Benjamin Robles MONTOYA
Oaxaca, México.- Para construir la política social de Oaxaca en el nuevo milenio hay una vía posible: hacerlo con la sociedad y desde la sociedad. Ninguna sociedad democrática avanzada en el mundo ha logrado mejorar sistemáticamente los indicadores sociales sin la participación de actores sociales, políticos y económicos, y sin atender las iniciativas, y proyectos de los involucrados. Necesitamos lograr que los recursos públicos que se destinan al desarrollo social se utilicen de mejor forma, se optimicen espacios, capacidades humanas, políticas de atención ciudadana y los procesos administrativos. Si ampliamos la participación ciudadana en las instituciones y en la entrega de los servicios públicos, si introducimos nuevas tecnologías administrativas, si asignamos recursos públicos bajo el conocimiento ciudadano, si sumamos a los diferentes sectores organizados en las tareas de medio ambiente y ecología, educación, salud, vivienda, abasto, programas contra la pobreza, y desarrollo regional podemos obtener mejores resultados. En los tiempos que nos toca vivir es preciso utilizar de mejor forma los recursos públicos, la infraestructura existente y nuestras capacidades humanas. El dispendio, el desperdicio, la duplicidad de funciones, y los programas verticales constituyen un alto costo público que no podemos asumir, porque son los recursos de todos, y en particular porque debemos darles un mejor uso. Los programas de desarrollo regional pueden posicionar a Oaxaca si los construimos en una visión de mediano y largo plazo, lo que supone cuidar el medio ambiente y por tanto el agua, la tierra, y el aire, exige cuidar la biodiversidad y considerar que todo programa económico atienda a los criterios esenciales de desarrollo sustentable. El medio ambiente es patrimonio de todos, es un bien público y es un recurso que nos corresponde cuidar, proteger y en su caso recuperar. La equidad, la igualdad, la inclusión, el diálogo, la comprensión y la tolerancia pueden ser los principios de una política social ampliada, y es sustancial que estos principios propios de la justicia y la equidad social se materialicen en la vida cotidiana de todas las personas. La mejor forma de observar el cumplimiento de los valores y de los principios que nos hacen comunidad al seno de la República y de la sociedad internacional es cuando las personas en lo individual o en lo colectivo pueden elegir, entre diferentes opciones, un proyecto de vida con total libertad, y cuando ese proyecto de vida puede realizarse en equidad de condiciones, en igualdad de oportunidades y con pleno respeto a los derechos humanos. La nueva administración debe asumir que los derechos humanos son la axiología y principios de toda acción gubernamental y de toda política pública, pues además de los derechos políticos y sociales, es preciso garantizar el derecho que tiene toda persona al desarrollo, a un medio ambiente limpio y sano, a la nacionalidad, y a su lengua, costumbres y tradiciones. Oaxaca se integra y se piensa desde sus pueblos indígenas, y es preciso responder a sus demandas y necesidades con base en las nuevas legislaciones que reconocen sus derechos, de ahí la obligación de trabajar para que las culturas indígenas, sus lenguas, cosmovisiones y valores encuentren un espacio para potenciarse y vitalizarse; lo haremos a través del diálogo intercultural, de la inclusión y de un principio esencial en un gobierno que promueve la igualdad de trato y rechaza toda forma de discriminación: la igualdad de las diferencias. Po otra parte, en Oaxaca debemos tener un sistema alimentario propio en sus necesarias conexiones nacionales e internacionales y una política especializada de nutrición para los diferentes grupos de edades de la población, debemos cuidar los alimentos que consume la población con base en análisis científicos y fomentar la sana alimentación en la escuela, la empresa y las instituciones públicas y privadas. En los programas de alimentación del gobierno es preciso preservar nuestro capital gastronómico y lograr que estos programas sean fuente de cohesión social. Debemos preservar la biodiversidad, en especial, las semillas de donde provienen nuestros alimentos, su estima es invaluable y forma parte de lo que somos como cultura y como estado donde se asientan naciones. Por otra parte, una de las formas efectiva de vincular desarrollo social y humano con el impulso al desarrollo económico se inscribe en los programas de vivienda, en esa lógica la construcción de vivienda implica un proceso detonador del empleo y de una serie de empresas que aportan insumos, a la par de los efectos sobre la estabilidad de las familias en sus nexos con lo patrimonial. Si avanzamos en esta dirección es necesario aplicar un Plan integral que incluya la revisar y rediseñar el actual marco jurídico normativo para hacerlo más efectivo y eficiente, a fin de ordenar y mejorar el desarrollo urbano bajo criterios de sustentabilidad social y ambiental; asimismo, será necesario avanzar en regularizar la tenencia de la tierra para incentivar la creación de un mercado de vivienda a bajo costo y atraer inversión a través del aseguramiento de los derechos de propiedad. Vivienda a bajo costo también significa vivienda digna con espacios de convivencia deportivos así como con áreas verdes. El próximo sexenio, el del cambio, el que encabezará exitosamente Gabino Cué, impulsará esquemas financieros sanos y viables que den vigencia a un sistema crediticio habitacional, con amplía participación de intermediarios financieros, para fomentar la inversión privada en la construcción de vivienda de interés social. En este proceso habremos de trabajar con organizaciones sociales para atender la mejor forma de hacer nuevas vivienda en la perspectiva de evitar impactos ambientales, en especial debemos considerar cómo lograr que nuestros ríos dejen de ser vertederos de aguas negras. Asimismo, propondrá el H. Congreso del estado la actualización de los procedimientos para el otorgamiento responsable, y ágil de permisos y licencias de construcción para desarrollar de forma más eficiente la infraestructura urbana y de vivienda, mediante una simplificación administrativa que permita ahorros en tiempos y costos. No cabe ninguna duda, en Oaxaca ¡el cambio ya empezó!Te podría interesar...
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