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NOSTALGIA POR UN AMIGO ENTRAÑABLE
Domingo 20 de junio, 2010. 10:01 am 3575 lecturas | 0 comentarios
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El InformadorOaxaca, México.- Ante todo, Carlos Monsiváis era un ser “humilde”, pues siempre pidió que no le llamaran “maestro”, sino simplemente “Carlos”, a secas, recuerda Igor Lozada, director de Cultura UDG, quien se reunió con el escritor durante la Feria Internacional del Libro (FIL) 2009, para preparar una exposición con piezas de su colección en el Museo de las Artes.
Esa noche particularmente pidió que el encuentro fuera en el Hotel Hilton, pues la enfermedad ganaba cada vez más terreno. Su menú fue una sopa de frijol y sus palabras fueron siempre “generosas”, agrega el funcionario de la Universidad de Guadalajara, institución con la que tuvo una relación de “cuates”.
[caption id="attachment_60403" align="alignleft" width="266" caption="Saramago. Monsiváis y García Márquez en la FIL de Guadalajara"][/caption]
El llamado “padre de la crónica moderna” siempre fue invitado especial de la FIL, de la Cátedra Julio Cortázar y de una serie de actividades en Guadalajara, como la inauguración hace un par de años del Museo del Títere de Jalisco.
Incluso, En 2006, Carlos Monsiváis recibió de manos del recién fallecido José Saramago, el Premio FIL de Literatura 2006.
Raúl Padilla López, presidente de la FIL, señala en un comunicado que
“con Carlos Monsiváis perdemos a una de las voces más constantes y sólidas del pensamiento contemporáneo y a un férreo animador de la cultura mexicana. Sin lugar a dudas, sus obras son un referente para entender al México de hoy y su lamentable fallecimiento nos llena de tristeza.
Monsiváis nos deja una obra deslumbrante, no carente de humor e ironía, y el recuerdo de la amistad que siempre tuvo para con todos los que trabajamos en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara”.
Algunos de sus íntimos amigos comparten a continuación su sentir y algunos recuerdos.
Voz autorizada para hablar de México: Nubia Macías
“Monsiváis era cuate y cuando los cuates se mueren a uno le da mucha tristeza”, explicó vía telefónica desde la Ciudad de México, Nubia Macías, directora de la Feria Internacional de Libro (FIL) de Guadalajara, a donde “el cronista de México” no dejó de asistir aún con sus problemas de salud.
Más allá de tenerlo como invitado en cada FIL, Nubia Macías cosechó “una gran amistad, no era una amiga íntima, pero era él sí era una persona con quien se podía conversar y estar con el gran cronista de México, que tenía capacidad de comunicarse con toda la gente, con sus lectores”.
Recuerda que para la presentación de la biografía sobre la cantante Chavela Vargas, el escritor le pidió que no lo trajeran en avión, sino por vía terrestre, pero “que le pusiéramos una ambulancia por delante porque sus pulmones se le habían resentido”. Y como su buen humor lo permitía, Nubia le respondió que “a partir de la caseta de Michoacán contará con ella, por si la llegara a necesitar”.
Sobre la pasada edición de la FIL, señala que “Carlos la disfrutó mucho, se le veía feliz, de buen humor. Estaba muy contento por el libro de Chavela, en fin, fue muy rica para él”.
Ante la situación violenta que atraviesa el país, “Monsiváis era una voz autorizada para criticar y hablar sobre lo que nos pasa. Es una pérdida muy lamentable. Carlos era parte especial de la feria y la de este año se queda un poco sola. Lo vamos a extrañar”.
En 2006, recibió el entonces recién nombrado Premio FIL de Literatura (antes Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo) y aseveró que éste podría cambiar su nombre a Carlos Monsiváis, pero antes tendría que pasar por el consejo y la asociación civil que dirige el Premio. “Es un planteamiento que se puede hacer, por supuesto, aunque en este momento estamos muy consternados, pero algo hay que hacer para que el nombre de Carlos Monsiváis no se diluya en el tiempo”.
La conexión que tenía Monsiváis Aceves con Jalisco “era especial y de mucho cariño, pero también era crítico, porque no entendía como en un Estado como éste, con su importancia, fuera víctima de un conservadurismo tan arraigado y aunque nos doliera mucho, Carlos era una voz autorizada para decirnos a los mexicanos nuestra verdad”.
A casi seis meses de que se realice la siguiente edición de la FIL, su directora asegura que “en esta edición tendrá que haber algunas actividades de difusión de su obra, creo que ese es el mejor homenaje que se le puede hacer a un autor, que su obra sobreviva más allá de su presencia física en este mundo. Entonces sí, seguramente año con año en la FIL realizaremos alguna ceremonia para recordarlo”.
Gutiérrez Vega llora a su “hermano”
El poeta tapatío Hugo Gutiérrez Vega contesta el teléfono con la voz apagada. Recibió la noticia en Nueva York y comparte que la muerte de Carlos Monsiváis es la muerte “de un hermano, al que lloro y ya extraño muchísimo”.
Además, agrega pausado, “para el país es una pérdida irreparable, porque Carlos fue en buena medida la conciencia moral del país, siempre marcó una estrecha vigilancia sobre el futuro de México y siempre fue honesto, valiente para dar sus opiniones. Fue un defensor del estado laico, de las libertades, de los derechos humanos, de la igualdad, de los humillados y ofendidos de nuestro país.
También fue un intelectual de gran valor y de una memoria privilegiada, gran conocedor de la poesía mexicana y latinoamericana, y pionero de estudios culturales que supo penetrar hasta los más recónditos lugares”.
Gutiérrez Vega concluye que ha muerto un intelectual honesto, un gran prosista, un gran estudioso de la cultura popular, “y sobre todo un defensor de los derechos de las clases populares en México”. El poeta detiene sus palabras, retoma el aliento y remata: “Lo siento infinitamente. Me quedo con la memoria de su honestidad, de su amor por la humanidad, porque ha muerto uno de los grandes humanistas que ha dado el mundo”.
Dulce María Zúñiga se une al luto
Literalmente conmocionada por la noticia de la muerte del escritor Carlos Monsiváis, la coordinadora de la Cátedra Julio Cortázar de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Dulce María Zúñiga, lamentó la “pérdida de uno de los más grandes pensadores de México”, que a sus 72 años y con el estado de salud que guardaba en los últimos meses desde que fue internado en un hospital de la capital del país, “la noticia no sorprende, pero como siempre, es dolorosa”.
Como anfitriona de los eventos en que el “cronista de México” estuvo en la Cátedra, Dulce María Zúñiga lo recuerda como alguien “con una memoria extraordinaria. Se lleva consigo toda una época y por supuesto que Carlos Monsiváis va a ser considerado uno de los grandes iconos de la cultura mexicana”.
La última vez que el autor de Días de guardar estuvo en Guadalajara en el marco de la Cátedra Julio Cortázar fue en 2005, cuando presentó a la Premio Nobel de Literatura 1993, Toni Morrison, y hasta ella misma se sorprendió de la capacidad de Monsiváis por memorizar y nombrar a gran cantidad de escritores afroamericanos con la intención de situar la obra de la escritora estadounidense.
Además, “Monsi”, como era conocido en el mundo de las letras mexicanas, asistió en 2009 a la inauguración de la Cátedra Hugo Gutiérrez Vega, poeta con el que “bromeó, conversó y recordó poemas y sonetos de memoria. Charlaron de la importancia de la memoria, del ejercicio de ésta para la literatura”. Zúñiga menciona que “fue una presencia muy grata”.
Era el mes de noviembre y Dulce María Zúñiga recuerda que inmediatamente al concluir su ponencia al lado del poeta jalisciense, Monsiváis le pidió que lo llevara a su hotel cuanto antes porque no se sentía bien de salud.
“En ese momento lo saqué como pude, aunque la gente que asistió aquella vez al Paraninfo Enrique Díaz de León lo abordaba para solicitarle una foto, un autógrafo, comentarle algo, agradecerle. En fin, me lo llevé al hotel y ya no quiso bajar. Realmente ya se sentía mal desde entonces. Meses después nos enteramos que había ingresado a un hospital”, comentó vía telefónica desde San Gabriel, la coordinadora de la Cátedra Julio Cortázar.
Zúñiga agregó que la muerte de Monsiváis Aceves “es algo que ya temía cada mañana; así es la ley de la naturaleza”.
Rossana Reguillo lo recuerda como un desafío
Rossana Reguillo, antropóloga y amiga del escritor mexicano, recordó que en la pasada edición de la FIL lamentó “no ver en la generación intermedia a alguien que estuviera a la altura para tomar la batuta” de Carlos Monsiváis.
Del escritor valora en primer lugar “su memoria dichosa y que cualquier conversación se convertía en un diario histórico”; en segundo término, “la capacidad para apreciar al país en su conjunto. Realmente Carlos fue el último mexicano al que le cupo el país en el corazón y en la cabeza”.
A todos, inmersos en la letras o no, la investigadora del Instituto de Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) opina que al autor de Aires de familia. Cultura y sociedad de América Latina habrá que recordarlo como “un desafío, creo que el legado que nos deja es de una medida muy alta. Lo fundamental es seguir haciendo críticas, cuestionar al poder y sobre todo no perder nunca la capacidad de comprometerse”.
La última vez que visitó a Monsiváis Aceves fue a finales de enero, “cuando ya estaba muy malito, ahí estuvimos comentando un video que le hice para un homenaje de su obra completa. Se reía de sí mismo, lamentaba el retroceso del estado laico en México y mostraba su preocupación por la situación del país”.
Pendiente, títeres en honor al cronista
Antonio Camacho, director de la Compañía La Coperacha, trabaja desde aproximadamente un año un montaje sobre las facetas de Carlos Monsiváis, que serían representadas con títeres sin fecha de producción, ya que todavía no se termina la confección de los muñecos y se pensaba en un guión que pudiera trabajar el propio escritor.
“Es un proyecto que no sabemos qué será, si terminará en video o en un montaje. Muchos caricaturistas abordaron con sus cartones las diferentes facetas de Monsiváis, entonces nosotros quisimos también, pero con títeres abordar esas mismas facetas: el Monsiváis analista, Monsiváis y la farándula, Monsiváis en la música popular, Monsiváis y la vida política de México, Monsiváis y la plástica, Monsiváis y el Museo El Estanquillo, Monsiváis y la literatura, que en total serían de ocho a 11 títeres”, explicó Camacho, quien ya contaba con el aval del escritor.
Comenta que el autor de Los rituales del caos se mostró “ilusionado” con el proyecto de sus “clones”. Si bien, su relación con el escritor fue muy corta, sin duda fue muy valiosa.
El proyecto que tampoco tiene nombre todavía podría quedar listo para el próximo año, ya que los títeres no son tan laboriosos, lo entretenido será el guión. Y la confección de los muñecos se trabaja con caricaturistas de todo el país, quienes serán los artífices de cada rasgo del escritor.
Su visión “ácida y crítica sobre la situación del país es algo que se adapta muy bien al trabajo de los títeres y es lo que buscamos y difícilmente se logra en este ámbito con otros textos, entonces con él creo que se adapta perfectamente a la disciplina”.
Por los pasillos de la feria
¿Por qué no nos creaste inmortales?, es la pregunta que el fallecido escritor y ensayista mexicano Carlos Monsiváis hubiera hecho a Dios. Así lo señaló durante una entrevista en lo que fue su última visita a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara en 2009.
José Emilio Pacheco aseguró que nadie puede responder a la pregunta “¿Quién es Carlos Monsiváis?”. Monsiváis murió en realidad en 1980, víctima de una excesiva humildad escritural, y que entonces se contrató a un viejo actor de la Época de Oro del cine mexicano para que lo sustituyera, dijo.
Ese mismo 2009, también acompañó a Chavela Vargas en la presentación del libro Las verdades de Chavela. Además del autor mexicano, la intérprete también estuvo acompañada por la escritora argentina Ana Gloria Moya y la cantante Eugenia León. A la presentación a modo de tertulia sólo faltó el tequila.
“Tú entras en una sala abarrotada de la FIL y escuchas carcajadas y sabes que ahí está Carlos Monsiváis, acaso el ensayista más brillante de México, de América Latina y de la lengua española”, apuntó el diario español El País de la última visita del escritor a la feria de las letras más importante de habla hispana.
En 2008, durante el homenaje a Carlos Fuentes, Monsiváis repasó algunas anécdotas. El ensayista y cronista recordó cuando vio “quebrarse” a Fuentes frente en la Plaza de las Tres Culturas y en voz alta se preguntó “¿Por qué?”. En clave de humor, Monsiváis también revivió los días en casa de Luis Buñuel cuando hablaban hasta el delirio, inventando guiones de cine que nunca verían la luz pero cuyos papeles ya se habían repartido. Proyectos entre la ficción, el humor y la historia de México en los que “Fuentes haría de Porfirio Díaz pero que se archivó porque Buñuel no consiguió productores inteligentes”, ironizó.
Cuando fue honrado con el Premio FIL de Literatura 2006, el cronista dijo que “por lo menos hoy no podré dedicarme a la tristeza”. Y hoy, después de su muerte, tristeza es lo que ha dejado en el mundo de las letras.
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