Artemisa Mendizabal/Concaulta   Oaxaca. México.  Al recibir la Medalla Salvador Toscano al Mérito Cinematográfico 2009 por su labor de difusión del cine mexicano y contribución a la cinematografía, el cinefotógrafo, productor y promotor griego, naturalizado mexicano, Alexis Grivas, agradeció la entrega del reconocimiento, pero hizo notar que en el cine las cosas nos las hace una sola persona sino que se trata de un trabajo colectivo y afirmó que su mérito fue haber estado en el momento y el lugar adecuados.   Durante la ceremonia realizada en la Sala Arcady Boytler de la Cineteca Nacional, Grivas recibió de manos de Enedina Toscano la medalla que lleva el nombre de su padre, instituida en 1984 por la Asociación Carmen Toscano, en colaboración con la Cineteca Nacional, la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas y Conaculta.     [caption id="attachment_48046" align="alignleft" width="300" caption="Estuve en el momento y lugar adecuados, dijo Alexis Grivas al recibir la Medalla Salvador Toscano."][/caption]   En tono de broma, Grivas dijo al público y a los organizadores que “espero que este reconocimiento no me lo den porque ya me ven de salida, pues tengo planeado seguir dando lata; y también quisiera aclarar que si bien lo agradezco, aún me pregunto por qué me lo otorgan”.   Tras señalar que no se trataba de un acto de falsa modestia, expresó que “recibo este premio no porque haya hecho todas las cosas que ustedes han visto en mi trabajo con exceso de amabilidad, sino gracias al apoyo de muchas personas, como Paul Leduc, Rafael Castanedo, Arturo Ripstein, Felipe Cazals, Jorge Fons, Leoncio Cuco Villarías, Emilio García Riera y Tomás Pérez Turrent. Ellos aportaron a mi formación y juntos hicimos lo que se llamó Nuevo Cine Mexicano”.   “Creo que me tocó estar en el momento y lugar adecuados, por eso viví el Movimiento del 68, el Nuevo Cine Mexicano, la época en que el cine recibió un gran apoyo y tuve la oportunidad de estar cerca de la gente que mencioné, además de que existían las condiciones adecuadas”, puntualizó.   Al hablar de su labor como promotor del cine mexicano en el extranjero, Alexis Grivas reconoció que no toda la gente del gremio ha estado contenta con él, pero aclaró que su trabajo lo ha hecho de la mejor y más honesta forma posible, sin importar si una cinta fue hecha por un amigo o un enemigo; pues desde su perspectiva es el cine lo que cuenta.   A nombre de la Fundación Carmen Toscano, Verónica Zárate, nieta de quien da nombre a la presea, manifestó que Alexis Grivas, John Reed y Salvador Toscano comparten el hecho de que en algún momento de sus vidas estuvieron en el centro de la acción, en el ojo del huracán de la historia.   Agregó que supieron reconocer la importancia de esos acontecimientos y a distintos niveles se involucraron con ellos. Su participación fue sobre todo como testigos, pero no en un sentido pasivo sino con el interés y compromiso de dar cuenta de aquello que pasaba frente a sus ojos, a través de imágenes, reportajes, documentales.   “El acercamiento de cada uno de ellos –dijo- provenía de las circunstancias que los habían rodeado y habían contribuido a su formación. Durante el convulso periodo que le tocó vivir a Toscano, también transitó un periodista estadounidense llamado John Reed, quien como corresponsal de guerra siguió a Pancho Villa en sus ataques por el norte y convivió con aquellos soldados que lo acompañaban, aquellos que no aparecen en los monumentos ni en los libros de historia, pero de los que se ha guardado registro por otros medios”.   Zárate recordó que su abuelo los filmó vitoreando el paso de Madero en su viaje triunfal a la ciudad de México en 1911; Reed plasmó sus impresiones sobre ellos en algunas fotografías, pero sobre todo en una serie de textos que se reunieron en el libro México insurgente.   Poco después mencionó que en 1970, bajo la dirección de Paul Leduc, se proyectó en México una película titulada Reed México insurgente, con fotografía de Alexis Grivas, quien traía ya bajo el brazo la experiencia de haber realizado cortometrajes y documentales en su natal Grecia, de la que salió en 1967.   Indicó que en nuestro país fue muy bien recibido por un grupo de jóvenes cineastas que a decir de Arturo Ripstein eran de la primera ola del siempre renaciente Nuevo Cine Mexicano.           “Aquí se convirtió en el mexicano Alexis y con ese grupo compartió la pasión por el cine, particularmente a través de esos ojos detrás de la cámara dispuestos a captar momentos, escenas, sucesos y vistas. Su labor de cinefotógrafo destaca en las películas que hizo con Felipe Cazals (Familiaridades), Ripstein (La hora de los niños y Exorcismos), Raúl Kampfer (Mictlán), y Archibaldo Burns, (Juan Pérez Jolote).   Zárate apuntó que si bien Grivas participó en diversos documentales, quizá los que más destacan son aquellos que giran en torno a las Olimpiadas, los comunicados del Consejo Nacional de Huelga en 1968; o el sentir de los chilenos en torno al golpe de Estado en contra del gobierno de Salvador Allende.   Añadió que a lo largo de su fructífera vida, Grivas ha registrado importantes acontecimientos y ha contribuido a su difusión no sólo por su interés cinematográfico sino como una denuncia social; ha sido embajador de nuestra cultura cinematográfica y ha pugnado porque esté presente en los principales foros fílmicos y en las publicaciones en las que ha participado con su crítica.   Leonardo García Tsao, director de la Cineteca Nacional, apuntó que si bien ubicaba el nombre de Grivas porque estaba ligado a cineastas de los años setenta como Paul Leduc, Ripstein y Cazals, lo conoció en una circunstancia especial, afuera de la oficina de un funcionario que manejaba los destinos del cine.   “De repente vi pasar una figura con greña, barba, suéter de Chiconcuac, jeans, zuecos y que daba pasos fuertes y decididos hacia la puerta de la oficina; recuerdo que la secretaria trató de detenerlo, pero sólo recibió imprecaciones. Yo pregunté, qué fue eso y ella me respondió, Alexis Grivas”.