Copelia MALLÉ
Oaxaca, México.- Para celebrar su vigésimo quinto aniversario de haber logrado romper barrera moralinas que impedían la expresión artística de los colectivos inmersos en la diversidad sexual del país, la compañía La Cebra Danza Gay, presenta hoy su espectáculo
Un danzón para un hombre que se convirtió en sandía.
Bajo la dirección de José Rivera Moya y fundador de este proyecto en 1996, el publico podrá conocer la propuesta artística y social de esta compañía.
En este espectáculo se presentarán ocho piezas con las coreografías, producción y diseño de escenografía y vestuario del propio Rivera Moya y la función inicia a las 20:00 horas en el teatro Macedonio Alcalá como parte de las actividades del Festival Mayo en Oaxaca ¡Una fiesta para todos!.
Gerardo Bustamante Contreras de la revista
Este país escribió son la transcendencia que ha tenido La Cebra Danza Gay en el contexto de reclamar respeto hacia la comunidad lésbico-gay en México asi como su lucha a través del arte contra la homofobia.
Hace quince años nació La Cebra, compañía que inauguró el concepto de “danza gay” dirigida por el bailarín y coreógrafo José Rivera Moya. El año de 1996 era todavía una época en la que la estigmatización de los homosexuales y el sida iban de la mano, de ahí que el surgimiento de esta compañía de danza constituya un alegato a favor de la comprensión del otro. Rivera Moya eligió la danza como medio para hacer visible lo que aparentemente no lo es frente a la sociedad y la escena política. Antes de la comercialización y la politización de lo gay, el discípulo de Raúl Flores Canelo ingresó a los foros teatrales, recorrió varios estados de la República, participó en festivales internacionales y tuvo temporadas en la Ciudad de México. El bailarín sigue haciendo su trabajo, dirige, baila, repone coreografías o compone coreodramas. El discurso corporal de La Cebra pugna por la dignificación del sujeto homosexual, su vida, sus deseos, pasiones y cotidianidades, que pueden ser las de cualquier individuo, sólo que en este caso la disidencia sexogenérica inevitablemente está inmersa en un contexto homofóbico, machista y patriarcal, y es ahí donde la danza de La Cebra pone el acento para hacer visible a lo diferente.
En las piezas de danza de Rivera Moya lo mismo se celebra un encuentro homoerótico que una queja desolada. El lamento de una comunidad dolorida que muere a causa del sida, la vida nocturna travesti, las riñas, las pasiones y el amor desilusionado son facetas de la construcción de los personajes de La Cebra. Son pocas las coreografías en las que el bailarín potosino no hace una notable referencia al sida como una enfermedad social. El compromiso del autor a través del cuerpo es un homenaje a los caídos por esta pandemia que en décadas pasadas se consideraba casi exclusiva de los homosexuales.
[caption id="attachment_104124" align="alignright" width="198" caption="Foto: Cortesia www.lacebradanzagay.com"][/caption]
La Cebra Danza Gay se nutre de la “alta cultura”, así como de los elementos cotidianos considerados como “bajos fondos”. Lo mismo la música clásica que la cumbia sonidera o las canciones de Chavela Vargas sirven como ambientaciones para que los bailarines cuenten historias a través del cuerpo. La compañía poetiza lo trágico, las historias particulares que a la vez son las de una colectividad que se vuelve visible a través del arte de la danza, por eso los quince primeros años de esta compañía merecen festejos, pues su lucha social a través de los cuerpos masculinos que bailan, se travisten y crean espacios de diversidad sexo-genérica merecen atención particular.
El discurso de la libertad y la reivindicación social y política del homosexual encuentra espacio en las propuestas coreográficas de la “danza gay” de Rivera Moya y su compañía, por eso son un grupo disidente incluso dentro del ambiente dancístico. Sus coreografías son contestatarias, son un medio de sobrevivencia y una posibilidad para pensar y vivir la otredad a través del cuerpo y del ritual siempre eterno de la danza.
El programa
El colegio militar, 1998
Coreografía: José Rivera Moya*
Música: Gavin Briars
Intérpretes: Eduardo Flores, Alejandro Medina, Bruno Ramírez, Cristhian Rodríguez y Emmanuel Torres
La lapislázuli, la hermafrodita, 1997
( A la memoria de Israel del Río )
Coreografía: José Rivera Moya*
Música: Vangelis
Intérprete: Frago Peña
El soldado y el marinero, 1998
Coreografía: José Rivera Moya*
Música: Agustín Lara
Intérpretes: Eduardo Flores y José Rivera Moya
La tepozteca, 2008
( Fragmento de la obra: Las simples cosas )
Coreografía: José Rivera Moya*
Música: Chavela Vargas
Intérprete: Cristhian Rodríguez
La familia, 1987
Coreografía: Raúl Flores Canelo
Reposición: José Rivera Moya*
Música: Varios autores
Intérpretes: Bruno Ramírez y la compañía
Cartas de amor, 2009
Coreodrama e interpretación: José Rivera Moya*
Música: Ketty Lester y Diamanda Galás
Textos: Cartas, frases y pensamientos de personas que viven con VIH
INTERMEDIO
Mujer como cualquiera, 2001
Coreodrama: José Rivera Moya*
Música: Lupita D’Alessio
Intérprete: Bruno Ramírez
Danzón para un hombre que se convierte en sandía, 2010
Coreografía: José Rivera Moya*
Música: Arturo Márquez
Intérpretes: Toda la compañía