Margarita ATOLIN/INAH
Oaxaca, México.- La migración ha favorecido la propagación y el desarrollo del graffiti en el mundo como una forma de expresión en contra de la represión y la injusticia, y por ende se ha convertido en el principal medio de identidad y unión de este sector, señaló Said Dokins, especialista y practicante de esta corriente en Los Ángeles, Estados Unidos.
Lo anterior fue referido, luego de participar la conferencia Mano a mano graffitero. en el Coloquio Internacional Migración y Revolución convocado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta).
En este foro académico, que a lo largo de una semana reunió a 15 especialistas de Estados Unidos, Canadá, Francia, Italia y México, para hacer una revisión de los procesos migratorios y su incidencia en la Revolución Mexicana, Dokins expuso que el graffiti comenzó en Nueva York en los años 60 como una forma de expresión surgida del hartazgo de una sociedad deprimente.
“Con el fenómeno de la migración esta manifestación urbana se expandió a diversos países al grado que se convirtió en una expresión mundial. Primero proliferó en Los Ángeles, y fue justo en este sitio donde se comenzó a exportar a todo el mundo, toda vez que es el lugar de Estados Unidos donde viven la mayoría de inmigrantes, y luego pasó a San Francisco”.
En el caso de México, el graffiti comenzó primero a Tijuana, a principios de la década de los 80, “aquí comenzaron a llegar las pintas de los grafiteros estadounidenses, que generalmente eran letras y firmas”, comentó otro de los artistas urbanos conocido como “Roberto”, quien también participó en la pinta de graffitis que se realizó en la fachada de la DEH, en Tlalpan, como parte de las actividades paralelas este coloquio internacional.
Sin embargo, dijo, este grupo de graffiteros extranjeros no permitía que mexicanos se incorporaran a su esfera, es así como surgió el grupo de artistas urbanos denominado Hechos en México, que comenzó a “decorar” Tijuana, el sitio fronterizo por donde pasa la mayor cantidad de migrantes de México y América Latina hacia Estados Unidos.
“Esta manifestación urbana comenzó a expandirse en el territorio nacional, a la par que lo hacía en diversos países como Francia, Alemania, España, Argentina y Brasil, entre otros”, añadió “Roberto”.
En EU las primeras manifestaciones de este tipo consistieron en letras, y luego tuvieron una evolución y adaptación de acuerdo a las circunstancias y nacionalidad de cada migrante, posteriormente surgieron las imágenes que daban cuenta de todo un mensaje.
“Los mensajes son diversos, pero en general pugnan por la unión, por la lucha de mejores condiciones sociales para todos y, principalmente, por la no discriminación de los inmigrantes independientemente del país en que se encuentren”, indicó el graffitero “Venus”.
En nuestro país, como en cualquier otro, “ha habido una persecución por las pintas, porque no se dan cuenta de que lo que nosotros buscamos es un medio para expresarnos y ese medio no es un museo o una galería, es la calle”, indicó en su intervención “Libre”, otro de los graffiteros participantes en el foro académico.
“Los gobiernos de todos los países no se ha percatado que este movimiento urbano ya trascendió fronteras”, indicó.
Un mano a mano entre grafiteros
Como parte de este coloquio organizado por el INAH se planeó un mano a mano entre graffiteros, en el que estos artistas urbanos plasmaron cómo la migración ha influido en las revoluciones sociales.
Así, diez graffiteros provenientes de Los Ángeles, EU, Querétaro, Tijuana, Oaxaca y la Ciudad de México comenzaron desde el martes pasado a pintar en una mampara de 40 metros de largo por 1.80 metros de alto, instalada en la fachada de la Dirección de Estudios Históricos (DEH).
“Rosario”, una de las participantes, explicó que para comenzar a planear un diseño primero piensa en el mensaje que quiere dar, luego empieza a idear las imágenes que le ayudarán a transmitirlo mejor, y después hila personajes y contextos. “No todo está establecido en un boceto, hay veces que conforme estamos pintando surgen ideas y las vamos adaptando a lo ya planeado”.
La casi una decena de graffitis que se realizaron a lo largo del coloquio permanecerán expuestos durante 15 días en la fachada de la DEH, y luego itinerarán por los Centro INAH del país. La DEH se ubica en calle Allende 172, esquina Juárez. Centro de Tlalpan. DF.
