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Macario Matus: Recuento a manera de un homaneje póstumo

Lunes 08 de agosto, 2011.
02:38 pm
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¿Qué será de ti, si no sueño, poema mío? Macario Matus   A mis amigos Gubidxa Guerrero, Javier Seghura y Eder Noda  Alonso CARBALLO Oaxaca, México.- Erase poco más del mediodía. Habíame resguardado del sol bajo un árbol de almendro mientras decidido corregía un poema titulado “Monólogo del ausente”. De pronto, como si algo lo ameritara, encaminé mis pasos hacia el pequeño cuarto donde resguardaba algunos libros y, sintonicé la radio.  Una noticia repentina sacudió mis sentidos como un relámpago a través de las ondas sonoras: “Macario Matus ha muerto” anunció -con voz grave- el locutor. Y prosiguió: “Este fin de semana se le redirá un homenaje en la Casa de la Cultura de Juchitán. Sus restos serán trasladados de la ciudad de México a su tierra natal”.   [caption id="attachment_120121" align="alignright" width="300" caption="http://macariomatusgutierrez.blogspot.com/2010/07/macario-matus-aniversario-luctuoso.html"][/caption] Situaciones ajenas no me permitieron asistir a dicho homenaje. ¡Pero qué mejor recuerdo y regalo para Macario que las anécdotas y lecturas de su obra a través del tiempo! Por lo tanto –a manera de homenaje póstumo- comparto con vosotros, hermanos y amigos, estas breves líneas a modo de reencuentro con uno de nuestros entrañables y queridos zapotecas. Supe de Macario Matus como quien sabe de La Sandunga, el traje de tehuana o la sonrisa de la mujer juchiteca. Años atrás el padre Vichido Rito me había obsequiado -entre otros libros- un ejemplar de Neza Cubi que aún conservo y una plaquette con poemas de Macario el cual, en esta travesía de mal librero obsequié, vendí, o -¡válgame Dios!- extravié como se extravía el corazón en alguna parte. Cabe decir que los poemas de dicha plaquette los devoré con suma avidez antes que siguieran tal curso. Y confieso: ¡Aún añoro la nostalgia pedestre de mis múltiples pérdidas libreras! Era éste un libro pequeño, de pasta rústica y con un suave olor a libro de viejo, casi como el vino: dicen que mientras más añejo un libro –cual el vino- el encanto se vuelve más íntimo, valioso para quien degusta los linderos del alma escanciada en los almácigos y filos de un verso. Tal era, pues, la esencia de aquel librito. Editado éste en la colección de poesía Tortuga transparente que el mismo Macario Matus desde la Casa de la Cultura Juchiteca animara en la década de los ochenta. Anteriormente había tenido noticias de él por algunos poemas suyos publicados en la revista Naderías; así como la amable y acertada referencia que mi amigo Juan Serrano Carballido compartiera conmigo durante susodichas charlas felices. A Serrano Carballido y Vichido Rito, por lo tanto, les debo mi grato acercamiento hacia la obra de este memorable zapoteca. Probablemente, en mis múltiples pérdidas libreras, he abandonado la memoria en algún laberinto inasible o evocación huidiza cubierto de cierta añoranza. Pero en el transcurso de éstas -confieso-, una de las lecturas que más extrañeza me hayan causado es la remembranza que Irma Pineda –en relación al vate juchiteco- publicará hace ya algunos años en el extinto periódico Conexión. Periódico editado por dos queridísimos amigos de Unión Hidalgo. En ese entonces -en el periódico citado- Irma Pineda mantenía la regularidad de una columna dedicada a comentar el trabajo de escritores zapotecas. En una de esas entregas escriturales, leí, con entusiasmo, el texto dedicado a Macario Matus. “Con él -confesaba Irma Pineda- no tuve fecha de encuentro…” y las líneas se deslizaban felizmente como un río o floresta animando el curso de la lucidez en nuestra memoria.   Estas anécdotas fuerónme reencontrando con Macario. Él, el poeta, el hermano, el amigo. El personaje entrañable que Gerardo Valdivieso frasea como poeta, cuentista, crítico de arte, periodista, promotor cultural y erotómano empedernido. Y que “uno de sus mayores logros –considera Jorge Magariño- es el de haber sacudido al mundillo de la literatura oaxaqueña, de airearlo con la publicación de la afamada colección de poesía Tortuga Transparente…” A dos años de su ausencia física, por lo tanto, el corazón de sus íntimos y, de los que hemos aprendido a valorar su trabajo y acercarnos un poco más a él, compartimos la alegría de su trabajo incansable y esta raíz binnizá reverdecido por uno más de sus hijos ahora memorable. ¡Salud Macario! Que vuestra Raíz siga viva y vuestros hijos –en su pluralidad misma- hermanen sus voces siempre. ¡Salud pues por Guidxinabani!   Tehuantepec, Oax., Agosto de 2011
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