UAM/Investigación Oaxaca, México.- Las presas, contrario a producir energías limpias y renovables, son fuente de contaminación que destruye ecosistemas acuáticos y terrestres; asimismo, ocasionan el desplazamiento de grandes poblaciones originando con ello trastornos culturales, sociales, políticos y económicos alrededor del mundo, afirmó Gustavo Castro Soto, miembro de la Comisión Mundial para el Tercer Encuentro Internacional de Afectados por Represas y sus Aliados.   [caption id="attachment_56602" align="alignleft" width="300" caption="Las presas en el país y el mundo con daños colaterales graves"][/caption] En conferencia celebrada en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Castro Soto indicó que alrededor de 60 por ciento de los ríos en el mundo están represados, lo que provocó el desplazamiento de entre 80 y 100 millones de personas, y en consecuencia, mayor pobreza, así como pérdida de culturas, pueblos y ciudades.   También generan casi cinco por ciento de los gases de efecto invernadero en el ámbito global, entre ellos metano, dióxido de carbono y óxido nitroso, subrayó el funcionario en el marco de las actividades de la exposición fotográfica Transformación Lacustre de la Cuenca de México, Siglos XVI al XXI.   Otras problemáticas ambientales ocasionadas por el represamiento de los ríos son los bloqueos del sitio hidrológico que en el nivel global han causado la extinción de 33 por ciento de los peces de agua dulce, inundaciones de grandes extensiones de tierra que destruyen las zonas boscosas y las áreas de selvas, redundando también en el empobrecimiento de los pueblos.     Las presas en sí mismas no son el problema, sino el “modelo de desarrollo depredador” que las sustenta, el cual no parte de las necesidades de las comunidades, ya que muchas de ellas son desplazadas y al cabo del tiempo no cuentan con el servicio de luz porque la energía se ocupa en las grandes industrias altamente subsidiadas.   Para combatir esta problemática es necesario que los gobiernos acepten los convenios y escuchen las recomendaciones de la Comisión Mundial de Represas, verifiquen el impacto ambiental ocasionado y analicen la posibilidad de generar energía de otra forma.   Es preciso crear modelos de desarrollo distintos que planteen alternativas descentralizadas para producir energía y gestionar el agua comunitaria con respeto por el medio ambiente, señaló Castro Soto.    En relación con la situación de las represas en México aseguró que una auditoría realizada en el año 2008 concluyó que menos de 50 por ciento de la energía instalada en México fue utilizada, a pesar de ello los proyectos para la construcción de presas continúan en diversas partes del país, favoreciendo únicamente a las grandes constructoras.   Ejemplos de lo anterior se observan en el estado de Chiapas, donde se prevé la construcción de cinco presas, entre ellas la del río Usumacinta; además de las presas Paso de Reyna, en Oaxaca; La Parota, en Guerrero, y Arcediano y Zapotillo, en Jalisco.   Con el fin de analizar esta problemática y proponer otros mecanismos de producción de energía, más de 300 delegados de 65 países se darán cita en el Tercer Encuentro Internacional de Afectados por las Represas y sus Aliados, convocado por el Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos, la comunidad de Temacapulín, Jalisco, y la Red Latinoamericana contra las Represas y por los Ríos, sus Comunidades y el Agua.   El foro se llevará a cabo del 1 al 17 de octubre con la participación de destacados investigadores de la UAM.