ante el devenir de la edificación de la identidad para los habitantes.   En la actualidad, indicó el miembro del Sistema Nacional de Investigadores, la representación está en crisis por los altos niveles de desconfianza que tienen los electores, pero paradójicamente gracias a ello se ha incrementado la participación de los pobladores y la presencial, lo que ha llevado en respuesta un creciente autoritarismo por parte de los gobiernos.   Por esa razón habría que cuestionar qué hay más allá de la democracia, ya que lo que hasta ahora se ha conocido como social democracia no ha sido funcional.