Oaxaca. México. Presentes en la Fiesta de la Cultura Oaxaqueña organizada por la Secretaría de las Culturas y Artes, Jaime Manuel Yáñez López y Samuel Aguilera Vásquez, versadores y repentistas de Tuxtepec, aseguraron que en Oaxaca existe una política cultural que está permitiendo el crecimiento y reconocimiento de la identidad de cada uno de sus pueblos. “Como que hay una línea por entender lo diverso y reconocerlo. Sentimos que el gobierno del estado ve con mucha claridad cuáles son las diferencias  culturales y tradicionales y no llega con ideas avasallantes”. Luego de su presentación en el jardín “El Pañuelito” al que acudieron  bailadores, jaraneros y versadores repentistas procedentes del Sotavento oaxaqueño, Jaime Manuel Yáñez, consideró “es importante traer los sones y versadas para que más personas conozcan la diversidad de su propio estado, que nos hace únicos ante el mundo”. Por su parte Samuel Aguilera Vásquez, señaló que “desde hace varios años  en Tuxtepec se inició el rescate de los sones, los bailes, las jaranas y  versadas como una forma de conocer nuestras raíces y en Oaxaca  “ya tenemos un lugar en el jardín El Pañuelito”.   Sostuvieron que Oaxaca y su turismo deben saber que en Tuxtepec se acostumbra el verso, la jarana, el arpa, el fandango, que lamentablemente los propios tuxtepecanos pensaban que eran jarochos, que su referencia era con el estado de Veracruz, sin embargo a través del trabajo de la SECULTA y los libros de historia,  sabemos que sones como “La bamba” o “La guacamaya” se cantan y bailan desde hace más de cien años en nuestra región”. Dieron a conocer que artistas tuxtepecanos decidieron iniciar  el festival “Que viva y reviva el son”, el cual fue fortalecido por el gobierno del estado a través del Festival del Papaloapan, y le dio un impulso mayor el Festival del Sotavento, en el que participan Tabasco, Veracruz y Oaxaca. “Estamos en el camino y así como reconocemos que la pintura es un arte, también debe reconocerse a la poesía que nace y florece en el campo, ahora vemos a los niños improvisando y nos damos cuenta del poder que traen, de la espontaneidad e ingenio,  eso hay que  cultivarlo, trabajarlo y promocionarlo”. Con los versos – que pueden ser en cuartetas, quintetas o décimas - hablamos de lo que la gente vive, lo que le rodea, pero sobre todos buscamos entender nuestra propia identidad.