Carolina QUEZADA
Oaxaca. México. Este fin de semana tendrá lugar en la Biblioteca Henestrosa la puesta en escena “La casa de los deseos”, teatro a ojos vendados de la Compañía de Teatro Carlos Ancira.
Las funciones se han programado para este viernes 13 a las 20:00 horas y el sábado 14 a las 18:00 horas en la Biblioteca Henestrosa que se localiza en Porfirio Díaz 115, esquina con Morelos, en el centro de esta ciudad
[caption id="attachment_68594" align="alignleft" width="300" caption="Una puesta en escena que pone en juego los sentidos."]
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En México existe un teatro para ciegos al que pueden asistir también los videntes, siempre y cuando estén dispuestos a renunciar por un rato al sentido de la vista.
“La casa de los deseos”, obliga al espectador a usar sólo la imaginación. Antes de iniciar la función, al público vidente se le vendan los ojos. Luego se le conduce a una carpa, donde los asientos forman un círculo.
El público inmediatamente empieza a desarrollar el resto de los sentidos, ya que el olor a aserrín y a palomitas es cada vez más intenso. Aunque se intente ver, la luz es muy tenue. Sin embargo, hay quienes no tienen opción, pues definitivamente no pueden ver y están muy acostumbrados a utilizar el olfato, el oído, el tacto y el gusto.
Presenciar la obra implica una experiencia única, pues desde el principio el que sí puede ver tendrá que depender de un ciego. ¿Increíble, verdad?, pero así es. Al empezar la pieza teatral otorgan un programa que está en braille, en el se dan a conocer algunas indicaciones de la obra. Como muy pocos espectadores saben de este lenguaje, tienen que recurrir a un invidente para que lea las instrucciones.
Una vez que el público se encuentra sentado reparten palomitas y algodones de azúcar de esta manera el sentido de gusto empieza a desarrollarse. Durante una hora se perciben sonidos, movimiento, música, olores, sabores y sensaciones para reforzar la interpretación y los diálogos de un pequeño grupo de actores.
La obra se basa en la vida de los circenses, aquellos personajes que dieron vida a los pueblos y ciudades de México en los años 40 y 50. Cada personaje tiene un sonido, un olor especial y una característica propia.
Por ejemplo, Campanita que es enanita, está enamorada del dueño del circo. El payaso es un borrachín porque la mujer lo abandonó y siempre huele a alcohol y el trapacista, que es un adolescente que tiene muchas dudas sobre su vida también tiene un olor y sonido especiales.
Pablo Moreno afirmó que la Compañía Teatral Carlos Ancira presentó por primera vez en 1999 en Puebla esta obra, la cual recientemente se presentó en la Casa de la Cultura Oaxaqueña y ahora en la Biblioteca Henestrosa.
“La historia fue hecha para invidentes o para quien quiera presenciarla usando todos sus sentidos excepto la vista. La idea era montar un espectáculo para ciegos, sin la restricción de que el oído fuera el único sentido involucrado”, explicó el director.
También reconoció que hacer una obra de este tipo fue muy complicado, sobre todo porque tenían que contar una historia que se pudiera ver a través de la imaginación y con el resto de los sentidos, así que tuvieron que recurrir a un equipo multiciplinario como escritores, oftalmólogos, psicólogos, actores y un grupo de ciegos, todos ellos realizaron pruebas y cuestionarios para recaudar la mayor información y así encontrar el camino para brindar una obra teatral a quienes carecen de la vista.
Moreno afirma que en las escenas se estimulan el tacto, el gusto, el olfato y la propia percepción (sentido del movimiento y el espacio).”Por ejemplo, si se habla de un incendio escuchas que algo se quema, luego lo hueles y por último sientes el calor”. De esta manera, al crearse una imagen mental se comprende mejor el melodrama, escrito por la guionista Alejandra Sofía.
Esta singular puesta en escena ha tenido reconocimientos y diversas presentaciones en Cuba, Chile, Estados Unidos, Uruguay, Colombia, Taiwán e Israel.