Salvador JOSÉ Oaxaca, México.- Como un síntoma de buenas intenciones, se impartió la conferencia  “Desarrollo Centrado en la Cultura”, con Patricio Rivas y Carlos Villaseñor, en la “Casa de la Ciudad”.   Con un desbordante optimismo- por lo general, los actos oficiales o semioficiales de cultura se caracterizan por el derroche de demagogia y de lana-, sin embargo, vale el privilegio de la duda.  “Un pesimista es un optimista bien informado”. Dice el adagio.   Por pronto, no estamos de acuerdo que las “políticas públicas culturales” –sin intervención del estado- se pueden llegar a la optimización de las industrias culturales. Esto quiere decir, que los ciudadanos con mucha voluntad y organización pueden desarrollar un ambiente cultural sin necesidad de pedir al Estado su intervención.   Villaseñor y Patricio Rivas señalaron que la Cultura desde el punto de vista antropológico, circunscribe todos los actos realizados por el ser humano, no como en el siglo XIX, que el concepto de Cultura se relacionaba sólo a las Bellas Artes. Estamos, de acuerdo, que el sentido de la cultura es producir bienestar y desarrollo que tod@ mexican@ tienen derecho, Sobre todo en estos días de recalcitrante violencia. Pero al gobierno mexicano- federal, estatal o municipal-, no le interesa este rubro. Será porque la cultura no produce ganancias en forma inmediata? como el petróleo o cualquier otras  de las riquezas naturales existentes, patrimonio de tod@s los mexican@s.   Poco se puede esperar de presidentes de la República que no tienen conocimientos en Cultura general. Que no saben cuántos latinoamericanos han ganado el premio Nobel de literatura; como se pronuncia Jorge Luis Borges, (por cierto, Vicente  Fox,  le otorgó  el mencionado galardón); que prefieren invertir en armamento para “guerras” fratricidas y no prevenir por medio de la Educación, la Ciencia y la Cultura. A  la hora de escribir este trabajo, mil quinientos niños habían muerto y varios miles más perdieron a sus padres. La  política preventiva de educación es un fracaso, secuestrada ésta por la lideresa del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) Elba Esther Gordillo y su títere en la, Alfonso Lujambio, Secretario de la misma (de la Educación). Que aunque de “ninis colosales” y albercas efímeras es un experto, en cuestiones de educación, prefiere los desfiles bicentenarios tan  ilustrativos como que “el mambo es un ritmo mexicano o que María Félix, fue la reina del bolero”. Sobre las  Industrias culturales, los conferencistas señalaron que en Oaxaca los resultados eran positivos, resultados que benefician a los macro empresarios: hoteleros, restauranteros, agencias de viajes y avorazados taxistas, que hacen en las temporadas turísticas  su agosto. A expensas de artesanos, artistas sin padrinos o galerías públicas y privadas que les den oportunidad de exponer; de gestores culturales (sean éstos estudiados o populares) .Del Patrimonio tangible e intangible:  museos públicos, turismo ecológico comunitarios, tradiciones y gastronomía ancestral (ahora, con el reconocimiento  a nivel internacional de la tortilla tlayuda, donde nada tuvieron que ver ni el CONACULTA, ni ninguna institución pública cultural, sino las tortilleras de las comunidades de Ejutla y Ocotlán, posiblemente podamos comer en cualquier restaurant de lujo las famosas tlayudas con asiento, aunque a precios estratosféricos).   De zonas arqueológicas, que son utilizadas con más frecuencia para que músicos gringos realicen  conciertos con ganancias millonarias, que se ignora a dónde va a parar. Habría que preguntarle al Instituto Nacional de Antropología e Historia. Lo importante es que el gobernador y representantes electos tomen cartas en el asunto, para que los oaxaqueños verdaderamente se beneficien de la Cultura que ha distinguido a la entidad.