Ciudadania Express
Miércoles 23 de noviembre, 2011. 09:30 am

En cierto ámbitos, el hombre sufre discriminación de género

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Oaxaca, México.- En una sociedad como la mexicana, en la que la equidad de género está lejos de ser una realidad y donde los varones aún gozan de una situación de privilegio, hay espacios en los que se discrimina al hombre tan sólo por el hecho de ser hombre, “especialmente en aquellos relacionados con la paternidad, en trabajos del área de servicios y en programas de salud”, señaló Julia Chávez, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM. Un sistema patriarcal, expectativas que la sociedad deposita tanto en ellos como en ellas, y una cultura reacia al cambio han generado un cúmulo de desigualdades que si bien se cargan hacia lo femenino, también se manifiestan del lado masculino, acotó en el marco del Día Internacional del Hombre, que se conmemora este 19 de noviembre. “Tradicionalmente al varón se le da espacio en el ámbito público, se le deja ser importante en el trabajo pero no en casa, y con dificultad puede desarrollar otro papel en la familia que no sea el de proveedor, y quienes lo intentan aún son vistos con extrañeza, por decir lo menos”, expuso la académica para luego recordar que en 2008, Alfonso Villaseñor, empleado de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, obtuvo la primera licencia de paternidad concedida en México. Para los estándares de este país se trató de un caso atípico, pues se le otorgaron 10 días con goce de sueldo, los cuales ocupó para apoyar a su pareja, y por ello, su historia acaparó la atención de los medios. Recientemente se ha promovido que este tipo de permisos dejen de ser una excepción y se transformen en un derecho laboral, pero la moción ha encontrado reticencia por parte de entidades que, como el Senado de la República, argumentan que “esto causaría daño a las empresas”. La especialista en democracia y participación social y estudios de género es enfática al decir que, “culturalmente, a ellos no se les forma para cuidar a los hijos, pero estamos en un momento en que los estereotipos y prototipos comienzan a resquebrajarse. Por ello, cada vez hay más jóvenes deseosos de disfrutar su paternidad. Desafortunadamente, ninguna ley en nuestro país les permita hacer eso”, añadió. Cristian Lorenzano tiene 32 años y se queja de esta situación, pues como recién divorciado y alguien que disputa en los juzgados el derecho a convivir con sus hijos, señala que, “a decir de la legislación, en controversias de orden familiar la madre tiene la guardia y custodia de los menores de siete años, postura que se contrapone abiertamente al discurso de paternidad responsable, orientado a despertar la conciencia del rol fundamental del padre en el crecimiento psicológico y emocional de los niños”. El comunicólogo añade que después de pasar de abogado en abogado, ha constatado que en lo que toca a la custodia de los hijos, las leyes, en lugar de considerar que dos individuos son iguales sin importar su género, lo que hacen es profundizar roles estereotipados de lo que es un hombre y una mujer, además de contribuir a una cultura del padre ausente. Para Chávez es evidente que esto de ninguna manera compensa las inequidades que día con día experimenta el género femenino “como el estar políticamente subrepresentadas, ser objeto de violencia o recibir menos paga por trabajo igual. Esto hay que señalarlo, así como lo que se hace con ellos. Si vamos a hablar de equidad, debemos hacerlo en serio”. Trabas laborales Julia Chávez propone realizar un ejercicio de memoria y recordar si alguien sabe de un secretario de oficina, un edecán o un puericulturista. “Si intentamos enumerar cada caso que venga a nuestra memoria la lista será pequeña y, en algunos rubros, nula; por ejemplo, creo nunca haber visto a un hombre a cargo de bebés o niños chiquitos, y esto se explica porque, laboralmente, al hombre se le relega de puestos relacionados con el área de servicios”. La doctora en Sociología señala que este fenómeno puede explicarse a partir de ciertas ideas que rondan en nuestro imaginario y que incluso llegan a manifestarse en espacios que uno esperaría estuvieran libres de este tipo de prejuicios, como las universidades. “Yo lo vivo a diario en la Escuela Nacional de Trabajo Social, en la que las mujeres somos una mayoría, pero también podemos asomarnos a carreras como Enfermería o Pedagogía para constatar que hay disciplinas en la que, desde siempre, la presencia de hombres es mínima”. Germán Benítez puede dar testimonio de esto, pues es un universitario recién egresado de Enfermería, de la generación 2008-2011, la cual, dice, consta de 412 integrantes: 344 mujeres y 68 hombres, y si esta situación jamás le preocupó como alumno, ahora que está por integrarse al mundo laboral ve como algo inquietante. “En la ENEO jamás recibí trato diferente, pero allá afuera las cosas son distintas. Por ejemplo, para un enfermero es muy difícil llegar a puestos altos; estos casi siempre están reservados para las mujeres, y esto se observa en todos los hospitales”. Julia Chávez señala que el hecho de que la sociedad determine a qué actividades debe dedicarse cada género lleva a situaciones absurdas y contraproducentes como ésta, “pues ¿no sería más sencillo para un paciente masculino ser atendido por un enfermero?, parece ser que se tiene la idea de que el hombre no se enferma”. Al respecto, la investigadora añadió que esto lleva a otro problema de discriminación social grave y que se aprecia en el diseño de los programas de salud en México. “Pensar que el hombre siempre estará sano ha hecho que éstos sólo se enfoquen en la mujer. El único programa de apoyo amplio para hombres es el de cáncer de próstata, pero se instrumentó sólo a partir de que se detectó que este problema comenzó a causar índices de muertes importantes”. Un día para el hombre Cada 19 de noviembre se celebra el Día Internacional del Hombre (DIH). Esta iniciativa nació en Trinidad y Tobago, a sugerencia de Jerome Teelucksingh, profesor de la Universidad de las Indias Occidentales, quien eligió esa fecha porque era el cumpleaños de su padre. El DIH se ha realizado durante 12 años, aunque hasta la fecha no hay ninguna institución que le dé aval, y “esto quizá se deba a que hablamos de una conmemoración que defiende valores un tanto conservadores. Por ejemplo, entre sus objetivos está promover que los hombres lleven vidas decentes y honestas, conceptos un tanto laxos porque, ¿qué es lo decente?, ¿qué lo honesto? Además, defiende el matrimonio, lo que implica cortedad de miras, pues vivimos en un mundo en que las formas de convivencia son muchas y no se limitan a este esquema”, expuso Chávez. Intrigada por la acogida que han dado los varones a esta fecha, la investigadora del SNI revisó las redes sociales “y la respuesta me sorprendió, porque muchos hombres han aprovechado esto para tomar actitudes revanchistas ante el feminismo y son pocos quienes ven a esto como una oportunidad para la reflexión”. Para Chávez, las posturas vindicativas empobrecen y le quitan a esta conmemoración su potencial para abrir espacios de diálogo, de los cuales ha carecido hasta ahora. “Ojalá que este día adquiera otras características y se convierta en una oportunidad para revisar y analizar las culturas machistas y construir un enfoque masculino en interrelación con las mujeres, y en un espacio para pensar en la igualdad y equidad en todos los ámbitos de la vida pública, social, política, económica, cotidiana, de pareja y de trabajo”.
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