Salvador JOSÉ Oaxaca, México.- Esto quizá huela a desahogo catártico, aunque ya he hecho algunos trabajos al respecto, independientemente de coloquios, foros, y una serie de encuentros de la sociedad civil, en diferentes épocas y circunstancias, sin que hasta la fecha, las dependencias federales, estatales, o municipales, hagan algo al respecto. Y esto sale a colación, porque los gastos que se hacen en campañas electoreras (y que salen del erario público o sea de nuestros bolsillos o de los recursos naturales de tod@s l@s mexican@s) son a todas luces ofensivas e inútiles. [caption id="attachment_56476" align="alignleft" width="205" caption="La incoherencia de promover el voto"][/caption] Los llamados spots, son sólo una sarta de incoherencias y estupideces, donde basta ver sólo algunos de ellos , para darnos cuenta de la poca sustancia gris que tiene los publicistas del Instituto Federal Electoral (IFE), rayando en el surrealismo total: un personaje –supuestamente mayor de 18 de años-ubicado en un barrio a todas luces paupérrimo ve con otro sujeto un partido –da lo mismo si es futbol o basquetbol-, en un campo polvoriento, como los campos de futbol llanero que existen en Oaxaca. Y que desde que tengo uso de razón, salta a la vista que al mal llamado deportivo “Venustiano Carranza” no ha pasado ni la aplanadora y donde jóvenes y niños pueden dejar media nalga , si se atreves a hacer una suicida barrida futbolera. Pues bien, el promotor del voto, en son de burla, remeda a sus padres por abstenerse a seguir votando, ¿de qué se enorgullece el actor de marras? ¿De vivir en una colonia pinchurrienta y seguir la tradición de votar, aunque sus padres ya se hayan “cansado”? Posteriormente, lo vemos en otro mediático comercial televisivo, ahora promoviendo las tiendas de Salinas Pliego, o sea “Elektra.” Que incongruencias ¿no? Esto es un claro ejemplo de lo absurdo que sale en gastar en tonterías que sólo son mentiras y rollos demagógicos, como los que se e chan los candidatos de todos los partidos en este proceso, sabiendo de antemano que no van a cumplir, por intereses particulares o de sus jefes superiores. Esto se ha vuelto una viciosa costumbre, donde unos fingen decir la verdad y otros fingen creérselas. Sobre todo si hay hueso por delante. Para muestra, basta un botón. Nuestra cacareado, denominado Patrimonio de la Humanidad, donde los servicios públicos más elementales no existen ni en las calles del llamado céntrico histórico. ¿Para qué llenar las calles de piedras? y hacer la pantomima que estamos en una bella y tranquila ciudad colonial, si se carece de los servicios públicos más elementales: el agua potable (en gran parte de la ciudad no llega a los contribuyentes hasta en una semana), los servicios de limpia y alumbrado son pésimos , la inseguridad ya no se diga, los panteones públicos carecen de agua y limpieza, los propietarios de los autobuses urbanos y ambulantes se le monta a cualquier autoridad sin que estas se den por aludidas. En fin, que para qué votar si vamos a seguir con más de lo mismo. La misma gata pero revolcada pues… Por qué, si realmente se tuviera buenas intenciones de cambiar la miseria, la violencia y tantas lacras que existen en nuestro estado, (donde sólo se ve como botín para unos cuantos), se legislaría para que los funcionarios de cualquier nivel sean revocados si no cumplen con lo prometido en sus campañas, que se hagan referéndums y plebiscitos cuantas veces sea necesario para cambiar lo que está mal hecho. Ya basta de seguirle dando atole con el dedo a los ciudadan@s, sobre todo a los que piensan votar y todavía creen en los políticos caciques. Cacicazgos donde no se salva ningún partido, sea de derecha u oposición-que no de izquierda, porque esta, años ya que despareció, sobre todo en Oaxaca. Hace años, era quizá esperanzador votar, pero ahora, sólo es un negocio-familiar o de grupo-, donde fríamente se calcula lo que se va a invertir en dinero o tiempo, y lo que van a salir ganando los políticos de carrera. De todos modos, cada quien con su conciencia y ojalá su decisión no los defraude. Lo que sí se puede evitar es que siga creciendo la calaña de ladronzuelos que cada vez son más burdos y cínicos para alcanzar el poder. ¿Cómo? con el voto de castigo para los que no hicieron nada durante su administración, durante la representación que les dio el pueblo; o su traición a la ciudadanía cuando dirigían tal o cual movimiento social. La decisión está en sus manos y en su voto si deciden emitirlo.