Oaxaca, México.- Las fronteras en que se encuentran la fantasía y la realidad, son tomadas como eje en la más reciente propuesta multimedia de Laurie Anderson titulada Delusion, que se presentará en la sala principal del Palacio de Bellas Artes. Son dos fechas las programadas en esta ocasión, el 7 y 8 de noviembre, en las cuales la violonchelista, performancera, violinista, dibujante y aventurera estética mostrará que no siente ningún conflicto al romper barreras en el arte. Para la ocasión, Anderson ofreció una conferencia de prensa en la sala principal del palacio de mármol, en la que aclaró que si bien en este espectáculo se reúnen elementos que evocan los musicales de Broadway, Delusion no tienen nada que ver con ellos. Para la creadora se trata más de una exploración artística sobre temas cotidianos, como la ilusión con que el ser humano acostumbra sobre llevar sus días, así como el significado que tiene la búsqueda de referencias que le den sentido a la vida. Para Anderson no existe ninguna división entre alta cultura y entretenimiento; entre experimentación arriesgada y espectáculo. “Hay títeres, personajes, pinturas, imágenes en movimiento y música, pero el sentido que tienen no es el de provocar alegría o una sonrisa, que el gesto que más fácil se puede fingir. “En este espectáculo, el más sombrío que he realizado en los últimos años, me interesa ofrecer una serie de expresiones sin límites, sin fronteras, en el que cada espectador se sienta en libertad de experimentar las sensaciones que prefiera, como un gozo por la vida, no a manera de evocación”. Las historias que conforman este espectáculo provienen de muchos mundos, entre ellos el técnico, científico, personal y mítico, así como de varios estados de conciencia, sueño y meditación. Por ello las anécdotas van de los orígenes místicos del programa espacial ruso, a teorías del tiempo y la velocidad. El corazón de la obra es la convicción de que las palabras y las historias pueden construir y deconstruir al mundo. “La voz electrónicamente alterada que he usado durante muchos años –señaló Anderson-, que se convierte en una voz masculina, ha evolucionado gradualmente. “Ahora ha dejado de ser una voz autoritaria, para proponerse como a una más matizada. Escribí Delusion como una conversación entre aquella voz y la mía. Son 20 historias, unas susurradas, otras cantadas, unas con su voz, otras con una voz distorsionada, sobre la muerte, en general, la de mi madre, la conquista espacial o la inutilidad del sistema político económico actual”. Hay una pregunta para Laurie en esta sesión: ¿Es un concierto? A lo que ella responde que no realmente, al menos no en ese sentido, pues lo considera más un performance aunque hay música continuamente. Las composiciones que realizó para Delusion son interpretadas por su violín o bien lanzada al espacio sonoro a través de samplers, que son el hilo conductor de la narración de la artista. Anderson se convierte en esta obra en una especie de maestra de ceremonias que coordina la acción con la música de su violín. Las pantallas a su espalda son el contacto con una realidad ficticia, el toque de tierra que le permite experimentar con absoluta libertad. Delusion, “alucinación” o “ilusión” en inglés, se refiere también a las falsas esperanzas de los humanos de lograr ser inmortales. Para la artista estadounidense la vida cotidiana, los vicios y virtudes de las personas, son las alucinaciones que impiden mirar de frente a la muerte, aceptar con serenidad el hecho de que vamos a desaparecer por completo. Anderson considera que el espectáculo intenta responder a una pregunta: “¿Qué es lo último que quieres hacer antes convertirte en polvo?”.