Sergio CLAVIJO/La República
Oaxaca, México.- Durante el período 2004-2008, el crecimiento promedio del PIB-real de América Latina registró un satisfactorio 5.4% anual. En línea con ese buen crecimiento, también se observó una mejoría en los indicadores sociales.
Por ejemplo, según la Cepal, el desempleo cayó de 11.4% a 7.5% y, a su vez, la pobreza descendió de niveles del 44% al 33% de la población durante el período 2000-2008.
[caption id="attachment_34004" align="alignleft" width="298" caption="La pobreza afecta más a las mujeres en Lationamerica"]
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Sin embargo, el coletazo de la crisis mundial (2007- 2009) sobre América Latina alcanzó a afectar negativamente los avances que se habían logrado en materia económica y social. Es así como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) calcula que el PIB-real de la región se contrajo un 3.6% durante el 2009 (desaceleración de 1.8 puntos porcentuales frente al 5.4% que traía), al tiempo que la tasa de desempleo (promedio) registró un 8.7% (incremento de 1.2 puntos frente al 7.5% anterior). Si bien la región “sobre-aguo” aceptablemente este período de la Gran Recesión (2007-2009), veremos un período de lenta recuperación durante el 2010.
Tal vez el área de mayor preocupación tiene que ver con la persistencia de la pobreza en la región.
Según la Cepal, uno de cada cuatro latinoamericanos está regresando a la “zona de pobreza”, después de haber salido de ella.
Se estima que el indicador de pobreza absoluta estará incrementándose al 34% en el 2009 frente al 33% observado un año atrás. Esto implicará incrementar las cifras de pobreza en unos 9 millones y las de indigencia en unos 5 millones a nivel regional.
En términos históricos este es un duro golpe, ya que la pobreza absoluta se había logrado reducir en cerca de 11 puntos porcentuales, descendiendo del 44% en 2002 al 33% en 2008. Los países con mayor progreso, afortunadamente, están logrando mantener dichos avances, como son los casos de Perú y Brasil. Por ejemplo, en el Perú la pobreza absoluta se redujo del 54.7% al 36.2% (una reducción de 18.5 puntos porcentuales) durante 2002-2008, mientras que en Brasil dicho indicador se redujo de 38.7% al 25.8%, una reducción de 13 puntos porcentuales.
Entre tanto, México mostró avances más lentos. Según cifras de la CEPAL, en México la pobreza se mantuvo relativamente estancada a niveles del 34.8% en el 2008 frente al 39.4% del 2002.
Por otra parte, las cifras publicadas recientemente por el DNP-Dane muestran que en Colombia la reducción de la pobreza absoluta habría sido de 8 puntos porcentuales (pasando de 53.7% a 46.0%) durante 2002-2008, cifra similar a la registrada por la Cepal. Tanto en el caso de México como de Colombia se observa que los esquemas asistencialistas no sólo no están teniendo el impacto esperado, sino que dichas políticas dejan “sembrados” criterios anti-mercado que se vuelven insostenibles desde el punto de vista fiscal y social (ver Informe Semanal No. 998 de Octubre de 2009).
Los propios expertos que ayudaron a diseñar e implementar estos esquemas hoy son bastante escépticos sobre su efectividad y alcance, ver, por ejemplo, Levy (2008) “Good Intentions…” o Gaviria (2005) “Del Romanticismo…”.
En síntesis, Anif considera que la lucha contra la pobreza absoluta vuelve a recaer sobre las estrategias de crecimiento sostenido a tasas superiores al 5% anual y el equilibrio de precios entre el Capital/Trabajo.
Colombia disfrutó momentáneamente de crecimientos a tasas del 5.5% anual durante 2003-2007 y, sin embargo, las distorsiones a favor del capital (exenciones tributarias exageradas) y los castigos al trabajo (sobre-costos parafiscales) impidieron que el desempleo descendiera siquiera a tasas de un digito.
Colombia debe evitar que el esfuerzo fiscal que encierra financiar programas asistencialistas termine “desperdiciando” un capital humano que nunca llega al sector formal, ver Clavijo (2009) “Comentarios a Levy…” Carta Financiera-ANIF Oct-Dic.