Oaxaca, México.- “De la mano de la sociedad civil, es como mejor podemos proponer y estimular la lectura; no por decreto sino con el afán de formar seres libres desde la infancia”, aseguró Laura Emilia Pacheco, directora general de Publicaciones de Conaculta, durante la ceremonia de entrega de los premios El barco de vapor y Gran angular, convocados conjuntamente con la Fundación SM.
[caption id="attachment_29090" align="alignleft" width="300" caption="La ceremonia de entrega de los Premios de la Fundación SM"][/caption]
Acompañada por Leoncio Fernández, presidente de Fundación SM; Elisa Bonilla, directora de Fundación SM; Manuel Lezcano, director de Ediciones SM; Norma Muñoz Ledo y Jaime Alfonso Sandoval, representantes de los jurados de ambos certámenes, en el marco del Anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso, Pacheco señaló que “hoy celebramos lo mucho que hemos avanzado en el desarrollo de una lectura inteligente y sensible dirigida al público infantil y juvenil”.
En ese contexto, Teresa Domínguez Mora, recibió el premio de literatura infantil El barco de vapor por su novela histórica Encuentro con la gran ciudad; y Andrés Acosta el Gran angular, de literatura juvenil, por la novela Olfato.
También se entregaron los reconocimientos a las menciones honoríficas que en el caso de El barco de vapor, correspondieron a Erika Marcela Zepeda por Una zarigüeya en mi mochila; Alfonso Orejel Sodi por La venganza de la mano amarilla y otros cuentos; Javier Peñaloza por El día en que María perdió la voz. En el caso de Gran angular, fueron para Alejandro Licona por El club de los jóvenes inexistentes; y Fidencio González Montes por Sobredosis.
En su intervención, Laura Emilia Pacheco destacó que en México son los pequeños y jóvenes quienes más leen, pero que se trata de lectores ávidos y difíciles de complacer. Por ello, consideró que una convocatoria como la auspiciada por SM y Conaculta, no sólo invita a los escritores a aventurarse por nuevos territorios de la imaginación sino que además, promueve una oferta editorial más rica y con ello, propicia que los jóvenes descubran el gozo de la lectura.
Aludió al Programa Nacional de Salas de Lectura promovido por Conaculta, que en 2010 cumple 15 años de convocar a la sociedad civil para formar comunidades de lectores en todo el país, a las que de dota de acervos y capacitación. Y subrayó que es precisamente en esos espacios, donde desde hace varios años miles de lectores comparten los libros ganadores de El barco de vapor y Gran angular.
[caption id="attachment_29091" align="alignright" width="235" caption="El reconocimiento al talento de los ganadores Teresa Mora y Andrés Acosta"][/caption]
En su oportunidad, Leoncio Fernández, presidente de Fundación SM manifestó que la literatura que se produce a través de estos premios, quiere mantenerse como tarjeta de presentación de la Fundación SM que los convoca y de Ediciones SM que los gestiona, así como de las instancias que en cada país se suma, como es el caso de Conaculta en México.
Anunció que como fruto del trabajo desarrollado en los nueve países en que SM tiene presencia, en febrero de 2010 tendrá lugar en Santiago de Chile el Primer Congreso Iberoamericano de Lengua y Literatura Infantil y Juvenil, primero en su tipo que se realiza en la región.
Norma Muñoz Ledo, a nombre del jurado de El barco de vapor, se refirió a Encuentro con la gran ciudad, de Teresa Domínguez Mora. Apuntó que se trata de una historia que despierta muy diversas emociones; que tiene una tensión muy bien lograda y eso es, sin duda, una de las mayores satisfacciones para un lector.
También, la calificó de valiente por varias razones: aborda un género difícil que presenta el reto de recrear una época pasada; requiere un trabajo de investigación importante para que resulte atractiva y verosímil, cosa que consigue al ubicar al lector en el momento y lugar históricos, en la vida cotidiana del hijo de un jefe militar, así como de su sirviente y amigo, en el apogeo de Tenochtitlan.
Por su parte, Jaime Alfonso Sandoval, fue la voz del jurado de Gran Angular. Con tono fresco y hasta jocoso, dijo que Andrés Acosta hizo algo admirablemente temerario: escribir una novela sobre vampiros, un tema por demás manoseado. Pero que él descubrió un filón de oro, una veta por explorar: los vampiros mexicanos.
Recordó a sus referentes cinematográficos y resaltó que tanto en el cine como en la literatura, salvo honrosas excepciones, estos personajes no han sido tratados con respeto. En el caso de Andrés Acosta, consideró que hay un salto cualitativo. “Se deshizo de los colmillos de plástico, de las capas de terciopelo y los trajes de terlenka, para hincarle al tema renovando la plantilla”.
En su opinión, Olfato, cuyo protagonista es un adolescente de 17 años, es una novela dinámica, divertida y por momentos aterradora, sustentada en una espléndida investigación. “En sus páginas no hay ataúdes de naftalina, hay niños bien y otros mal, en las inmediaciones del Metro Insurgentes; hay emos que se inmolan con gusto o con disgusto, un buzo del drenaje profundo, un investigador de lo oculto en decadencia y una historia de amor con piercings.
Al hacer uso de la palabra, Andrés Acosta, comentó que toda novela es un vampiro y Olfato no es la excepción. “Le chupó la sangre a una residencia artística en Salzburgo, destinada a una novela que hasta la fecha permanece desangrada en un cuaderno; le chupó la médula al guión de un cortometraje que ahora luce pálido e inconcluso; se alimentó de unas vacaciones que nunca llegaron, de muchos cafés cargados frente al Parque México y del metal”.
Para concluir, puntualizó que “a partir de esta noche, Olfato despliega sus páginas como alas para emprender su primer vuelo y qué otra cosa puede pedir ahora, sino nutrirse de la sangre de los jóvenes lectores que ¿no es acaso la más fresca y vital de cuantas existen?
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