Soledad Jarquín EDGAR
Oaxaca, México.- La filósofa feminista, Celia Amorós sostiene que la globalización neoliberal ha sido nefasta y trágica para las mujeres, ante el adelgazamiento y supresión del estado de bienestar, por lo que propone nuevos contextos, que sólo pueden ser construidos mediante la articulación, donde cobre sentido la emancipación de las mujeres.
En una conferencia en la ciudad de Oaxaca, invitada por Norma Reyes Terán, ex funcionaria pública, Amorós sostuvo que hoy más que nunca es necesario pensar que otro mundo es posible y no es posible pensar que nuestro “Desorden Mundial S.A.” es necesario.
Amorós Puente afirmó que la especie humana es la responsable de la supervivencia y de la calidad de vida y descartó la “presunta relación especial de las mujeres con la naturaleza”, ellas no tiene la obligación de salvar la naturaleza porque es responsabilidad de todos.
[caption id="attachment_34035" align="alignleft" width="206" caption="Celia Amorós y su crítica del neobileralismo contra las mujeres"][/caption]
Durante una conferencia a la que se invitó a un grupo de feministas oaxaqueñas, investigadoras universitarias y algunas funcionarias públicas y que en total no rebasaban el número de 30, la filósofa de origen español, aseguró que relacionar a las mujeres con la naturaleza “no ha sido de hecho ningún favor”.
Lo que ha procedido es a aplicar la ecuación “mujer es a la naturaleza lo que varón es la cultura y como se entiende que la cultura es superior a la naturaleza, el varón es superior a la mujer”, dijo la feminista invitada por Norma Reyes Terán, ex funcionaria del gobierno estatal.
Las mujeres están en determinadas situaciones más próximas a la naturaleza en función de las tareas que les son adjudicadas en virtud de la división sexual del trabajo y explicó que la bióloga y teórica feminista Dona Haraway tienen la virtud de desmontar estas ecuaciones esencialistas.
Amorós abundó que como lo plantea Haraway, es partidaria de que las mujeres entren el proceso de construcción de la ciencia y no esperar a que el producto esté acabado sin que la ciudadanía haya intervenido, necesitamos crear la República de la tecnología en lugar de la industria de bioética.
Ese es el sentido con el cual las mujeres campesinas articuladas deben ver sus saberes, “deben entrar en la República de la tecno-ciencia, ello debería formar parte de su ciudadanía, tal y como ya lo están haciendo algunas mujeres en la India”.
Sin embargo, añadió los varones procuran mantener a las mujeres en situación de serialidad atomizada, es decir, la impotencia sistemática, porque intuyen lo que puede hacer un sector oprimido al pasar de la situación serial a la de grupo, sobre todo si es organizada.
Premio Nacional de Ensayo 2006, por su obra “La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias”, Amorós cuestionó la globalización neoliberalizada y apuntó que paradójicamente la globalización que debería ser un paso decisivo en la concertación humana, es por el contrario el ámbito del desconcierto sistemático, que promueve el impero de la cosa frente al hombre.
Amorós Puente se refirió a otras ecofeministas y coincidió en que no se puede ignorar el impacto de la devastación de la globalización neoliberal en las formas de vida de las mujeres rurales del tercer Mundo.
Por ello, dijo “si el feminismo quiere mantener su vocación internacionalista deberá pensar también en términos ecologistas ya que las mujeres pobres de los países subdesarrollados son las primeras víctimas de la destrucción del medio natural”.
El feminismo encarna la Ilustración
La feminista que “encarna las consignas de la Ilustración para vindicar los derechos de las mujeres”, como la presentó Norma Reyes Terán, apuntó que entendemos que la ilustración no es un monopolio de occidente y que en otras culturas tienen lugar en determinada circunstancias procesos critico-reflexivo que con toda justeza pueden ser calificados de ilustrados.
“El feminismo apareció históricamente donde cayeron las viejas jerarquías estamentales clero, aristócratas y villanos y fueron sustituidas por concesiones de corte universalistas tales como sujeto, individuo y ciudadano”.
Recordó a la autora de Vindicación de los Derechos de la Mujer, Mary Wollstonecraft (1792), quien argumentaba que las mujeres debemos ser sujetos autónomos en el uso de nuestra razón y no permitir que ésta nos venga del varón tutor como luz indirecta, como si nos llegara de segunda mano.
El feminismo tiene una raíz Ilustrada y quiere la emancipación para todas las mujeres, no es verdad, como pretenden algunos, que sea un producto de occidente utilizado para colonizar a los pueblos indígenas, la opresión de las mujeres es un hecho universal y en algunos tiempos de occidente se dieron las condiciones para que este hecho se pusiera en cuestión, abundó la catedrática universitaria.
Crítica permanente y con una postura a rechazar las “chapuzas conceptuales”, Celia Amorós se refirió a la multiculturalidad que se refiere, dijo, al hecho empírico de la coexistencia de culturas diferentes en los mismos tiempos y en las mismas zonas geográficas. Es un hecho.
En tanto, el multiculturalismo no es un hecho sino una tesis normativa acerca de lo que las culturas son y cómo deben relacionarse entre sí, así como de qué modo puede y debe gestionarse políticamente su coexistencia. Incluso, podemos decir que sirvió para justificar el apartheid en Sudáfrica.
Diferencias y desigualdades ilegítimas
Las culturas no son homogéneas ni todas las diferencias son buenas, hay que convalidarlas con determinas piedras de toque, como la idea de igualdad como referente normativo, “son buenas todas aquellas diferencias que no generan desigualdades ilegitimas”, que además apuntó no son rasgos culturales.
En ese sentido, apuntó que la globalización neoliberal ha sido nefasta y trágica para los trabajadores, de manera especial para las mujeres tras el adelgazamiento o supresión del estado de bienestar, ha disfrazado los costos en prestaciones sociales en salud, educación y servicios al trabajo invisibles de las mujeres en el hogar, ha producido su híper-representación en las maquilas, en el trabajo sumergido e informal, tanto más despojado de derechos laborales cuanto en mayor medida es invisible.
Amorós añadió que nuevos y siniestros pactos patriarcales mafiosos que adoptan el imaginario libertino llevan la violencia sexista a ese límite en el orden de lo pensable y sufrible que son los feminicidios.
Las mujeres son víctimas preferenciales en los estados fallidos a consecuencia en buena medida de los mecanismos de exclusión que la globalización neoliberal conlleva y que propician y generan narcotráfico, economía criminal, crimen organizado.
El punto en que los marxistas y en especial los trotskistas creían que ante una catástrofe mundial, como la crisis en la que estamos inmersos, produciría una respuesta revolucionaria a escala mundial, vemos que el proletariado no se mueve de manera significativa como clase, sólo y nada menos que muchos proletariados de manera individual se suicidan, como sucede en Europa donde los trabajadores se lanzan a los trenes.
Frente a la globalización surgen los movimientos emergentes como los altermundistas y los ecologistas, ahí están las mujeres con un movimiento transversal porque atravesamos todos los frentes de lucha, para cuyas necesidades hemos de elaborar políticas epistemológicas alternativas, posicionamientos y dispositivos de conocimiento particulares.
De igual forma, la feminista de la igualdad, se pronunció “celebrar los mestizajes y resignificarlos”, ser verdaderamente globales y no provincianos globales. El apremio fundamental es construir un nuevo contexto para este mundo descontextualizado, solo así podremos tener un mundo vivible, dijo y recordó que las guerras son aparatos sistemáticos de descontextualización.
En ese sentido, la feminista de reconocimiento internacional por sus aportaciones señaló que los nuevos contextos sólo pueden ser construidos mediante alianzas, “construidos tomando como referente la articulación, la naturaleza está articulada y nuestra naturaleza social artefactual frente a la naturaleza empresarializada, genera contextos vivibles donde cobre sentido la emancipación.
El contexto vendría sugerido –dice Haraway- por una semiología política multicolor donde se destacaría los filtros verdes, rojos y violetas, porque hoy más que nunca es necesario pensar que otro mundo es posible y no es posible pensar que nuestro Desorden Mundial S.A. es necesario, concluyó la feminista de la igualdad.