Fortino TORRENTERA O.
Oaxaca. México. ¡Tremendos músicos!, comentaba Doña Gloria, ama de casa oaxaqueña que a sus 63 años también se agitaba con la masa humana que bailó la noche de este domingo en la Plaza de la Danza con el virtuoso grupo colombiano “Mojarra Eléctrica”.
Hoy a las siete de la noche en Xoxocotlán se espera que se repita esa oleada rítmica que “los mojarros” –como les gritaban los chavos- vertieron sobre el público oaxaqueño dentro del Festival Humánitas 2010. Mujeres y hombres de edad, niños y hasta un campesino se contagiaron del ritmo.
[caption id="attachment_52908" align="alignleft" width="300" caption="Este grupo colombiano puso a bailar a los oaxaqueños."]
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“Ya verás que los vamos a hacer bailar, vamos a formar una Colombia pequeña en Oaxaca”, fue el reto que lanzó su director y clarinetista, Jacobo Vélez justo un día antes de su presentación, y lo cumplieron, el público ovacionó cada una de las interpretaciones de esta prendida agrupación.
No sólo porque logran una fusión con sonido propio, sino que además rescatan y proyectan las raíces musicales colombianas, así como incorporan la dotación tradicional con que se toca. Del Bullerenge al Currulao, de la guitarra eléctrica a la marimba de Chonta.
Con una estructura percusiva con esencia africana, “Mojarra Eléctrica” demostró por qué es uno de los grupos más importantes de Colombia al reunir jóvenes talentos de la música.
En su mayoría son egresados de escuelas superiores de música y con una amplia trayectoria en cada uno de los géneros que manejan.
A lo largo de la noche ofrecieron temas de sus tres discos “Calle 19” “Raza” y “poder para la gente”, donde además del preciso ensamble rítmico, las intervenciones de los saxofones, el clarinete, los teclados y la guitarra eléctrica, dieron cuenta de la calidad de los integrantes; algunos amantes del jazz, del rock, del reggae, pero todo de la más profunda tradición colombiana.
Julián Esteban Chávez en el clarinete (Cali); Luis Gaitán en la Guitarra Eléctrica (Bogotá); Jerónimo Velasco al teclado (Buenaventura); Javier Pinto en el Bajo Eléctrico (Bogotá); Tomás Correa en la tambora (Cali); Alejandro Montaña en el tambor Alegre y Platillos; Richard Arnedo en la Batería (Turbaco); Carlos Valencia “Tostao” (Quibdo) y Marlen, ambos cantantes, integran esta gran banda.
Durante la charla con este grupo, el director explicaba que la banda se formó inicialmente para tocar jazz, “pero como el jazz es un crisol para mezclar géneros, fuimos tomando este camino”.
Al incorporarse integrantes destacados en la percusión y el conocimiento de la música tradicional, se fue creando el concepto hasta encontrar este sonido propio que bien distingue la riqueza musical de ese hermano país.
“Los jóvenes tenemos una cultura pop, pero ya no queremos seguir consumiendo lo que nos da el mercado, ahora hay muchas alternativas y se busca un sonido diferente, nuevo”, dice el bajista, Javier Pinto.
“La música es parte de la memoria, por eso estamos interesados en revalorar nuestra música original imprimiendo un sonido contemporáneo que funde varios géneros, pero también aborda temáticas de interés para todos, cercanas a nosotros”, apunta Tomás Correa.
Una de sus piezas “El hueco” aborda el tema de la migración, de la cual comentan que en Colombia también es un fenómeno muy presente que ha generado que se atraiga una cultura impuesta y prestada, lo que provoca que muchas veces se ignoren las propias raíces.
“No es que un ser humano aspire a aventurarse, es algo que se hace por la búsqueda de dinero, en toda América Latina prevalece ese sueño americano que se convierte en una pesadilla”.
En el mundo se identifica al Vallenato o la cumbia colombiana, que es ésta última de una zona de ese país, no obstante Colombia el cual cuenta con muchos otros géneros y estilos tradicionales que incluso en ese país, como sucede en México, muchos no conocen esa herencia, por ello la importancia de esta propuesta musical.
Agradecieron la invitación a Humánitas, especialmente en Oaxaca del que reconocieron el fuerte arraigo cultural de su pueblo y de su tradición musical, “Tenemos con México mucha cercanía, pues en Colombia venimos de un proceso de 70 años de una cultura en desarrollo con una marcada influencia de México”.
Este sonido, es producto de 10 años de investigación que tanto individualmente como en grupo ha realizado una vez que en 2001 se formó la banda como tal y desde entonces son innumerables los festivales en que han participado y los reconocimientos recibidos.
Este grupo nace en las calles del centro de Bogotá (Colombia), en un afán de investigar y difundir las raíces de la música Colombiana, de retomar sus aires y de construir una propuesta que recoja su valor, integrándolo con elementos de la música urbana.
Por ello, otra de sus piezas representativas es “Calle 19”, nombre de esa arteria donde el grupo salía a tocar para poner a consideración del público su experimentación musical, aplicando su formación profesional con la investigación.
“Este trabajo de investigación de nuestra raíces musicales debimos hacerlo porque es un conocimiento que no se enseña en las escuelas de música, especialmente el género afro-colombiano que incorpora patrones del continente negro”, explica Richard Arnedo.
Al preguntarles sobre la ola colombiana que se ha arraigado en la música regiomontana, dijeron estar interesados en conocer esa propuesta que encabeza Celso Piña o la Tropa Vallenata, por mencionar a algunos.
“Nos sentimos orgullosos que la música de nuestro país sea parte de un despertar latinoamericano que rompe fronteras en diferentes espacios y que permite abrir la posibilidad de defender nuestra herencia musical”, apuntó Jerónimo Velasco.
“La música tiene muchas ventajas y como toda manifestación de la cultura, da la posibilidad de resistir ante los retos nacionales, la violencia, los problemas económicos”, remata el director Jacobo Vélez.