Music Life
Oaxaca. México. Patricia Santiago en el violín y Carlos Salomón al piano, traen consigo una propuesta muy original, llamada música Neotípica Mexicana de Concierto, en la que gracias a los finos arreglos y adaptaciones hechas para sus instrumentos, el acento tradicional del género se transforma con un sonido de cámara provisto por las tesituras de las cuerdas del violín y el matiz del teclado del piano.
Su amplio repertorio nos lleva de la mano a través de un viaje por la música típica mexicana, desde el son itsmeño, de la sierra azul, los ritmos de Veracruz hasta los de la Huasteca, sólo algunas de las cadencias que han influenciado la expresión artística del dueto que hoy comparte para music:life los pormenores de su quehacer.
[caption id="attachment_45290" align="alignleft" width="171" caption="La música tradicional mexicana jamás pensó encontrarse con este dúo."]
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“Lo que tratamos de hacer con nuestra propuesta es componer desde el mismo ángulo del que parte un autor de música tradicional, pero con la formación clásica que hemos tenido, lograr darle otra perspectiva”, expresa Carlos para definir el trabajo de la dupla.
Con la música desde la infancia por herencia familiar, Patricia hizo del violín su extensión creativa y eje disciplinario, lo que le permitió ser parte de la Orquesta Sinfónica Nacional y la de Oaxaca. “Siempre estuve en contacto con el violín, pues mi abuelo me empezó a enseñar cómo tocarlo desde niña; al principio sólo era un juego y luego se convirtió en parte de mi vida. Tuve una formación completamente clásica, vine a la ciudad de México para continuar mi formación musical y así formé parte de la Orquesta Sinfónica Nacional y luego del concertino1 en la Orquesta Sinfónica de Oaxaca”, comparte Patricia.
En el caso de Carlos el acercamiento con la música tradicional se dio incidentalmente, pues su primer amor fue el jazz y los ritmos electrónicos creados con sintetizadores; hasta que mudó su residencia a Oaxaca y se supo atrapado por los temas típicos de la región, como fue la música para la Guelaguetza: “(La música tradicional) es de una riqueza enorme, involucrarnos en ella tiene como fin poder ofrecerle a los jóvenes otras opciones para aprenderla; haciéndoselas atractiva y que vean cómo se puede fusionar con géneros como el jazz o el rock”.
A la hora de la grabación Carlos trabaja con pianos virtuales. Utiliza el Grand Piano 3 de Steinberg o bien un piano acústico cuya sonoridad engrandece al usar un teatro como sala de estudio.
En las presentaciones en vivo ocupan un teclado Yamaha NP-30 y violín eléctrico Silent SV120, también de la casa nipona, además de uno acústico del laudero Naum Landa.
Con gran aceptación no sólo a nivel nacional sino también en el extranjero, los temas de su sexto disco Mestizo (placa grabada en Oaxaca que con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, fue reeditado el año pasado) develan un ejercicio musical original que da nuevo tornasol a piezas tradicionales como “Azul de mar”, “La llorona”, “Los Paliacates” o
“El enredo”, algo que, quien gusta o recién explora los ritmos del folclor sonoro de México, aprecia. “Hemos estado en el extranjero y la reacción del público ha sido muy favorable.
Cuando escuchan la música mexicana de esta forma, les sabe distinto”, dice Carlos, mientras se le dibuja una sonrisa en el rostro. Son a todas luces un dueto que no pasa desapercibido al oído, así lo demostró el jolgorio armado en su reciente visita por la Unión Americana.