Ciudadania Express
Lunes 16 de agosto, 2010. 09:00 am

Llega "El fin del arte" en Cuarto Contemporáneo

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Vidal PINEDA   Oaxaca. México. “El trabajo de Hugo Gallegos se concentra en la transformación  del entorno y la relación humana con la naturaleza”, escribió el artista plástico Alberto Toscano en el texto de sala que acompaña a la serie de imágenes que conforman la exposición El fin del arte que este sábado se inauguró en las instalaciones de la galería Cuarto Contemporáneo.   En ese recinto cultural ubicado dentro de la Plaza Santo Domingo de esta ciudad, Hugo Gallegos presenta una colección de imágenes en las que habitan personajes estrechamente relacionados a la naturaleza. “Su mirada apocalíptica  se ha posado en las contradicciones que imperan entre un mundo tecno-científico, utilitario y mercantil, impuesto ante nosotros  como único conocimiento emancipador  y la ruptura de los hombres con la tierra”, se lee en el texto de Toscano.     [caption id="attachment_68968" align="alignleft" width="300" caption="“El fin de la casa de Orozco”, una de las obras de Gallegos."]“El fin de la casa de Orozco”, una de las obras de Gallegos.[/caption] En la pequeña sala de la galería se concentran cerca de siete cuadros de mediano formato que se caracterizan por la presencia de diversas tonalidades. Una constante en la obra es el mar, pues en la mayoría de las piezas se distingue la presencia del agua que llega a escenas terrestres.   En el fondo de la sala, una gran pieza en forma de caja alcanza a cubrir toda la pared. Sobre ella Gallegos ha pintado una serie de imágenes que no se alejan del discurso catastrófico de las piezas más pequeñas. Sorprende la magnitud de la obra y los trazos que el artista plasmó sobre madera.   “La acuarela  hippies come  flores presenta a tres  jovencitas compartiendo en sus bocas flores de un campo, que nos remite por el título de la obra al fenómeno cultural de los años 60’s, en una actitud juguetona y precoz , sus gestos lascivos nos invitan a desear sus labios, la pose de una nueva generación que ha reciclado como una moda la expresión y el malestar del movimiento hippie de la época, a sus espaldas surge   un  fálico misil  que se eleva entre un fondo de humos que invaden el paisaje en un tono de presagio”.   La inestabilidad de las imágenes – continúa el texto de Toscano - no expresa ansiedad o desgarre, sino un mundo que se ríe al tiempo que cae a pedazos, se lee entre líneas  los procesos de degradación social y humana que se denuncian y  que se justifica  así mismo con el discurso exacto y ordenado de una sociedad domesticada. Una generación  alimentada únicamente con los mensajes que trasmite una sociedad de consumo solo puede generar esos mismos códigos de incomunicación y agresión. La contraposición de estas imagines  despierta en nosotros la necesidad de vernos espejeantes frente a los personajes y sus elementos pictóricos, nos hacen reflexionar sobre  lo que somos, en que nos han convertido el sueño de la razón. El pintor no despliega su poética  como reclamo, es la imagen la que habla, pues el sarcasmo pictorizado mella cualquier intento de usos propagandistas o panfletarios.   Según Toscano, el uso de la ironía en  la obra de Gallegos es un mecanismo por el cual  permite alejarse de aquello que se considera incuestionable e irrefutable. “Provoca un cortocircuito ante los hábitos mentales, para revelarnos como algo extraño aquello que creíamos conocer, aportando una perspectiva distinta y desconcertante que nos obliga a hacer nuevos planteamientos. Lenguaje estético que no hace concesiones a formas que pudieran convertir en abstracto lo que son situaciones humanas concretas”.
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