Copelia MALLÉ
Oaxaca, México.- La Biblioteca Henestrosa invita al público en general a la inauguración de la exposición fotográfica Morelia en 1954 de Enrique A. Cervantes el sábado 1 de octubre a las 19:30 horas
Son cincuenta fotografías de la ciudad de Morelia, Michoacán, tomadas hace 77 años por Enrique A. Cervantes en las que muestra el panorama de un mundo casi desaparecido.
El autor nació en la ciudad de México en 1898 y murió ahí mismo en 1953. Ingeniero por la Universidad Nacional, historiador, bibliófilo, editor, fotógrafo, dibujante, investigador de arte y restaurador de monumentos, entre otros, de la Casa del Alfeñique, en Puebla, del Palacio Federal, en Oaxaca, la casa de José de Escandón, en Tamaulipas y los conventos franciscanos de Querétaro y Tzintzuntzan.
Trabajó las primicias del arte novohispano con ese grupo integrado por Luis MacGregor, Rafael García Granados, Manuel Romero de Terreros, Gerardo Murillo y Francisco Díez Barroso, que promovió la visión de un arte diferente a sus orígenes hispanos, pletóricos en colores y exuberancias formales, reconocido como expresión social correlacionada con el mestizaje cultural.
Formó colecciones de fotografías sobre las ciudades coloniales de México y las reprodujo, sueltas, en carpetas encuadernadas:
Tasco (1928),
Cuernavaca (1929),
Morelia (1930),
Tepic (1931),
Oaxaca (1932),
Puebla (1933),
Querétaro (1934),
Guanajuato (1937),
Mérida (1942),
Pátzcuaro (1939).
Todas las ediciones fueron de 20 ejemplares, lo cual las volvió raras desde un principio. En 1933 editó 200 ejemplares de
Tasco en el año de 1928, aunque en un tamaño menor, con prólogo del arquitecto y pintor Manuel M. Ituarte, que fueron obsequiados a los miembros del XXII Congreso Internacional de Estadística, que visitaron esa ciudad guerrerense. Un año antes había publicado
Hierros de Oaxaca, también en una carpeta unida con cintas: el prólogo es de Francisco López Cortés y contiene un estudio, fotografías y dibujos del autor.
Luego siguieron: en 1933,
Herreros y forjadores poblanos, en la misma forma, con prólogo de Alberto J. Pani, entonces Secretario de Hacienda; ese mismo año
Nómina de loceros poblanos durante el período virreinal; en 1936, un álbum sobre la sillería del coro de la Catedral Metropolitana; en 1939,
Loza blanca y azulejo de Puebla, considerada su mejor obra, en dos tomos, con ilustraciones recortadas y pegadas en sus páginas; en 1942,
Visita a la colonia del Nuevo Santander hecha por el licenciado don Lino Nepomuceno Gómez el año de 1770, manuscrito hasta entonces inédito, acompañado de una introducción; en 1942,
Bosquejo del desarrollo de la ciudad de Guanajuato, con material de primera mano; en 1945,
Bosquejo histórico del desarrollo de la ciudad de Mérida; en el mismo año,
Pintura de Juan O´Gorman en la Biblioteca Gertrudis Bocanegra de Pátzcuaro, Michoacán, el 15 de enero de 1947, en los diarios de la ciudad de México, el testamento de Sor Juana Inés de la Cruz, que encontró en el Archivo General de Notarías, y el cual reprodujo en 1949, con otros 19 documentos desconocidos, en
Testamento de Sor Juana Inés de la Cruz y otros documentos; y en 1933, 1937 y 1942, respectivamente, los planos de Oaxaca, Jiquilpan de Juárez Michoacán y de “La Villa de los Cinco Señores del Nuevo Santander, hoy de Jiménez, del estado de Tamaulipas”.
Enrique A. Cervantes logró reunir un importante acervo documental con el cual se formó la colección que lleva su nombre en el Centro de Estudios de Historia de México (Condumex) que contiene documentos relativos a la construcción y reparación de templos, además de otros sobre los gremios coloniales. Su colección fotográfica se encuentra resguardada por su hijo, el arquitecto y urbanista Enrique Cervantes Sánchez.
Cabe mencionar que este formato de carpetas forradas en tela con ilustraciones y fotografías, de especial encanto, como el que hora se expone, fue utilizado por Gerardo Murillo el “Doctor Atl” en su obra
Las artes populares en México, publicada en 1922 por la editorial Cvltvra. Por su parte, Víctor Manuel Villegas reconoce su deuda con Enrique A. Cervantes en su
Hierros coloniales de Toluca, publicado en 1942. La Biblioteca Henestrosa atesora varias de las obras que aquí mencionamos. “Morelia en 1934” es la tercera de esta serie de exposiciones.