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El reciclaje en el arte se mostrará en los “Abanicos” de Mary Stuart

Jueves 26 de agosto, 2010.
04:01 pm
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Fortino TORRENTERA O.   Oaxaca. México. La noche de este viernes se inaugura en la Galería Quetzalli la muestra “Abanicos” de la artista Mary Stuart, integrada por 23 piezas de arte objeto.   La artista, quien radica en México, comparte una manera de hacer arte a partir de pedacería, de ramas de árboles, teniendo en esta serie, un elemento de expresión, los abanicos, tan cercanos a la autora como lo comenta en una charla.     [caption id="attachment_70597" align="alignleft" width="233" caption="La artista comparte su cercanía con los abanicos y el reuso de objetos."]La artista comparte su cercanía con los abanicos y el reuso de objetos.[/caption] - ¿Cómo definiría esta serie?   - Es la continuación de otras series que han ido creciendo. Son objetos hechos con pedacería de abanicos, perlitas de río, ramas de árboles, raíces y otros materiales, inspirados en los propios abanicos.   Los abanicos son mi inspiración, aunque ya creció tanto la idea que ya no parecen abanicos tomando nuevas formas; pero todos son abanicos, pero como voy viajando y comprando dijes como unos que trajo mi papá de China, eran budas que se relacionan conmigo porque hago meditación.   Es cuando pensé en convertir algo sencillo que muchas veces se va a la basura, en una pieza, transformar algo común para hacer algo personal.   Esta serie que ya se presentó en la Galería de Arte Mexicano, así como en Miami, la empecé a trabajar hace unos tres años, inició jugando mucho tiempo atrás, al hacerlo, cada piedra, cada pieza me va diciendo, cada cosita me pide que la ponga o la cambie.   Cada objeto que encuentro en la calle, lo que jardineros tiran y me lo encuentro, como que es el corazón el que me dice: éste, y cuando llego a casa lo veo y jugando voy encontrando la pieza.   Es tan personal que mi me encanta cada obra como su fueran hijos míos, pero uno nunca sabe lo que va a pensar los demás; pero ha sido muy bien recibida por el público.   - ¿El abanico entonces tiene una liga muy personal con usted?   - Hay mucho, pues empecé a usar el abanico cuando tomaba clases de danzón, que me encanta bailar; después fui Seattle donde encontré muchas escuelas de abanicos como en España y luego compre muchos arreglitos en Asia que intervenía pintándolos y así empezó el juego.   - ¿Qué significa exponer en Oaxaca?   - Mucho, pues de los 35 años o más que llevo viviendo en la Ciudad de México, he estado viniendo a Oaxaca y curiosamente acabo de vender la casa que era de mi esposo por lo que ahora estoy de turista.   Quiero mucho a Oaxaca, su comida, el arte, la gente, su paisaje, pero creo que es la ciudad más bella de México, claro está Mérida, pero para mí Oaxaca es lo máximo.   - En ese tiempo de contacto con Oaxaca, ¿se ha sentido influida en su trabajo?   - No creo, pues he vivido todo el tiempo en el Distrito Federal y no creo que haya influencia sobre mi obra; bueno, con una excepción que es una obra hecha con pedacería de barro negro verde, es un moral sobre madera.   Digamos que esa es una obra con influencia oaxaqueña, la cual por cierto me gustaría exponer aquí algún día, pues está hecha con cerámica, aprovechando el tepalcate de utensilios de barro.   - ¿Su formación en el arte desde cuando surge?   - Desde muy pequeña. Era muy mala para la escuela pero muy buena para el arte. Antes de ir a la escuela estuve trabajando en un taller con un italiano que vivía en nuestra calle y venía en los 50’s a México pues tenía una mujer que era tarahumara, por lo que en su casa tenía altares mexicanos, era arte primitivo, por eso le encantaba trabajar con niños, trabajé con mis hermanos los fines de semana, teníamos 3, 4 o 5 años.   Después, trabajé con otra artista italiana que producía en barro, no daba clases pero tenía una condición, se tenía que trabajar en los materiales que estaba usando, era informal.   Tengo una beca del gobierno mexicano para estudiar muralismo, aunque no tengo carrera, he trabajado en muchos talleres de pintura o grabado.   Empecé pintando, sobre algo figurativo muy mexicano, pero al tiempo lo dejé para trabajar más directamente con mis manos, porque es algo que me interesa.   Hice collage con papel y otros materiales, cortándolo, cociéndolo, pegando, pero luego vino el barro, pero me encontré luego con los objetos; veía que tiraban una silla rota y se me antojaba hacer algo con ella, era muy padre. Es un placer reusar todo y hacer lo que me da la gana, no pensar en que se va a vender o no.

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