Comunicado
Oaxaca, México.- La sociedad patriarcal, está determinada por una cultura que devalúa las capacidades de las mujeres, las violenta y les niega sus derechos. Pero decir cultura, es decir visiones, usos, prácticas, conductas, consentimiento, ideología hegemónica dominante, que impregna todos los espacios de la vida humana.
Las mujeres no escapamos de esa construcción social e incluso la reproducimos y lo que es peor, la arrojamos de manera consciente o inconsciente en contra de nosotras mismas y de nuestras hermanas de género.
Pareciera que de manera consentida la cultura patriarcal se negara a abandonar nuestras sociedades, ¿cómo entonces podemos explicarnos que algunas mujeres, o la mayoría, continuemos con roles, pareceres y actos que atentan contra de nuestra dignidad?
La cultura misógina que impregna nuestras sociedades, nos hace a veces trastabillar al grado de pensar que sólo algunas pueden ser beneficiarias de los logros y sumadas a las luchas de las mujeres. Si seguimos a Marcela Lagarde, Celia Amorós y Amelia Valcárcel entenderemos que “no se trata de que nos amemos… se trata de acordar de manera limitada y puntual algunas cosas con cada vez más mujeres…”
La causa de las mujeres se ha visibilizado y mantenido vigente por muchas, en lo individual y en lo colectivo, en distintos momentos y ante circunstancias diversas. El camino no ha ido fácil ni terso. Ni siquiera ha logrado aglutinar a la mayoría de las mujeres y en ocasiones, pareciera también, que las muchas luchas que han dado las mujeres que nos antecedieron se han perdido como cuando somos actoras de prácticas violentas o protagonizamos juicios lapidarios hacia nuestras congéneres; lo que confunde a nuestros principales adversarios o contrincantes.
Es verdad que eso acontece en nuestro cotidiano, y hoy como en otros momentos de la historia del mundo, la noticia más importante, sigue siendo la esperanza de vivir en un mundo nuevo que, más que grande, sea flexible, en dónde la humanidad entera tenga cabida.
La causa del feminismo no se circunscribe sólo a luchar por los derechos de las mujeres, sino a cuestionar profundamente y desde una nueva perspectiva, la de género, todas las estructuras de poder.
Explorar el feminismo, como una ideología que lleve implícita la ética, como un canto a la vida, nos puede permitir, en un primer momento, reconocer nuestra grandeza para finalmente propiciar la confianza, el reconocimiento recíproco de la autoridad y el apoyo entre mujeres, como lo refieren las Mujeres de Milán.
Si entendemos al feminismo como una lucha para cambiar a la sociedad y para hacerla más justa, más civilizada, con el fin de conseguir una existencia más agradable, debemos entender que esto se construye por el camino del día a día con actitudes personales que implican un compromiso. Ese camino se llama sororidad.
MUGER, A. C., (Mujeres Unidas en Torno al Género, la Equidad y la Reivindicación, Asociación Civil), contribuye, al igual que otras organizaciones y grupos en el estado de Oaxaca, a lograr mejores condiciones de vida para las mujeres; ofertando distintos servicios que van desde la defensoría legal, pasando por la atención psicológica, hasta el acompañamiento en los procesos individuales y la capacitación de prevención de violencia en las familias.
También, al igual que otras asociaciones, hemos participado activamente en la elaboración de diversas propuestas de iniciativas de Ley encaminadas al beneficio de las mujeres.
Sin embargo, por lo que hemos anotado, no nos extraña que en momentos de inflexión, como el que actualmente vivimos en Oaxaca ante la alternancia política, en una reunión convocada por el
Colectivo Huaxyacac en la
Casa de la Mujer Rosario Castellanos con el propósito de crear una agenda común así como diseñar una estrategia de acción para la incidencia política ante el nuevo Gobierno, se nos haya solicitado abandonar la reunión porque no hemos coincidido con las alianzas construidas para llegar al poder, en las cuales las mujeres no hemos sido tomadas en cuenta.
Sí nos preocupa, que ante la incursión de fuerzas de la derecha en el próximo gobierno, las mujeres enfrentemos divididas los embates de los grupos más retrógradas.
En MUGER. A. C. estamos ciertas que la participación de todas las mujeres, más allá de filias o fobias, en la cosa pública es hoy por hoy una necesidad ineludible, además del compromiso social que esto conlleva, privilegiando la suma de esfuerzos desde el más puro concepto de la hermandad entre iguales.
Los logros en las demandas de las mujeres en nuestro estado son, han sido y serán producto de la suma de esfuerzos y voluntades de nosotras, de nuestras antecesoras y nuestras predecesoras.
Compañeras, las que nos hemos encontrado, nos conocemos, hemos estado en muchas luchas, coincidimos casi siempre en el fondo, aunque en la forma todavía no logramos ponernos de acuerdo, no obstante, hemos transitado juntas y presumimos que lo seguiremos haciendo.
Desde nuestro espacio de influencia, seguiremos impulsando acciones por las demandas históricas de las mujeres, procurando siempre sumar esfuerzos con todas las que comparten los mismos objetivos.
Hoy nos encontramos ante un nuevo panorama político, aunque no del todo desconocido, y como mínima estrategia de protección, consideramos que las conquistas que las mujeres les arrancamos a los gobiernos anteriores deberán blindarse, sin renunciar al arbitraje constante de las nuevas políticas en materia de equidad de género.
En la actual coyuntura política convendría entonces preguntarnos, ¿queremos ser mujeres por el cambio, mujeres en el cambio o sólo buscamos el cambio de unas mujeres por otras?
MUJERES UNIDAS EN TORNO AL GÉNERO LA EQUIDAD Y LA REIVINDICACIÓN.