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Pondera Christophe Desjardins la vitalidad de la viola en la música

Martes 07 de junio, 2011.
02:42 pm
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Artemisa MENDIZÁBAL C/Conaculta Oaxaca, México.- Para el músico Christophe Desjardins la viola es un instrumento vivo, con un espíritu inquieto fusionado a su madera, con sangre y latidos propios que se integran a los de su ejecutante en cada nota; un objeto de cuerdas que dejó una profunda huella en el siglo pasado y que inicia con nuevos bríos el nuevo milenio. El músico francés ofreció la tarde del 6 de junio en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes la conferencia: La viola, enfoques múltiples: hitos del siglo XX y perspectivas hacia el siglo XXI, en el marco del 33 Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez, organizado por el Conaculta, a través de la Coordinación Nacional de Música y Ópera del INBA y el Centro Nacional de las Artes.  Para Dejardins, quien durante sus conciertos toca una viola elaborada por el veneciano Francesco Goffriller, en 1720, la antigüedad o modernidad de este instrumento no representan algo que eclipse su verdadera importancia dentro del panorama musical contemporáneo.          El músico convirtió a su conferencia en una clase magistral para melómanos y amantes de la viola, mostrando con su instrumento los diferentes movimientos de cuerdas, sus variaciones acústicas y la manera como su sonido se ha enriquecido a lo largo del siglo XX y la primera década del XXI.          Recordó que en el siglo XX, la viola ha continuado con su tradición de instrumento pilar de los ensambles y orquestas, a través de las obras y legados de Berio, Nunes, Zimmermann y Grisey, entre otros.          Christophe Desjardins refirió que aunque en el siglo XVII existían violas de grandes dimensiones, con el tiempo las medidas de este instrumento se estandarizaron. Su cuerpo es de entre 38 y 40 centímetros con un registro en notas en claves de do en tercera y cuarta línea.          Expuso que de los numerosos instrumentos de cuerda de grandes dimensiones, la viola es la que sobrevivió a las décadas, incluso la famosa sonata que Franz Schubert dedicó al instrumento llamado Arpeggione se toca actualmente con viola.          Desjardins dijo estar convencido de que los ejecutantes de viola de la era moderna, así como los compositores, han mantenido la tradición de este instrumento gracias al vasto legado heredado de siglos anteriores, donde se le dio un protagonismo especial.          No obstante, precisó, fue en el siglo XX cuando la viola fue integrada como uno de los pilares de las grandes partituras, así como de ensambles y orquestas sinfónicas, donde junto con los violines es uno de los instrumentos de cuerda más populares.          El músico, académico e investigador afirmó que fue a partir de 1955 cuando comenzaron a proliferar las composiciones de este instrumento en los principales circuitos internacionales de música clásica, convirtiendo a la viola en uno de los instrumentos por excelencia para expresión solista del más alto nivel.          Christophe Desjardins es considerado uno de los  solistas europeos con mayor proyección internacional del ámbito musical contemporáneo. Ha estrenado piezas de viola de compositores de gran renombre como Luciano Berio y Morton Fieldman.          El músico ha acompañado en su calidad de solista a orquestas como la Concertgebouw de Amsterdam, la NDR, WDR y la SWR de Lyon y la Orquesta Sinfónica de Portugal. Dentro de su discografía se encuentra el clásico Voix d’alto, producción considerada por la crítica como uno de los más relevantes de los últimos años.          Asimismo, Desjardins ha combinado en los años recientes la música con otras expresiones como la poesía y la danza, produciendo los espectáculos Canciones de violista,  Érase una vez la viola, Viola/Múltiple y  Cuatros Fragmentos para Harold.          Christophe Desjardins conmovió a los asistentes con la interpretación de la pieza Un ramo para Omar, compuesta por el mexicano Herbert Vázquez, en homenaje al músico de viola, Omar Hernández-Hidalgo (Ciudad de México, 1971- Tijuana B.C., 2010) quien fue hallado muerto hace exactamente un año en Tijuana, Baja California. La pieza fue celebrada con un largo aplauso por el público presente en la Sala Manuel M. Ponce.
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