5 de julio: Cuando el destino nos alcance

Por Isidoro YESCAS/Noticias

Oaxaca, México.- Lo que durante las campañas electorales se observó fue, antes que una lucha entre el PAN y el PRI, una fuerte disputa entre el gobierno federal y los gobiernos de los estados. Ambos partidos se convirtieron en correas de trasmisión de acuerdos y estrategias diseñadas desde la Presidencia de la República , en el caso del PAN, y desde las sedes de los gobernadores en turno, en el caso del PRI.

Por eso, la lectura generalizada sobre el resultado de la elección es que perdió el Presidente Felipe Calderón y, por ende, su partido. Y por eso mismo, su operador electoral, Germán Martínez, tuvo que renunciar a la presidencia del CEN del PAN.

En el PRI no hay un solo ganador sino varios: La presidenta, Beatriz Paredes, asi como algunos  gobernadores que además  de arrasar en sus estados  le inyectaron una buena cantidad de votos a su partido. Fueron los casos de Enrique Peña Nieto, gobernador del estado de México y aspirante presidencial; Fidel Herrera, gobernador de Veracruz ; Ulises Ruiz, gobernador de Oaxaca y los gobernadores de otros ocho estados en donde el PRI se llevó el carro completo.

En nuestra entidad Ulises Ruiz Ortiz compartió el triunfo  con su delfín, Jorge Franco Vargas, presidente el CDE del PRI y  copartícipe en primera línea de la estrategia electoral que hizo descansar buena parte de los triunfos de sus candidatos  en costosas campañas electorales, en una estrecha coordinación institucional gobierno del estado-autoridades municipales-organismos corporativos , en la compra y coacción del voto , en la cooptación y división de los partidos opositores y hasta en el silenciamiento de la protesta y movilización magisterial. Lo relevante del caso es que  Ruiz Ortiz no solamente operó con eficacia la entidad que gobierna sino que trasladó su estrategia a otros estados del centro y sur-sureste del pais de tal suerte que se se estima que entre él y Peña Nieto estarían sumando a su causa  alrededor de 100 diputados, suficientes para influir en la designación del próximo líder de la bancada tricolor y para que URO aspire a relevar a Beatriz Paredes en   la presidencia del CEN del PRI.

Pero esta estrategia no hubiera resultado tan eficaz y contudente sin la presencia de otros factores externos  como la propia debilidad orgánica de dichos partidos de oposición, la vocación corruptora de muchos de sus dirigentes que pactaron candidaturas a modo para allanarle el camino a los candidatos del PRI , su incapacidad para designar representantes en el cien por ciento de las casillas  y la sospechosa pasividad y negligencia de algunos funcionarios y consejeros del IFE a nivel local y distrital para aplicar en tiempo y forma la normatividad electoral.

Dividido como ha estado, con la mayoría de sus dirigentes estatales comprados por el gobierno,  y acicateado aun mas por el factor López Obrador que sin renunciar a su militancia perredista  hizo abierta campaña a favor de los candidatos de la coalición PT_PCD, el PRD nunca tuvo posibilidades reales de competir con el PRI ni con el PAN. Sin embargo, los resultados globales en la entidad por lo menos lo colocan como la tercera fuerza electoral, casi pisándole los talones al PAN, pues mientras el primero obtuvo el 15.88 por ciento(superior a la media nacional que fue del 12 por ciento), el partido de Felipe Calderón se mantuvo como segunda fuerza electoral con un 16.34 por ciento.

La cuarta y quinta posición corresponde al PT y al PC, respectivamente, que no rebasaron el umbral del 4 por ciento.Contrariamente a lo que se observó en el 2006, ahora el efecto López Obrador no tuvo el impacto esperado y necesariamente este resultado deberá obligar a las dirigencias de estos partidos –por lo menos a nivel estatal-a valorar si con los resultados desastrosos que obtuvieron los partidos de centro-izquierda estarían en condiciones de darle la pelea al PRI para las elecciones locales del 2010, porque no hay que perder de vista que en estas elecciones intermedias ni siquiera sumando los votos del PAN, PRD, PT y PC –los partidos que se coaligaron en el 2004 para buscar la gubernatura- alcanzaron el 43.71 por ciento de votos que obtuvo el PRI en los once distritos.

Divididos como ahora estuvieron,  para el 2010 mas les valdría irse despidiendo de la gubernatura, porque si ahora con todo y las mayores atribuciones otorgadas  IFE y una nueva ley electoral que debió de acotar la desviación de recursos públicos y el uso de programas sociales  federales y estatales, el PRI y el PAN incurrieron en múltiples irregularidades, configurando en muchos casos elecciones de Estado, para el siguiente año cuando se disputen la gubernatura, las diputaciones locales y  las presidencias municipales ,el escenario no puede anticiparse mas nebuloso.

Con un órgano electoral estatal deficitario en autonomía e independencia, medios de información mayoritariamente engarzados al carro oficial, una ciudadanía desconfiada del sistema de partidos  y una oposición solo interesada por sus cotos familiares y de cofradía, el escenario para el 2010 parecería  ya dibujado: el PRI conservará la gubernatura porque no solo volverá a disponer de  todos los recursos económicos y materiales a su alcance sino porque sigue siendo el partido con mas disciplina, organización y fuerza territorial.