Carnaval de Siloacayapam, memoria viva de la cultura mixteca

Beatriz GARCIA/IGABE Oaxaca, México.- La fiesta, la tradición y la alegría de un pueblo mixteco cada año se hacen presentes durante la celebración del Carnaval, a través de bailes y expresiones que reflejan su cultura y contagian de regocijo a todos los habitantes y visitantes que estos días llegan a Silacayoapan para disfrutar de la festividad. Una tradición que llegó a la Mixteca Entre los países que practican el cristianismo, la celebración del Carnaval es uno de los festejos más divulgados, la mayoría de ellos se lleva a cabo durante las carnestolendas, es decir, los tres días que preceden al miércoles de ceniza, fecha en que inicia la cuaresma para el calendario eclesiástico. Con el transcurrir de los siglos y la adopción de esta fiesta en las diferentes regiones del mundo, se han engendrado mil formas diversas de conmemorar el carnaval, por lo que en la actualidad cada lugar le imprime un sello muy especial, en el que se reflejan valores culturales y rasgos del lugar y la gente que habita en cada región. En el caso de Silacayoapan la celebración del carnaval se ha convertido en toda una tradición. En un principio el Carnaval en esta comunidad se festejaba de diferente manera, pues consistía en la presentación de los bailes típicos del lugar, así como de un recorrido de los danzantes de cada barrio por las principales calles de la localidad, personas mayores recuerdan que sólo bailaban un par de docenas de hombres acompañados por un violín y un bajo. Con el pasar de los años, esta celebración ha crecido, convirtiéndose el carnaval de Silacayoapan en uno de los más importantes y tradicionales de la Mixteca, pues para cuando comienzan los días de carnaval, prácticamente todas las actividades se detienen, lo único que importa es formar parte de la fiesta, los campesinos de comunidades aledañas dejan de cultivar el campo, los comerciantes interrumpen sus actividades y un gran número de inmigrantes que trabaja en Estados Unidos regresan a disfrutar de la fiesta. Música, baile y disfraces Habitantes de esta población señalaron que esta fiesta, la cual, está muy arraigada en la localidad desde tiempos inmemorables, inicia el día sábado pues se realiza tres días antes del miércoles de ceniza, simbolizando la persecución de Jesucristo por los judíos. Este baile fue traído a Silacayoapan por comerciantes que viajaban a la costa de Oaxaca y Guerrero, era amenizado inicialmente por el conjunto tradicional que consistió en un violín y un bajo quinto, posteriormente agregaron otros instrumentos de cuerda como mandolina, bajo, en seguida el soprano y batería, fue hasta los años 60’s cuando integraron trompetas, saxofones, guitarras eléctricas y micrófonos. La música que se ha bailado en este carnaval es la chilena, forma musical que surgió en Sudamérica, Perú. A los danzantes se les conocía como los negros, ya que en un principio se pintaban la cara y las manos con tizne, carbón o fuchina, quedando completamente negros, otros se ponían pencas de maguey o jícaras pintadas en lugar de máscaras. Se disfrazaban con ropa vieja y parchada (calzón y cotón de manta), huaraches y sombrero de palma, posteriormente usaron máscaras de cartón y de madera elaboradas rústicamente. El número de danzantes es impresionante durante los tres días, no se interrumpe la fiesta, turnándose los grupos musicales, de igual forma, los danzantes parecen incansables, ya que inician volando desde las 8:00 horas hasta las 7:00 de la noche con ánimo elevado, participan en la jornada de baile más de mil quinientos danzantes y con una público de más de cinco mil almas. Las danzas tradicionales Había una melodía especial que bailaba “El tata”, personaje que tenía un disfraz especial, máscara de viejo, collar de flores, garrote y chicharrón (látigo elaborado con palma), su función era de controlar a todos los danzantes y castigarlos si se apartaban del grupo o si cometían alguna falta. También había una melodía llamada “El toro” o la “La vaca” que vigilaba a la dama (hombre disfrazado de mujer); la dama, en una parte de música correteaba a los danzantes haciéndola de toro, llevando un trozo de madera simulando los cuernos. Había otra melodía para que bailara el tigre, quien correteaba a los niños hasta atrapar alguno para revocarlo. En el tercer día del carnaval, en el intercambio del encuentro se presentaba “La danza de los apaches”, estos bailes de antaño se han quedado en el olvido, los comités de este festejo tienen una tarea urgente para rescatarlos. Actualmente el carnaval se ha venido arraigando más, tanto en los pobladores como en los visitantes, en un ambiente familiar, no hay distinción de edad o sexo, el universo de los disfraces no marca límites, hay danzantes que portan un disfraz con un valor superior a los diez mil pesos, otros con los mínimos costos lucen un atractivo atuendo. Resaltar la destreza bailando es el objetivo, la música que tocan los grupos es rítmica y excitante, principalmente las chilenas, tras su disfraz viven la fantasía, cada uno de los danzantes experimenta su máxima alegría y destreza en el baile, procurando agradar al público haciéndoles reír, invitándolos a bailar, regalando recuerdos, dulces, confetis y serpentinas. Activa carnaval economía de Silacayoapan -El carnaval no sólo ha propiciado la convivencia de los pobladores de la región y de otros lugares, también ha impulsado a los artesanos y sastres y con ello una reactivación de la actividad comercial en la zona. Las máscaras, las chivarras, los chalecos de piel, los sombreros bordados y una gran diversidad de vestuarios forman parte importante del carnaval, los cuales son confeccionados por los pobladores del lugar, quienes crean verdaderas piezas de arte. Existen grandes escultores y talladores de madera que hacen las máscaras del carnaval, el acabado o retoque, a quienes los danzantes solicitan las confecciones del rostro de madera que lucirán en el carnaval, entre los productores de estas artesanías en Silacayoapan han destacado el señor Lucino Valerio Torres, José Pérez, Adán López Cariño y Rafael López Zárate. Neftalí González Huerta, conocedor y coleccionista de máscaras, asegura que el significado de las mismas va ligado al significado de la danza con las que son acompañadas. “La máscara es parte de las entrañas de la danza, es la cara interior del danzante, es la cara escondida que expresa sentimientos encontrados, guardados para exteriorizarse en los momentos más propicios y en los lugares más adecuados, es la extensión de la personalidad de quien baila”. Esa personalidad que está reprimida y que sólo puede aparecer a través de una máscara.