Trinidad de Viguera, Oaxaca.- Desde que llegó al paraje La loma, Gabino Cué empezó a sentir el calor del gentío que más abajo, a la entrada del casco del pueblo se desbordó en vivas y porras a su favor. [caption id="attachment_55614" align="alignleft" width="300" caption="El candidato al gobierno estatal, Gabino Cué visitó la agencia de Trinidad Viguera"]
¿Y tú, le vas a Gabino? ¡Seguro!
Recibe la pregunta a bocajarro, directa “¿Y tú, le vas a Gabino? El anticipo de su respuesta es una sonrisa ancha, fresca, al tiempo que voltea para mirar un anuncio espectacular colocado en lo alto de una construcción del centro oaxaqueño. El anuncio muestra a Cué con una sonrisa similar a la del hombre cuestionado. Junto a la imagen de Gabino se lee “Unidos por la Paz y el Progreso”, enseguida se miran logotipos de los partidos que integran la Coalición que respalda al candidato: PRD, PAN, PT y Convergencia. El hombre que recibe la pregunta es un taxista, ni muy maduro ni muy joven, conduce un vehículo del sitio Benemérito; el auto muestra el color púrpura característico de esa agrupación. Sobre el capacete luce un promocional de Gabino Cué. La misma pregunta se le hace a un ama de casa que, bolsa en mano, sale del mercado “20 de noviembre”. Olorosas verduras resplandecen en la bolsa del mandado. Con unas gotas de sudor que perlan su frente morena, la señora –de unos cincuenta años- adelanta también una sonrisa. A un joven, parado en la esquina de Tinoco y Palacios con Trujano, seguramente en espera del camión que lo lleve a la Universidad (a leguas se le nota la pinta de estudiante –la mochila al hombro, el desenfado de su vestimenta y ese aire que mira al futuro con ganas de comérselo a puños-); a ese joven se le cuestiona sobre el mismo asunto, y lo primero que hace es sonreír, mostrando la jovial virtud de su dentadura. Dos cuadras más allá, en una de las bancas del zócalo (aquellas bancas-efectomariposa del 2006) un hombre -con la cabeza completamente cubierta por las canas de sus probables setenta años- arroja moronitas de pan a unas palomas que zurean por el parque. El hombre recibe la pregunta y hace lo mismo que quienes escucharon antes la pregunta; sonríe, y al hacerlo muestra un cúmulo de arrugas por donde seguramente guarda todos sus recuerdos. Con la misma voz, con la misma seguridad con que ahora responde este hombre, de igual manera contestan los demás. “¿Qué si le voy a Gabino? ¡Seguro!”, dice, y le acompañan las palomas con un vuelo ágil, ligero, como si refrendaran con ese vuelo la propuesta de paz y progreso de Gabino Cué.Te podría interesar...
Esta conversación es moderada acorde a las reglas de la comunidad “Ciudadanía Express” . Por favor lee las reglas antes de unirte a ella.
Para revisar las reglas da clic aquí