FIL 2010
Oaxaca, México.- Dos circunstancias contrapuestas prevalecían en el Auditorio Juan Rulfo de la 24 Feria Internacional del Libro de Guadalajara. La primera, era muy desconcertante: había más de mil personas uniformadas que esperaban escuchar al escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II y a su hermano Benito Taibo; la segunda, era un alivio: ese millar de seres eran jóvenes que difícilmente rebasaban los diecisiete años.
Como peces en el agua, empezaron a hablar de sus raíces, del exilio que su familia asturiana, formada por mineros y pescadores, sufrió y de cómo los formó a ellos como rebeldes encausados y apasionados de personajes límite. Ese hormonal público ya sabía a lo que iba, pero de cualquier manera Paco Ignacio Taibo II, advirtió una “absoluta falta de seriedad”. “Mi papá me contó que cuando tenía cinco años yo le dije que quería ser karateka, saxofonista y escritor”, dijo Taibo II, ahora que no es ni karateka ni saxofonista, pero que tiene decenas de libros publicados y una sólida posición entre el gusto de los lectores, afirmó que “la verdad es que cuando eres escritor puedes ser todas esas cosas”. [caption id="attachment_82410" align="alignright" width="300" caption="Benito Taibo y Paco Ignacio Taibo II charlaron con jóvenes. "Entre Taibos te veas", en el marco de la 24 Feria Internacional del libro de Guadalajara. Diciembre 02, 2010. Foto © FIL 2010 / Natalia Fregoso"][/caption] Benito, por su parte, habló de su padre, Paco Ignacio Taibo I, quien era “escritor, monero, gastrónomo, dramaturgo, defensor de las mejores causas, lector y una maravillosa persona”; él les enseñó el amor por la palabra y que “cuando uno da su palabra, lo está dando todo”. Partiendo de la experiencia de su familia, que se embarcó hacia México al final de la guerra civil española, Benito hizo un llamado a la resistencia desde diferentes fuertes, como los libros: “Resistir es ganar” y agregó: “hagamos una defensa del idioma. Dejar el güey, que su generación ha degradado, y encontrar nuevas muletillas”. Paco Ignacio Taibo II también entró en defensa de las palabras y dijo que no había ni malas palabras ni buenas palabras, e hizo un llamado a los jóvenes a encontrar nuevas expresiones, nuevos insultos, los vuelcos del lenguaje en la literatura. Anthony Burgess y su naranja mecánica, Julio Cortázar, Ana Frank, Peter Pan, que en realidad eran cuatro, Franz Kafka y una lista viva, sincera, alejada de cualquier pretendida fanfarronería: los dos hermanos fueron compartiendo las predilecciones literarias que los han formado como escritores y como personas: “Soy Peter Pan, tengo el derecho a los sueños, a la rebelión, a meterme al mundo del nunca jamás, a alejarme de la trampa de la vida cotidiana y volver a las pasiones”. El acto de caminar, de llorar, como su padre los acostumbró, en los lugares más raros, como en la casa de Kafka o en el cementerio de Pere Lachaise, donde se recuerda la última barricada en París, son recursos fundamentales para desarrollar una educación sentimental que, según los escritores, tiene que alimentarse de manera paralela a la educación formal. Advirtieron, entre carcajada y carcajada, que “la educación media superior está vacunando contra la lectura” y así como ellos se definen: “un par de provocadores”, reconocieron que la FIL es una “república de los lectores”. “No carguen de tareas a los chavos, déjenlos que lean”, afirmó Paco Ignacio Taibo II antes de regalar cuatro ejemplares de Las batallas del desierto, de José Emilio Pacheco, a los primeros cuatro que participaran.Esta conversación es moderada acorde a las reglas de la comunidad “Ciudadanía Express” . Por favor lee las reglas antes de unirte a ella.
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