· La violación de derechos humanos y libertad de expresión del Ejército en Oaxaca
De la Redacción
Oaxaca, México.- En un hecho que evidencia la forma en que se conducen algunos miembros del Ejército Mexicano, en la supuesta lucha contra la delincuencia, integrantes del 98 Batallón de Infantería, sometieron con lujo de violencia y mantuvieron retenido de manera ilegal durante una hora y media, al periodista del diario Noticias, Voz e Imagen de Oaxaca, Ernesto Reyes. El periodista es también corresponsal en Oaxaca del Noticiario Hoy por Hoy de XEW Radio.
El arresto a todas luces anticonstitucional pues el comunicador no estaba cometiendo ningún delito en flagrancia, sucedió a las 9:38 horas de este lunes 20 de julio. Este argumento fue esgrimido ante el comandante de la partida militar ( a quien sus subordinados identificaban como “Lobo”) en voz del periodista, pero su exigencia para que lo liberaran nunca obtuvo respuesta positiva. Fue objeto de burlas y agresiones verbales.
Ernesto Reyes viajaba en su vehículo acompañado por su esposa, Odilia Torres Ávila e intentó tomar una fotografía desde su teléfono celular a miembros de la Agencia Estatal de Investigaciones en el momento en que realizaban el arresto de un supuesto extorsionador sobre el camellón central de la vía federal.
Los hechos ocurrieron a 30 metros del campamento de los militares, que mantienen un retén sobre la carretera federal 190 Oaxaca-México en inmediaciones de Hacienda Blanca, entre los límites de San Pablo Etla y San Lorenzo Cacaotepec, cerca del Seminario de la Santa Cruz.
En el momento de los hechos el retén no estaba instalado porque a decir de los propios efectivos, se encontraban en el interior desayunando. Los militares estaban acantonados en terrenos de una fábrica de tabiques de cemento, provistos de un aparato de radiocomunicación y un camión de redilas con número económico 0898273.
Del interior del campamento salieron los militares provistos de su armamento y procedieron a arrestar a los agentes policíacos y a su detenido, así como a una persona mayor de edad, remitiéndolos al interior del campamento e incautándole las armas que portaban.
Pero al notar que el periodista sostenía su teléfono en la mano, los soldados del Ejército Mexicano se le fueron encima con el fin de incautarle el aparato telefónico y uno más que traía consigo ( uno de los teléfonos es propiedad de la casa editorial donde labora). Además con lujo de violencia, detuvieron también a su esposa Odilia Torres Ávila, y le arrebataron su teléfono, incomunicándola durante más de 20 minutos dentro del campamento.
Aunque Torres Ávila fue liberada, no sin antes introducirse en el vehículo y catear las pertenencias del periodista, los soldados se negaron a devolverle su teléfono con el fin de que no pudiera comunicarse para dar a conocer los hechos, dado que hay pocos comercios en esta zona.
La queja sobre este abuso a los derechos humanos y el ejercicio de la libertad de expresión fue interpuesta vía telefónica por el periodista ante Jorge del Muro, Subdirector de Orientación de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, instancia que por oficio la remitió a la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
El Centro Nacional de Comunicación Social tuvo conocimiento de los hechos para enviar una alerta nacional e internacional según el protocolo para el registro, documentación y seguimiento de agresiones a periodistas en el ejercicio de sus funciones así como por ataques a la libertad de expresión.
Según el recuento posterior de los hechos, el incidente tuvo que ver con la detención de un supuesto extorsionador y su cómplice realizada por miembros de la Agencia Estatal de investigaciones, como consecuencia de una denuncia.
Los policías fueron arrestados por los soldados y retenidos durante una hora y media también en el interior del campamento, despojándolos de su arma de cargo y de una videocámara, al igual que el presunto delincuente y su cómplice, que había sido detenido horas antes. Ambos fueron remitidos ante las autoridades respectivas después que los agentes fueron liberados.
Cabe destacar que para auxiliar a su compañero acudieron al lugar – ubicado a unos 10 kilómetros al poniente de la capital oaxaqueña- el reportero de información policiaca Víctor Zárate y el reportero gráfico Mario Jiménez Leyva. A este último, los soldados trataron de arrebatarle también su equipo de trabajo.
En respaldo de los militares del campamento, acudió un convoy de soldados en tres camiones, además de funcionarios de la Procuraduría General de Justicia del Estado quienes fueron a rescatar a los agentes.
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