Isidoro YESCAS M.
Oaxaca, México.- No fue la mejor forma de defenderse pero a lo dicho, pecho: En un boletín de prensa publicado por los diarios locales el martes 9 de marzo, el precandidato único del PRI a la gubernatura del estado de Oaxaca, Eviel Pérez Magaña, declaró que “en el pasado era importante la obtención de un grado universitario para desarrollar con eficacia las funciones administrativas.
Hoy, sin embargo, esto no es lo importante. Lo que importa es la eficacia en el desarrollo de las tareas de la administración pública”. (Noticias, 9-marzo, 2010, p.10-A).
[caption id="attachment_46655" align="alignright" width="300" caption="Pérez Magaña sin necesidad de titulo académico"]

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¿Porqué estas declaraciones y precisamente cuando a nivel nacional el diario Reforma retomó el tema de la titulación irregular del ex presidente del CDE del PRI y diputado federal, Jorge Franco Vargas?
¿Fue una respuesta a sus críticos y adversarios que tiene dentro del PRI y en el gobierno del estado y que desde el anonimato lo han pretendido descalificar por no contar con un título universitario? ¿O es parte de una desafortunada estrategia de campaña para exhibir su desinterés por el tema educativo?
Como sea, lo cierto es que lo expresado por Pérez Magaña resultó desafortunada y de un franco menosprecio hacia esa cultura del esfuerzo que el tanto pondera pues el título profesional representa no solamente prestigio social, dominio de ciertas habilidades y destrezas y oportunidad para la movilidad laboral, sino la culminación de un esfuerzo personal y familiar de miles de oaxaqueños.
Claro, quien en forma excepcional consigue hacerse de un nombre, fortuna y poder por la vía de la participación política y la militancia partidista no necesariamente requiere de un título o grado académico para ser presidente municipal, secretario, diputado o gobernador. Después de todo, ni siquiera es un requisito constitucional.
Es ya del dominio público que Pérez Magaña no cuenta con un título universitario, pero eso no le ha impedido ser exitoso como empresario y como político. Y tampoco es un factor que demerite su trabajo como ciudadano y político. Pero es un caso excepcional por lo que de ninguna manera puede, a partir de su propia experiencia, establecer generalizaciones y prácticamente determinar que antaño los títulos universitarios resultaron de utilidad para el buen desempeño en la administración pública, pero que hoy en día ya no tienen importancia porque son otros los parámetros para medir la eficacia y eficiencia de los funcionarios públicos.
Dicho por el virtual candidato del PRI a la gubernatura resulta altamente preocupante porque estaría revelando que, de ganar la elección, integraría su gabinete no precisamente con los hombres más capaces y preparados académica y profesionalmente sino con quienes demuestren más aptitudes para la operación electoral y con quienes aporten más recursos económicos para su campaña, en fin, con los amigos, socios y cómplices.
Que sus asesores no reparen o dejen pasar este tipo de declaraciones también es una clara señal de que no es un equipo sólido, con proyecto de gobierno, sino una burbuja reciclada que solo pretende perpetuarse en el poder sin importar los medios y los fines.
Y por esa ruta difícilmente podrán convencernos de que quieren transformar Oaxaca.
¡ESO ES CONGRUENCIA¡
Una y otra vez declaró que si se cargaban los dados, que si había inequidad en la contienda interna y el Gran Elector imponía a su delfín como su virtual sucesor, él no le alzaría la mano. Cabildeó con las dirigencias del PRD, del PAN y solo le faltó el PANAL y el PUP para amagar que todos estos partidos le abrirían sus puertas si el PRI se lo negaba. Y en la borrachera de sus estridentes declaraciones hasta amagó con renunciar al PRI. No ocurrió nada de eso y ahora, totalmente planchado y sin ningún pudor, declara que Eviel Pérez es su amigo y que, además, se sumará a su campaña. ¡Eso es congruencia¡
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