HERIBERTO BLANCARTE L/Conaculta
Oaxaca, México.- Con la presentación de
Ni sangre ni arena, una de las cintas más emblemáticas de Mario Moreno
Cantinflas, en la que se rinde un homenaje cómico a la fiesta brava, dio inicio en la Cineteca Nacional el ciclo
Cantinflas cumple 100 años. El periplo fílmico se extenderá hasta el 11 de agosto, con siete de los largometrajes más representativos de este genio del cine nacional.
La función inaugural del filme dirigido por Alejandro Galindo en 1941, se realizó ante un numeroso público que no dejó un solo asiento vacío en la Sala 5 Matilde Landeta.
Con un guión que reúne más de un centenar de gags cómicos trabajados por los escritores Alfredo B. Crevenna, Alfredo Robledo, Jaime Salvador y el propio Alejandro Galindo, la cinta fue celebrada con un aplauso por los asistentes, quienes dejaron en claro que el humor de
Cantinflas trasciende épocas y generaciones.
En la trama, el famoso comediante interpreta a un vendedor de puros que vagabundea afuera de una plaza de toros donde un buen día llega a dar corrida el famoso matador Manolete. Un hacendado acude con su hija Anita a ver la corrida, y ella tira un monedero justo ante la vista de
Cantinflas, quien la sigue hasta el tren para devolvérselo. Por una jugarreta del destino, viaja también ahí el torero Manolete, quien por una confusión es arrestado mientras que los boleteros y todo el personal confunden a
Cantinflas con el torero y lo llaman “maestro”.
Dejándose querer por quienes le brindan tantas atenciones y embobado ante la bella Anita, quien lo invita a quedarse en su finca,
Cantinflas-Manolete asumirá con gusto su nueva identidad.
Así, obsequia algunos momentos memorables en el filme, como aquel donde canta y baila flamenco con un grupo de músicos, o cuando muestra sus modales de barrio en la cena ante los atónitos ojos del padre de la protagonista.
Mientras el petulante pretendiente de Anita no pierde la oportunidad para presumir acerca de su paso por la universidad de Harvard,
Cantinflas se va ganando la simpatía de los presentes hasta el día que tiene que probar sus artes como matador.
El público celebró la comicidad del momento previo a la corrida donde
Cantinflas, adormilado por la fiesta de la noche anterior, es vestido por su comitiva a duras penas.
Sin embargo, la escena clásica de la película es cuando el actor se enfrenta al toro y lo capotea las primeras veces con los ojos cerrados, conteniendo las ganas de salir corriendo.
No obstante, el destino se pone a su favor y sacará su valentía para llevar a cabo una corrida espectacular que es celebrada de pie por todos los presentes en la plaza.
Al final, seguro de sí mismo, el cómico deja a un lado a la bella hacendada y se reúne nuevamente con su novia del barrio, quien lo siguió hasta la plaza: “Nada de Chato, en adelante dime maestro”, es como
Cantinflas advierte a su enamorada; una ocurrente indicación con la que cierra este clásico que se ha ganado el corazón de numerosas generaciones.
En la cinta participan también Pedro Armendáriz, Elvia Salcedo, Estanislao Schillinsky, Arturo Soto Rangel, Fernando Soto, José Torvay, Armando Velasco, Paz Villegas, Gerardo del Castillo, entre otros.
El ciclo dedicado al comediante mexicano continuará hasta el 11 de agosto con las cintas
El gendarme desconocido (Miguel M. Delgado, 1941);
Un día con el diablo (Miguel M. Delgado, 1945);
A volar, joven (Miguel M. Delgado, 1947);
El bolero de Raquel (Miguel M. Delgado, 1956). Completan la cartelera
El extra (Miguel M. Delgado, 1962) y
Por mis pistolas (Miguel M. Delgado, 1968).
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