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Oaxaca, México.- Las personas y sus familias satisfacen la mayoría de sus necesidades mediante la compra de diferentes bienes y servicios. Esto significa que el nivel de vida de las personas depende en buena medida de los ingresos que pueda obtener por trabajo, activos o donaciones. Aquellas personas que tienen ciertos derechos sociales cubiertos como educación, salud, vivienda, seguridad social, entre otros, tienen un nivel de vida menos dependiente de lo que ocurre con sus ingresos. Esto significaría una relación virtuosa entre la compra de productos entre el mercado y la protección y seguridad que brinda el cumplimiento de ciertos derechos.
En México, la situación es muy distinta a la antes mencionada. Los ingresos suelen ser insuficientes para adquirir todos los satisfactores necesarios, la mitad de los hogares no tiene seguridad social, aún hay rezagos en la dotación de infraestructura social para las viviendas, el 30% de la población no termina la educación básica, etcétera. En realidad, en el país, el nivel de vida de las personas depende en mayor medida de lo que su ingreso les posibilita. Pocos hogares viven de sus activos y donaciones, en general, es el salario el determinante principal de qué tanto pueden adquirir las personas en el mercado.
Las cifras de pobreza por ingreso son prueba de que es indispensable para el país un alza fuerte y sostenida de los salarios reales, de otra forma es difícil pensar en un familias con niveles de vida dignos1. En un contexto de deficiente desempeño económico de mediano plazo, la crisis económica y social del país destruyó los pocos avances que estaba teniendo el país en materia de alza salarial.
A nivel nacional, del primer trimestre de 2005 al tercer trimestre de 2010 los ingresos por trabajo de la población ocupada cayeron en términos reales cerca del 5%. Hace cinco años, una persona ocupada ganaba 24.7 pesos por hora trabajada, casi cinco años después gana 23.5 pesos2. Es decir, el alza periódica –nominal- de los salarios fue menor que la inflación. En otras palabras, las personas tienen que trabajar un poco más para adquirir los mismos productos; quienes trabajan lo mismo pueden comprar menos.
Al revisar la evolución de los ingresos por hora resalta que sólo en ocho estados se observan incrementos reales en el salario, con excepción de Chiapas, ninguna Entidad Federativa tuvo incrementos mayores al 4%. El caso chiapaneco es el mejor ejemplo del pobre desempeño que tuvo el país. En 2005, una persona que trabajaba en dicho estado ganaba 13.8 pesos por hora, cinco años después gana 15.5 pesos. Comparado con el valor nacional, en promedio, una persona en Chiapas gana 66 pesos por cada 100 que cualquier otra persona en el país. En todo caso, es una reducción de la desigualdad dada por el empobrecimiento de los estados de altos ingresos por trabajo.
Dentro del grupo de 24 estados en los que hubo una disminución real de los salarios resaltan dos del norte. Chihuahua y Tamaulipas, afectados directamente tanto por la crisis económica como por la violencia, tuvieron una disminución real de aproximadamente 13% en los últimos cinco años. A inicios del 2005, una persona en Chihuahua ganaba 28 pesos, para finales del 2010 sus ingresos se redujeron a 24.3 pesos. Para ejemplificar mejor la magnitud del impacto, una persona que trabaja 40 horas a la semana ganaba en el 2005 4,480 pesos mensuales, cinco años más tarde gana 3,840; una pérdida de 640 pesos. Esto le significa a un persona tener que trabajar 9 horas más a la semana para poder, mediante su ingreso, comprar lo mismo que hace cinco años.
Otro elemento a destacar es que el sector laboral mayormente afectado en los últimos cinco años ha sido el de los patrones o empleadores. Sus ingresos se han reducido en 5 años cerca de 25%, en Chihuahua la caída es de más del 40%3. De manera escalonada, esta caída guarda una relación estrecha con la caída generalizada de los ingresos de los trabajadores remunerados y subordinados (quienes representan al 70% de la población ocupada, se trata del sector). Esto significa que para los próximos semestres será difícil observar una recuperación importante en los salarios reales del sector formal de la economía. En términos generales, la caída de los ingresos de los empleadores antecede las reducciones salariales futuras.
Estos últimos cinco años les han significado a las familias costos de distintos tipos, sumados a los que ya venían sobrellevando. La capacidad de poder comprar menos y la consecuente reducción de bienes y servicios disponibles para satisfacer diferentes necesidades, la alimentación por ejemplo. Pero hay otros efectos indirectos como la reducción de opciones para transportarse y esparcirse, abonando a la tensión y depresión personal y familiar. Es decir, la reducción de los ingresos por trabajo no sólo afecta el bienestar económico de las personas, tiene repercusiones importantes en la construcción y desarrollo de seres humanos. Lo que ocurre en el mercado de trabajo es causa pero efecto también de la crisis social que se vive en una parte importante del territorio nacional.
Notas
1. Los salarios reales son los salarios que tienen en cuenta el efecto de la inflación de los precios.
2. Los datos son en términos reales a precios de Febrero 2005. La fuente utilizada para la elaboración de esta nota es la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, INEGI.
3. Los datos muestran una fuerte caída del periodo del trimestre Abril-Junio a Julio-Septiembre. Esto puede deberse a errores de distintas naturaleza. Antes de ese periodo la caída próxima al 30%.
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