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Isidoro YESCAS
Oaxaca, México.- Una cita bíblica para entrar al tema: “Nadie echa vino nuevo en odres viejos pues de otro modo los odres revientan, el vino se derrama y los odres se echan a perder”. Mateo 9,14-17.
1.Para compensar su derrota electoral y vengarse de sus adversarios políticos, el gobernador Ulises Ruiz ordenó y operó, a través de la dirigencia estatal del PRI y del presidente de la Gran Comisión, Herminio Cuevas, la imposición de reformas a la Ley Orgánica del Congreso para desaparecer la figura de la Gran Comisión y sustituirla por una Junta de Coordinación Política a modo. Nada ni nadie impidió que en una segunda vuelta se formalizara su creación, dejándole así el camino libre a la fracción parlamentaria del PRI de la LXI Legislatura para recuperar una importante parcela de poder perdida en las urnas.
No hubo en tal determinación ninguna vocación ni intención democratizadora sino una burda y vil maniobra política para cerrarle el paso a la coalición legislativa integrada por el PRD, PAN, PC y PT y al gobernador electo Gabino Cué , ambos comprometidos en un proyecto de reformas estructurales para ir sentando las bases de un nuevo arreglo institucional de corte popular y democrático.
2. Es ya un hecho que el empoderamiento del PRI en la LXI Legislatura se expresará en el control que tendrá de la Junta de Coordinación Política por un año, de la Oficialía Mayor, la Tesorería y buena parte del aparato administrativo del Congreso, pero lo que llama poderosamente la atención es la postura asumida por la dirigencia estatal del PAN y su coordinación parlamentaria para no consensar con sus homólogos de las otras fracciones integrantes de la coalición legislativa el nombramiento del diputado o diputada que deberá presidir la Mesa Directiva. Es cierto que por ser la primera minoría, corresponde a la fracción parlamentaria del PAN tener mano en el citado nombramiento, sin embargo lo que se está pasando por alto es que este partido forma parte de una coalición legislativa y como tal está obligado a escuchar opiniones a favor y en contra de su propuesta. Esta situación, y el hecho mismo de pretender imponer como presidenta a la diputada Eufrosina Cruz , ha provocado una fuerte crisis política en la coalición legislativa al punto que hasta el mediodía de ayer un importante sector de diputados del PRD, del PC y PT, e inclusive algunos del PAN, estaban valorando la posibilidad de votar en contra e inconformarse públicamente por lo que juzgan una especie de arreglo en lo oscurito entre el dirigente estatal del PAN, Carlos Moreno, y el jefe nato del PRI, Ulises Ruiz, para colocar en la presidencia de la Mesa Directiva a una diputada sin liderazgo entre sus pares, nula experiencia legislativa y como tal sujeta a una control de facto por parte de la presidencia de la Junta de Coordinación Política.
3. Que el PRI conserva
de jure y
de facto el control del poder legislativo no es cosa menor. No se trata de una simple disputa por cuotas de poder político y administrativo, sino de algo mucho más importante: se está poniendo en riesgo el proyecto transicional comprometido a los oaxaqueños durante la campaña electoral y que ya está cobrando forma en la agenda legislativa y en el programa preliminar del gobierno electo. Es cierto que el Congreso es un espacio propio de los partidos políticos, pero no hay que perder de vista que un mal arreglo en la integración de los órganos de gobierno y en la composición de las comisiones legislativas, impactará, quiérase o no, en la percepción que la ciudadanía tiene hasta ahora del gobierno electo , de los legisladores coalicionistas y de los partidos políticos que apoyaron la candidatura de Gabino Cué.
En conclusión, tres cosas están muy claras.
Primero, el viejo régimen no ha muerto y sus coletazos son capaces de desdibujar proyectos y planes que por cuatro largos meses solo se dibujaron en el papel sin aterrizarlos en planes de acción y tareas intra e interpartidistas de las fuerzas que integraron la coalición “Unidos por la Paz y el Trabajo.” En un ejercicio de autocrítica este tremendo error debería ser reconocido por los coordinadores de las fracciones parlamentarias coaligadas.
Dos, la negociación del presupuesto público para el año 2011 se convirtió en el Talón de Aquiles del gobernador electo Gabino Cué y ese factor lo supo aprovechar muy bien la dirigencia nacional del PRI para condicionar su apoyo por un incremento del mismo a cambio de que se le allanara el camino para no encontrar oposición en la designación del presidente de la Junta de Coordinación Política de la LXI Legislatura de Oaxaca y el resto de los órganos de gobierno parlamentario.
Tres, habrá, sin duda, disposición de un importante sector de diputados del PRI para contribuir a tomar acuerdos en asuntos que no pongan en riesgo sus intereses políticos y de grupo, por ejemplo con aquellos que favorezcan el reordenamiento del aparato administrativo del gobierno del estado, o en el tratamiento y solución de los conflictos políticos de su competencia, pero no así en los asuntos de fondo como la revisión de los pendientitos y pendientotes heredados por el ulisiato (megacorrupción, violación de derechos humanos, obra pública fraudulenta, asesinatos políticos impunes, etc) o aquellos relacionados con las reformas constitucionales que apuntalen el desmantelamiento del viejo régimen autoritario y el tránsito hacia un régimen democrático . Y para avanzar en esta última agenda será decisivo el año 2011 porque para el 2012, cuando se opera el siguiente relevo en la presidencia de la Junta de Coordinación Política, la elección presidencial generará otras prioridades.
Y será entonces cuando desde el poder ejecutivo y los partidos coaligados en el poder legislativo ( si aún sobrevive) valoren si resultó un mal menor pactar con los emisarios del viejo régimen o un error cuyos costos políticos y electorales se podrían traducir en desaliento ciudadano, descrédito legislativo y en derrotas electorales.
isidoroyescas@yahoo.com.mx
Noviembre 13 del 2010