Clarisa TOLEDO Oaxaca, México.-  Este sábado 11 de diciembre, en la transmisión satelital, el Metropolitan Opera de Nueva York,  ofrecerá la puesta en escena de la opera  Don Carlo de Giuseppe Verdi, Teatro Macedonio Alcalá a las 12:00 horas. Los boletos están a la venta en la taquilla y los precios van de 120 a 150 pesos. La duración es de aproximadamente 5 horas   Esta nueva propuesta escénica es una producción del Met, la Ópera Real de Covent Garden y la Ópera Nacional de Noruega, con la que debuta en el Met el cineasta Nicholas Hytner, director artístico del Teatro Nacional de Londres. Con un elenco estelar encabezado por Roberto Alagna, la batuta estará en manos de  Yannick Nézet-Séguin. Estrenada en el Met en 1920, esta obra monumental de Giuseppe Verdi se consolidó en el repertorio a partir de 1950, cuando Rudolf Bing la presentó para inaugurar su primera temporada como director general del Met.   La historia Don Carlo, de Verdi, se sitúa en el contexto de la Inquisición española, período histórico lleno de crueldad cometida en nombre de la religión. Durante la Inquisición, que abarcó aproximadamente 350 años, se documentó la muerte de 3.000 a 5.000 personas acusadas de herejía. La Inquisición tuvo sus inicios en 1480, cuando el matrimonio del rey Fernando de Aragón con Isabel de Castilla logró la unificación que no había existido en España desde la época de los romanos. El propósito de la Inquisición era promover la unidad religiosa y se esperaba que ésta, a su vez, lograra la unidad política. La descripción que Verdi hace de algunos elementos claves de la Inquisición española -el inquisidor general y el auto de fe- contribuye a perpetuar una imagen de terror y tortura ilimitados. Aunque la Inquisición española no fue de ninguna manera una institución inocente, la realidad de su existencia ha sido hasta cierto punto mal interpretada a través de los siglos, especialmente en los Estados Unidos. Las raíces de la Inquisición española datan del siglo VIII, época en que los moros del norte de África invadieron la península Ibérica. Paulatinamente, durante los siete siglos que se siguieron, los españoles hicieron retroceder a los moros hacia el sur. Finalmente, entre períodos de guerra mezclados con largos lapsos de paz, los españoles recuperaron el control de la península (período conocido como la Reconquista). Hacia fines de 1400, los descendientes de los invasores moros estaban relegados a una pequeña región en los alrededores de Granada. En esa época se creía que la unidad religiosa era indispensable para la estabilidad de una nación y por esa razón la gran población judía y los enclaves musulmanes representaban una “amenaza” a la España católica y romana. Conscientes de la cada vez más intensa hostilidad en una tierra predominantemente cristiana, muchos judíos, para evitar que los echaran del país, optaron por convertirse al cristianismo y permanecer en el lugar donde sus familias habían vivido por generaciones. Para España, el área al norte de África, representada por el imperio turco, era una amenaza estratégica, por lo cual intentaba limitar el número de musulmanes simpatizantes. Tal fue la situación que heredaron los recién casados monarcas, el rey Fernando V y la reina Isabel I. En 1478, los reyes solicitaron un decreto papal que estableciera una inquisición en España. Como su nombre lo indica, su fin original era investigar la autenticidad de los conversos judíos y musulmanes. Bajo las órdenes del infame Tomás de Torquemada, el inquisidor general, la esfera de acción de la Inquisición rápidamente se expandió al grado de incluir cargos de brujería, poligamia y usura (préstamo de dinero a un interés excesivo). Torquemada, un fraile dominicano y el consejero religioso de la reina Isabel, fue el primer y el más conocido inquisidor general. Durante la primera década y media de la Inquisición española, Torquemada contribuyó a establecer su fama de ser una institución sanguinaria y severa. Durante el ejercicio de su puesto, aproximadamente 2.000 personas fueron quemadas en la hoguera. Es muy probable que la hostilidad de Torquemada hacia los judíos, aunada a la gran influencia que ejercía sobre la reina Isabel, hayan contribuido a promover el edicto que, en 1492, sirvió para expulsar a los judíos de España. A pesar de la considerable influencia de Torquemada, la organización de la Inquisición española era tal que aun el inquisidor general era nombrado por el rey y responsable ante él. Aunque la relación personal entre reyes e inquisidores generales era con toda seguridad diferente en cada caso, es poco probable que haya ocurrido en la realidad una escena como la que se da entre Filippo y el inquisidor general, en la obra de Verdi. Una vez nombrado por el rey, el inquisidor general, a su vez, nombraba un consejo supremo consistente de cinco personas, el cual venía a ser una especie de tribunal supremo. Tal concilio tenía jurisdicción sobre los tribunales locales, decidía todas las disputas y escuchaba todas las apelaciones. Una vez hecho un cargo, el acusado tenía de 30 a 40 días para preparar una defensa y, aunque se proveían los servicios de abogados, era sumamente difícil comprobar la inocencia de los acusados ya que no era posible retar a los acusadores. A diferencia del sistema americano, las personas acusadas bajo la Inquisición española eran tenidas por culpables mientras no comprobaran su inocencia. Después de su brutal comienzo, la violencia de la Inquisición española disminuyó un poco. Ya para los siglos XVI y XVII, la Inquisición ejecutaba menos de tres personas al año. En 1808, José Bonaparte fue el primero en refrenar la Inquisición. La Inquisición se reactivó y se suprimió varias veces antes de ser definitivamente erradicada en 1834.   Durante la temporada 2010-2011, recibirán la transmisión vía satélite del Met   mil 500 teatros en 46 países, siendo los más recientes Egipto, Portugal y España. En México la señal se transmitirá en 13 ciudades: Acapulco, Ciudad Juárez, Colima, Cuernavaca, Distrito Federal, Guadalajara, León, Mérida, Monterrey, Oaxaca, Puebla, Puerto Vallarta y San Luis Potosí. En vivo desde el Met de Nueva York incluye a algunos de los cantantes más famosos del mundo, en producciones aclamadas en temporadas pasadas: Susan Graham y Plácido Domingo, Nataly Dessay y Renée Fleming.