José LUIS BLANCARTE/Conculta
Oaxaca, México.- La literatura fantástica busca explorar y expandir las posibilidades de creación y de imaginación, además, antes de ser fantasía, tiene que ser literatura con ele mayúscula, por eso los escritores mexicanos de este género están recibiendo premios y obteniendo el reconocimiento de los lectores, aseguró Édgar Omar Avilés (Morelia, Michoacán, 1980) autor de
Luna Cinema (2010), publicado por el Fondo Editorial Tierra Adentro, de la Dirección de Publicaciones del Conaculta.
Añadió que la fantasía le permite “escribir lo que uno quiera, con entera libertad. Creo que la mejor literatura que se está haciendo en el país es de fantasía, y espero que mi libro contribuya, un poquito, a quitarle la etiqueta y se le considere literatura a secas”.
Luna Cinema es un libro compuesto por cinco historias de fantasía recargada de imágenes, ideas, acción loca en donde los protagonistas luchar para que su universo siga existiendo. Hay algo de sexo y sangre, pero no es lo único. En el cuento que da título al libro dos personajes viven encerrados dentro de una pantalla paradójica que reproduce su imbricada y alucinante historia. En otro texto, “Luciérnagas brillan en la espada” se plantea la posibilidad de que uno de cada cinco humanos no existe y que son los otros cuatro quienes lo imaginan.
En entrevista con el Conaculta, Avilés señaló que los cuentos que conforman el volumen fueron hechos de manera muy libre, entre 2002 y 2007 y, a diferencia de mi primer libro
La noche es luz de un sol negro (Ficticia, 2007), que está escrito con un tono más tradicional, estos cuento son más raros y más experimentales porque exploran ideas más atrevidas.
Como ejemplo, Avilés dijo que el primer cuento que escribió para este libro fue “Historia de gallina”, donde una tonta gallina dotada de poderes sorprendentes está adueñándose del mundo.
“Soy lector de fantasía y también lector de poesía, como Alejandra Pizarnik o Rosario Castellanos, por eso escribo fantasía porque la ciencia ficción me parece una caja estrecha, porque te limita a que todo lo que imagines se tiene que explicar con los avances tecnológicos. También pienso que la literatura de vampiros, que ahora tiene muchos lectores, no es realmente literatura fantástica sino reelaboraciones, unas más logradas que otras, de algo que alguien inventó, imaginó, hace muchos años”, aclaró el escritor.
Otros de los cuentos del libro, como “Las Brumanosas” parte de un planteamiento extremo: que las leyes que sostienen el universo y por ende la vida en la tierra, están cambiando y llevando el mundo al caos. En “El Pantano de los Peces Esqueleto” la materia inorgánica quiere robarle la vida a la materia orgánica.
Avilés agregó que para él la escritura fantástica es un parte de la naturaleza humana porque “el ser humano está hecho de fantasía, todo nuestro universo es algo que hemos ido construyendo con la mente, lo hemos hecho como colectividad y también como individuos. Eso es lo que me parece maravilloso de poder escribir, es como estar en un pequeño laboratorio donde uno puede crear muchas cosas, no todas semejantes a la realidad común y tampoco como una evasión”.
Abundó que para estos cuentos “me esforcé mucho en la estructura: de qué manera podía crear estructuras paralelas, donde hubiera conexiones de lo más insólitas. Ese fue el trabajo más complicado, pero logrando que sus mundos de fantasía fueran verosímiles, y redondear las historias”.
Luna Cinema obtuvo en 2008 el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí, del INBA. Ahora sale publicado por la editorial Tierra Adentro (Conaculta), prácticamente al mismo tiempo que otro volumen
Embrujadero (2010), que ganó un certamen de cuento convocado por la Secretaría de Cultura de Michoacán. Los otros libros de Avilés son la novela
Guiichi (Ed. Progreso, 2008. Novela) y
La Noche es luz de un sol negro (Ficticia, 2007).
Edgar Omar Avilés estudió Ciencias de la Comunicación en la UAM, y una maestría en Filosofía en su estado natal; además hizo el diplomado de escritores de la Sogem. Ha sido becario de SECREA en Michoacán, de 2008-2009 y de Jóvenes Creadores del Fonca, de 2009 a 2010.