Ciudadania Express
Jueves 18 de agosto, 2011. 03:18 pm

Juan Soriano, el niño eterno de la pintura en México

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  Oaxaca, México.- En el año 2006 México perdió a uno de los pintores más importantes del siglo XX: Juan Soriano, quien mantuvo a lo largo de su vida tanto la innovación como una perspectiva clásica, vinculada a las raíces culturales de nuestro país. Juan Soriano nació en Guadalajara el 18 de agosto de 1920. Expuso con el grupo Evolución en su ciudad natal en 1935 y un año después en el Distrito Federal. A partir de 1952 viajó asiduamente a Europa, y fincó su residencia en Roma (1969-1975) y posteriormente en París. Su pintura, de tonos austeros y sombríos, tiene una fuerte influencia de los grandes maestros muralistas. Obras representativas de esta idea, son Retrato de Diego (1952) y Las calaveras (1980). Además trabajó también con el grabado, la serigrafía, la cerámica y la escultura. Acerca de sus orígenes, Juan Soriano dijo en su momento al historiador Enrique Krauze que el contacto con las mujeres de su familia, fue uno de los elementos más contundentes, pues encontró en ellas las imágenes que en años posteriores le ayudaron a explorar en términos plásticos el mundo de lo femenino.          “Pinté a todos –comentó en algún momento Juan Soriano-. Retratarlos era conocerlos y era conocerme a mí mismo, descubrir el mundo al que yo quería pertenecer”.            En esa parte de su trabajo se encuentran sus maestros y amigos, Luis G. Basurto, Rafael Solana, Xavier Villaurrutia, Diego de Meza y Arturo Pani. También están parejas como Ignacio Bernal y Sofía Verea.          “El retrato de Elena Garro –escribió Soriano– seduce a quien lo conoce”. Mientras que Rebeca Uribe aparece en su universo como una fiera del trópico; Lola Álvarez Bravo sensual y melancólica.          Isabela Corona aparece retadora. Pita Amor agraciada y triste. Olga Costa, en un extraordinario dibujo de tinta sobre papel, concentrada e intensa. María Asúnsolo, como el Moisés de Miguel Ángel, perfecta, dulce, mundana, maternal.          Pero fue Lupe Rivera quien fascinó a Soriano, la pintó en los sesenta, cuando había abandonado su periodo retratista.          A mediados de 1975, tras largos años de luchar contra una depresión recurrente, Soriano encuentra el amor perdurable de Marek Keller. A partir de entonces, su fantasía pagana estalla en una alegría transgresiva.          “Nada suple al amor, nada –dice Soriano, en referencia a ese momento–, no hay nada ni el éxito ni el dinero, nada”.            Comienza entonces una etapa llena de reconocimientos y trabajo. En 1978 obtiene la beca de apoyo a pintores distinguidos de la Fundación Cultural Televisa, para producir durante un año, 30 cuadros de gran formato y 30 de formato pequeño.            Ilustra la portada del libro de Octavio Paz, Xavier Villaurrutia en persona y en obra, publicado por el Fondo de Cultura Económica.          En 1980 realizó una carpeta con 32 serigrafías y texto de Sergio Pitol, El único argumento. Una retrospectiva de su obra se expone en Monterrey, Chihuahua y la Ciudad de México.          En 1984 El Instituto Cultural Cabañas le otorga la Medalla de Oro a la Excelencia.          En 1985 celebra los cincuenta años de actividad artística con una exposición homenaje en el Palacio de Bellas Artes, que luego viaja a diferentes ciudades de la República.            Juan García Ponce escribe sobre ese momento: “Se ha hecho dueño de la pintura, pero ¿no lo ha sido siempre?”.          El gobierno mexicano le otorga en 1987 el Premio Nacional de las Artes. Es nombrado Caballero de las Artes y las Letras por el gobierno francés. Obtiene el Premio Jalisco de Arte. Realiza la escultura monumental Toro, para el parque Tomas Garrido Canabal de Villahermosa, Tabasco.          En 1989 comienza a realizar los dibujos para el libro Antológico Animalía de Alfonso Reyes. Realiza varias esculturas monumentales: Paloma, para el museo Marco de Monterrey a solicitud del arquitecto Ricardo Legorreta.          También la obra titulada Ola, para el World Trade Center de Guadalajara, y El caracol para el Museo Amparo de Puebla.          En 1990 el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México y el Instituto Cultural Cabañas de Jalisco le dedican homenajes por sus setenta años de vida. En 1993 realiza la escultura monumental Luna para el Auditorio Nacional.          A principios del milenio, expone diez esculturas monumentales en la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México para celebrar sus 80 años de vida, en el marco de la XVI edición del Festival del Centro Histórico de la Ciudad.            Realiza dos esculturas para la Expo Hannover 2000 en Alemania, Ofrenda I y Ofrenda II, hechas con bronce de más de 6 metros de altura. El Museo de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo le dedica una exposición homenaje, de la que es comisario Miguel Cervantes.          El 10 de febrero de 2006 falleció Juan Soriano, semanas antes recibió  de parte del gobierno de  Polonia la Orden al Mérito.
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