Encontramos al maestro don Luis Herrera de la Fuente trabajando en el estudio de su casa de San Jerónimo, atareado en la composición de su segunda sinfonía, pero con el ánimo de rememorar algunos pasajes de su vida, una carrera dedicada por completo a la música: la composición “mi primera ilusión fue ser compositor”, y después a la dirección orquestal, al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) y como titular de una docena de orquestas en México y el extranjero, así como director huésped de más de 150 orquestas de los cinco continentes.
“Imagínese en una carrera tan larga, más de 70 años –rememora en la entrevista con Conaculta-- es difícil saber cuál es el recuerdo más agradable o el más hondo. He sido un hombre afortunado. De joven me identifiqué con la música de Bach, toqué toda su obra como pianista y es la que estudié más, aunque poco se puede hacer con una orquesta sinfónica. También hice música clásica, todas las sinfonías de Beethoven, también Vivaldi, Corelli, Brahms, Mozart y tantos y tantos más”, se toma un respiro, en las paredes de su casa cuelgan varias decenas de reconocimientos, fotografías y cuadros de pintores mexicanos.
Don Luis Herrera de la Fuente dice que no sintió predilección por la música de época alguna, recuerda que también tocó “compositores contemporáneos como Karlheinz Stockhausen, estrené dos obras de Alberto Ginastera en Alemania; también traté a Francis Poulenc, Luigi Dallapiccola, Goffredo Petrassi y Krzysztof Penderecki (1933), además, toqué obras de casi todos los compositores mexicanos”.
–En estos momentos, ¿qué le aporta más satisfacción?
–Mire, la notoriedad no va conmigo, yo prefiero estar aquí trabajando (señala su escritorio, sus partituras), en silencio, en mis composiciones musicales. Hoy por la mañana me dieron la Medalla Carlos Monsiváis, mañana me voy al Cervantino, indudablemente hay atrás una buen número de años de trabajo y una persona tan amable como la directora del Cervantino, me avisó que yo fui el primero en recibir ese reconocimiento recién creado. También voy muy contento a Guanajuato, no sólo por la medalla sino que a los dos días se tocarán tres Cuartetos de cuerda, compuestos por mí.
El Cuarteto Xalapa (Manuel Lozano, primer violín; Jonathan Parillo, segundo violín; Andrei Katzarava, viola e Inna Nassidze, violonchelo), hará el estreno mundial de Cuarteto No. 2 y el Cuarteto No. 3, de Herrera de la Fuente.
–¿Por qué dice que su sueño fue ser compositor?
–La composición fue mi primera idea al estudiar música, es decir, yo estudié música para ser compositor porque cuando era yo chamaco, a los 11 o 12 años compuse una Fantasía para piano y luego un Preludio, entonces traía yo esa necedad de componer música. Entonces cuando entré en la Facultad de Música me inscribí naturalmente en Composición, allí estudié la carrera completa con el maestro Estanislao Mejía, que era además el director de la facultad. Después la repetí con el maestro José F. Vázquez y, después, hice otra vez la carrera completa de composición, cuando vinieron los exiliados de España, con el maestro Rodolfo Halffter. Entonces, la carrera la estudié tres veces, nos se puede decir que no me apliqué, porque eso era lo que yo deseaba hacer.
–¿Por qué, entonces, se dedicó a la dirección de orquesta?
–Por equis circunstancias se me atravesó la dirección de orquesta, las cosas se van hilando y la dirección me empezó a agarrar. Entonces no quise hacerlo nada más porque sí, entonces me fui a estudiar dirección a Europa, también estudié en México e Italia con Sergio Celibidache y, en Zurich, con Hermann Scherchen. Antes ya había creado la orquesta de Cámara en Bellas Artes, entonces el licenciado Álvarez Acosta, que era el director de Bellas Artes, me llamó para dirigir la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), y yo me quedé 18 años. Yo llegué a ocupar el lugar del maestro Moncayo. De todas formas, traté de seguir componiendo e hice dos o tres “cosillas”, aún siendo director de la OSN, pero la dirección de orquesta es muy demandante, fue poco.
Aun así, Herrera de la Fuente compuso dos ballets: La estrella y la sirena (1951) y Música de ballet (1954); así como Dos movimientos para orquesta (1948), entre otras obras.
El músico recuerda su infancia: “En mi casa siempre hubo música, aunque mis padres no eran músicos profesionales siempre tocaron instrumentos. Los domingos por la tarde, con otros amigos, se reunían para tocar, así que yo gateaba entre los pies de los músicos”.
Ya inscrito en la Facultad de Música de la UNAM estudió, además del piano que ya había aprendido con Carlos del Castillo, “muchos instrumentos, estudié violín, canto, órgano, hasta fui organista de una orquesta”. Después de estar 18 años al frente la OSN, “dirigí la Orquesta Sinfónica de Xalapa, la de Minería, y otras orquestas en Estados Unidos, luego regresé año y medio a la OSN y después me llamaron para dirigir la Filarmónica de la Ciudad de México. Ahora, bien, como director titular dirigí media docena de orquestas en el extranjero, además como director huésped, he dirigido más de 150 orquestas en los cinco continentes”.
–¿Cuál fue su estilo para dirigir?, pues hay conductores tiránicos, otros muy displicentes y también los que apapachan a sus músicos…
–Cada director tiene un carácter diferente, además no son las mismas necesidades en todas las orquestas. Son muchas circunstancias, es algo poliédrico, lo fundamental no es mover los brazos y llevar a la orquesta, lo fundamental es hacer bien la música escrita en la partitura, tratar al máximo que la orquesta entienda esto. Para mí la tarea es realizar bien la música, tratar de encontrar el carácter de lo escrito por el compositor. Lo otro, algunos lo hacen dirigiendo con la nariz, otros con las cejas o a palos, cada uno tenemos nuestra manera de hacer las cosas.
A los 94 años, Herrera de la Fuente muestra la fortaleza de carácter que lo distinguió a lo largo de su vida: “En 2004, me retiré de la dirección y entonces he vuelto a componer, me dediqué completamente a ello, y ya llevo cuatro o cinco obras, ya completé mi primera sinfonía (Ediciones Mexicanas de Música, 2010) y estoy terminando la segunda, escribí un Concierto para oboe, un Concertante para violoncello y orquesta, y un Concierto para piano, entre otras cosas”.
El maestro Herrera de la Fuente, fundó y dirigió en 1945 la Orquesta de Cámara de Radio Universidad; en 1952, la de Cámara de Bellas Artes; dirigió la Filarmónica de las Américas y, de 1958 a 1976, la Sinfónica Nacional, con la que realizó diversas giras internacionales, así como la Sinfónica de Xalapa. En 2005, fue nombrado Director Emérito de la Filarmónica de la Ciudad de México. Ha fungido como director de las orquestas sinfónicas de Chile, Perú y Oklahoma, Estados Unidos.
Durante los 18 años que dirigió la OSN realizó, con gran éxito de público y crítica, giras por México, Estados Unidos, Canadá y Europa. Así, en países como Francia, Bélgica y Reino Unido se escuchó por primera vez a una sinfónica mexicana. Representó a México en el Festival de Música Contemporánea de Oslo, Noruega, y en el Consejo Nacional de la Música, de Bruselas, Bélgica.
La Presea Cervantina a la Trayectoria Artística, instituida por el Festival Internacional Cervantino, y que se entrega por primera vez, le será impuesta al maestro Luis Herrera de la Fuente este miércoles 14 de octubre a las 10:00 en el Teatro Juárez de la ciudad de Guajanuato.
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