Horacio RENTERÍA
San Diego.- Claudio Jiménez y su esposa Ana Benítez vivían en su natal estado de Oaxaca, México, en un estado de extrema pobreza.
Indicaron que su raquítico salario apenas les alcanzaba para comer y sus condiciones de vida, naturalmente, eran deprimentes, y en gran medida, como la mayoría de los residentes de ese estado, que viven en condiciones de miseria y abandono gubernamental.
Pero la tierra de Benito Juárez ha sido cuna de hombres notables y valientes que han dado lo mejor de su país.
[caption id="attachment_37568" align="alignleft" width="300" caption="La Familia Jiménez Benítez son parte de los miles de migrantes que viven en EU amenazados de ser deportados."]
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Tal es el caso de Claudio y Ana, que aún solteros y sin conocerse, ambos ya trabajaban como asesores y promotores en el Instituto de Educación para los Adultos (INEA), un organismo público dependiente de la Secretaría de Educación Pública, en México, dedicada a impulsar la alfabetización de los mexicanos mayores de 16 años. Ana Benitez dijo que comenzó esta experiencia desde 1985 en la comunidad de Huajapan de León, Oaxaca, mientras que Claudio Jiménez –de origen indígena y quien habla la lengua mixteca y zapoteca- afirmó que lo hizo en 1989 en la comunidad de San Jorge Nuchita.
Fue precisamente en ese año cuando ambos se conocieron y se encontraron en las funciones del INEA y contrajeron matrimonio. Sin embargo, por las dificultades económicas mencionadas, Claudio se vino solo a Estados Unidos, y comenzó a trabajar primero en Deleno, California, donde laboraba en la poda de la uva y luego se vendría a Poway.ara trabajar en labores del campo y construcción.
Al igual que sus paisanos, Claudio vivía en críticas casitas construidas con triplay, en medio de cerros y cañones, donde también residían junto a los miembros de la comunidad oaxaqueña en San Diego y algunas familias guatemaltecas.
Con esfuerzo y empeño esta ejemplar familia mexicana ha ido logrando su propósito de superarse cada día: todos hijos están ahora estudiando en este país: Desde el pequeño Geraldi, de 3 años de edad, Dioana de 7, Claudio de 14, Stephany de 16, e Ingrid, de 17.
Lo realmente impresionante de esta unida familia hispana es que la mayoría de sus miembros –con excepción del pequeño Geraldi- prestan servicios de apoyo voluntario en la Plaza Comunitaria y Centro de Capacitación Access de Linda Vista, por lo que este año la familia Jiménez Benítez recibió el premio “Toribio Romo, un reconocimiento que anualmente se otorga a los migrantes destacados por su esfuerzo de capacitar y educar a otros migrantes que han llegado a este país. Recuerda Claudio Jiménez que se incorporó a este programa, como voluntario, por la relación de amistad que Manlio Correa, un pionero del programa y quien ha trabajado –desde hace muchos años con el INEA y el Consulado de México en San Diego, lo invitó a tomar parte en el mismo.
Otro hecho significativo que dignifica al matrimonio de Claudio y Ana Benítez es que desde hace seis meses se dan tiempo para apoyar, asimismo, como voluntarios en el programa... del Centro Comuntario de Linda Vista, denominada Convivio Latino, Familias Unidas, donde abordan diversos temas sobre prevención de pandillas, y otros asuntos que inquietan a la comunidad.
Piedras en el camino
Pero el esfuerzo de la familia Benítez se vio empañado el 20 de Mayo de este año, cuando sorpresivamente Stephany fue víctima, con otros compañeros de su escuela, de una redada por parte de agentes de la Patrulla Fronteriza en la estación Old Town del Trolley de San Diego.
Los jóvenes fueron deportados a Tijuana, pero un mes después se reconsideró el retorno de los escolares mediante un permiso humanitario temporal, sujeto a que se presenten ante una corte de inmigración, lo que deberá ocurrir a principios del 2010. El hecho es el segundo de esta naturaleza en la historia entre las relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y México, pues el primero ocurrió en el estado de Texas, cuando una Corte de Inmigración otorgó un permiso humanitario a un estudiante que, incluso, fue un caso más difícil, porque ya contaba con una orden de deportación.
Una red educativa que se extiende
Con recursos de aprendizaje del Consejo Nacional de Educación para la Vida y el Trabajo (CONEVIT), el Instituto Nacional de Educación para los Adultos y el respaldo de los Consulados de México en Estados Unidos, en el país funcionan actualmente 290 plazas comunitarias, organizaciones privadas no lucrativas que reciben fondos del gobierno federal estadunidense y en algunos casos, apoyo de importantes universidades estatales.
El Consulado de México en San Diego informó que en el condado operan 17 plazas comunitarias, que se encuentran distribuidas en el norte, centro y sur de San Diego, y se espera abrir 3 más. Este programa de apoyo para la alfabetización, educación primaria y secundaria de adultos de “Plazas Comunitarias” lo coordinan en conjunto el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) Educación de Adultos (INEA) a través de la Red de Consulados de México en Estados Unidos, en colaboración con diferentes instituciones educativas y organizaciones comunitarias que ofrecen los servicios de la plaza comunitaria a la población .
“De esta forma se está apoyando a hombres y mujeres, mayores de quince años, que están inscritos en alguno de los siguientes programas: alfabetización, primaria, secundaria, bachillerato, computación, inglés, GED en español o inglés, e incluso hay quienes se están preparando para el ingreso a instituciones de educación superior”, sostiene el Consulado local a través de un comunicado.