Copelia MALLÉ
Oaxaca, México.- Fernando Guadarrama Oliver y Tonatiuh Díaz González R. son los responsables de narrar una gran historia que a todos nos concierne,
El Abuelo Jaguar:
Un pueblo zapoteca le reza quizá por última vez al guardián de su montaña
Este viernes 19 de noviembre a las 19:30 horas el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca ubicado en la calle Macedonio Alcalá 507 será la sede donde se presentara este documental que rescata una parte fundamental de la identidad de los pueblos zapotecas.
En el pequeño pueblo de Cristo Rey La Selva, Lachixila, en la Sierra Norte de Oaxaca, un jaguar luminoso que ataca al ganado es capturado vivo.
Los ancianos del pueblo han dicho que su luz es una seña y que por eso no deben matarlo. El poderoso felino es sacado en procesión de la selva dentro de una jaula que llevan a cuestas sus captores.
Finalmente, las autoridades ambientales lo trasladan a un zoológico que funciona como resguardo provisional en los Valles Centrales de Oaxaca. En ese lugar vivirá un cautiverio de catorce meses.
Mientras tanto, los comuneros de Asunción Lachixila viven un proceso de reflexión importante que los lleva de vuelta a su propio origen mítico; según el cual fueron sus abuelos jaguares quienes fundaron la comunidad y la dotaron de su actual territorio en tiempos ancestrales.
Al final de la historia, el jaguar de luz es devuelto por la comunidad a su selva original en medio de una ceremonia ritual en la que los ancianos le piden al Abuelo Viejo que se lleve a su animal para que no les cause más daño.
La historia del jaguar de Lachixila es casi increíble cuando la realidad que viven estos impresionantes felinos en los bosques tropicales del continente americano es su acelerada extinción.
Las selvas son destruidas al avanzar la frontera de la ganadería extensiva, adoptada por campesinos que hoy se van quedando sin opciones para subsistir en sus tierras. La antigua cultura mesoamericana, que une a hombres y jaguares en un origen común parece condenada a desaparecer junto con las últimas selvas.
En esta historia excepcional, la terca vigencia de la memoria guardada por una comunidad zapoteca le da a la selva y al jaguar una última oportunidad de sobrevivir