Ciudadania Express
Martes 26 de octubre, 2010. 03:24 pm

Sonidos ancestrales de la Muerte en lanzamiento de disco en la BH

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Carolina QUEZADA   Oaxaca. México. Este viernes 29 de octubre a las 20:00 horas se presentará el disco “Somos el instrumento de Dios: música y muerte en el Valle de Oaxaca” en la Biblioteca Henestrosa.   Esta presentación estará a cargo de Rubén Luengas y Santiago Olguín, así como la apertura de “Los Sonidos de la Muerte”, exposición de objetos e instrumentos sonoros relacionados con la muerte en el Valle de Oaxaca. Al respecto sus creadores refieren:     instrumentos Los sonidos de la muerte Sonido, música, ruido, son fenómenos acústicos presentes en la vida del ser humano. En ocasiones como goce, como medio de comunicación, como señales de alerta, los sonidos ocupan un lugar primordial en el proceso de comunicación en todas las culturas. En algunos casos, los sonidos o la música se utilizan como medio para entablar comunicación con las deidades y los ancestros y de esta forma se establece un vículo entre el plano celeste y terrenal, entre el mundo de los vivos y el de los muertos.   En los pueblos del Valle de Oaxaca hay una gama de expresiones sonoras y musicales relacionadas con la muerte. En un primer momento se podría pensar que la música y la muerte sólo tienen cabida en la música de banda de alientos y en géneros como las marchas fúnebres; sin embargo, éstas sólo conforman una parte. A través de esta exposición se pretende mostrar al visitante la diversidad de expresiones sonoras y musicales vinculadas con la muerte a lo largo del ciclo festivo. Estas expresiones forman parte del patrimonio intangible de los pueblos del Valle de Oaxaca que poca atención han recibido por parte de algunos especialistas quienes las consideran “poco interesantes por su cercanía geográfica a la ciudad de Oaxaca”.   Carnaval   En la fiesta de Carnaval ha tomado diferentes matices, dependiendo del grupo que lo lleva a cabo. En Santa Catarina Minas, Ocotlán, los barrios se organizan en grupos que se disfrazan de pintos, viejos y la muerte. El Carnaval concluye cuando los pintos atrapan a la muerte y la mandan a la horca. En este momento, la banda de viento toca “La muerte del Caraval”, una marcha fúnebre que sólo se interpreta en esa ocasión.   Semana Santa   La dotación denominada chirimía (flauta de carrizo y tambor de doble parche) no puede faltar en las festividades religiosas, sobre todo para las procesiones. En Semana Santa se puede escuchar esta agrupación interpretando alabanzas como Perdón oh Dios mio y Perdona a tu pueblo Señor. Otros instrumentos que no pueden faltar a esta celebración son la matraca y la carraca, la primera, de pequeñas dimensiones, mientras que la segunda es de mayor tamaño y su uso se restringe al templo.   Sonidos para la curación   Hasta hace algunos años en San Bartolo Coyotepec se elaboraban silbatos de cerámica con la efigie de un búho. Estos instrumentos se vendían en las fiestas patronales como la de San Miguel Tilquiapan, Ocotlán. Estos “juguetes” no sólo cumplían una función lúdica, sino que también eran utilizados para curar de espanto a los niños. Los sonidos del búho y su aplicación en un instrumento sonoro son una clara reminiscencia de los silbatos zapotecos del periodo Clásico (300-900 d.C.).   Música de angelitos   Tras la muerte de un niño, sus padres, padrinos y demás familiares realizaban una “fiesta o fandango” porque consideraban que era un alma sin pecado que ingresaba directamente al cielo. Para estas ocasiones había un amplio repertorio musical que era interpretado por orquestas conformadas por violín, una o dos mandolinas, una bandola, guitarra séptima y un contrabajo. El repertorio incluía polkas, valses, jarabes, entre otros.   Otra expresión que estaba estrechamente vinculada al velorio de angelitos era la décima; un género de origen peninsular que llegó a América en el siglo XVI y tuvo su auge hasta finales del XIX. Este género es literariamente complejo y rico, ejemplo claro de la idiosioncrasia de la gente de distintas regiones de nuestro país. Se inserta en los rituales de la vida comunitaria y familiar, integrada a las representaciones festivas. A la par de las décimas, también había Alabanzas que tienen su origen en el culto a la Virgen María.   Música de Difuntos   La música y las expresiones sonoras relacionadas con los difuntos son de lo más diverso y complejo. Cuando una persona fallece se tocan las campanas a la manera de agonía, un toque diferente al del llamado a misa, para que la gente esté enterada de que alguien de la comunidad ha fallecido.   Dentro del repertorio de banda de viento hay abundantes marchas fúnebres que se tocan durante el sepelio. Además de éstas, existe el género de Miserere que originalmente era un canto penitencial, de misericordia, piedad y redención de los pecados. En Santa Catarina Minas, Ocotlán, existen tres misereres: uno para angelitos, otro para difuntos y uno más para la “Levantada de la Cruz”.   Una expresión musical que poco se conoce son los rosarios cantados de Santa Cruz Xoxocotlán. Éstos los dirige el maestro de capilla –herencia de las capillas musicales de la época colonial- quien se encarga de enseñar a jóvenes los cantos para las celebraciones y oficios de la iglesia. En la noche del 31 de octubre, en el panteón antiguo, el maestro de capilla, junto con los ‘apóstoles’ entonan el rosario cantado. Las voces están organizadas en melodía y bajo y ejecutan una especie de polifonía libre, sin ritmo ni métrica específica. Con este evento –dedicado a los difuntos- se cierra el ciclo de rosarios cantados que comienza el primer domingo de octubre.   El día 2 de noviembre en panteones como el General o de San Miguel acuden músicos ambulantes no oriundos de la ciudad de Oaxaca quienes interpretan canciones del repertorio popular como Cruz de Olvido, Un puño de tierra, Amor eterno, entre otras. A través de la música se establece un lazo afectivo entre familiares vivos y difuntos; por esta razón, los músicos reconocen la importancia de su actividad dentro de la celebración y consideran su oficio como un don otorgado por Dios. En consecuencia, se consideran así mismos como “el instrumento de Dios” porque con su música notifican a los fallecidos los sentimientos de los familares vivos.   Fin del ciclo festivo   El ciclo festivo concluye con las posadas y navidad. En la ciudad de Oaxaca era común ver a los chachacuales, o puestos ambulantes, en donde se podía probar suerte en el juego de los cotompintos que es muy similar al de la lotería. Dentro del imaginario popular son muy variados y creativos los sinónimos con los que el pueblo se refiere a la muerte: calavera, la calaca, la pelona, la chimuela, la tilica, la tía de las muchachas, la catrina, la sonriente, la dientes fríos, entre otras. La utilización de estos sinónimos en la elaboración de refranes, glosas y coplas son una muestra del ingenio de sus creadores, como en el caso del cotompintero.   La cita a esta presentación es en la calle Porfirio Díaz 115, esquina con Morelos en el Centro Histórico de esta ciudad, para mayores informes llamar al  516-9715, fax 516-9750, en  bibliotecahenestrosa@yahoo.com.mx o en ww.bibliotecahenestrosa.com.
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