Agencia JM   Oaxaca. México. El Viernes Santo la gente acude a los actos litúrgicos cuyos llamados se hacen a través de matracas, porque las campanas enmudecen y el sonido de las maderas sustituye las campanadas, platica la señora Georgina Olivera, que pertenece a la segunda generación de matraqueros en su familia.   Presume que la familia Olivera lleva más de 30 años preservando esta tradición en la cual cada “Jueves Santo” se instala en las afueras del templo  de la Compañía de Jesús, ya que anteriormente lo hacía su padre que es carpintero, “pero ahora lo hacemos los hijos y los nietos”.     [caption id="attachment_49639" align="alignleft" width="300" caption="“Mucha gente no sabe el significado y las compra para amenizar fiestas y eventos”."][/caption] La vendedora  de esta artesanía tradicional explica que el proceso de armado de una matraca es tan laborioso que  se empieza desde el mes de diciembre, para que en la Semana Santa siguiente  se puedan tener disponibles al menos unas mil 500 matracas.   “Antes hacíamos más de tres mil matracas, ahora la venta ha disminuido, aparte de que mucha gente realmente no sabe el significado de las matracas y las compra para amenizar fiestas y eventos”, lamenta la artesana.   Georgina Olivera, expone que anteriormente no existían figuras de moda, “las más destacadas eran el rectángulo con el nombre del niño o niña, la manzana, la flor, el rectángulo de colores, un pescado o la Cruz”.   “Ahora los niños buscan lo que está de moda: Mickey Mouse, los monitos de la tele, las niñas buscan de Patito y Antonella”, la tradición se ha ido  modificando y actualizando conforme la época que se vive, explica la mujer.   En la producción de la familia Olivera, las matracas tienen un costo de 15 pesos, y en esta empresa familiar trabajan de 10 a 15 personas, entre nietos, hijos, y abuelos, quienes cada año producen  la conocida “matraca” de la Semana Santa para preservar la tradición.