Soledad JARQUIN EDGAR
Oaxaca, México.- En este momento tendría que escribir que sentimos vergüenza por lo que sucede en Chile cuando vemos escenas de los estudiantes reprimidos y en la sombra el autoritarismo que nunca se fue; tendría que avergonzarme por la guerra y la hambruna que sufren diversos países en el mundo… entonces, en una consecuencia lógica, tendría que avergonzarme también por lo que sucede México ahora mismo.
Es muy interesante como la madre de todas las batallas mexicanas, el proceso electoral 2012, le gana terreno mediáticamente a la guerra de la calle, la que afecta a civiles en la gran mayoría de las ciudades, la guerra contra el crimen organizado. Ocupados los aspirantes a la silla presidencial la han opacado, la han hecho chiquita, la disminuyen, ante la falta de un lenguaje claro o transparente sobre este doloroso episodio mexicano, pero en contrapuesta, al mismo tiempo, es y seguirá siendo el punto de partida de discursos y palabras que se lleva el viento.
En casi todo el territorio nacional, con un rostro más crudo en el sureste, 47 millones de personas libran la batalla de la sobrevivencia, una mayoría en grados extremos de pobreza-hambruna ocultos en las “medias nacionales”, pero vistos a detalle son tan vergonzantes para la humanidad, y en este caso deberían serlo para toda la población de México, porque lo que sucede en algunas localidades y quizá en los alrededores de las ciudades, llegan a semejarse a lo que pasa en Haití y otros 21 países principalmente de África.
Al mismo tiempo tenemos otro severo problema alimentario, ocupamos el primer lugar en obesidad infantil. Me pregunto que estarán haciendo en 10 años quienes ahora sufren desnutrición, obesidad y, por supuesto, los graves trastornos provocados por la bulimia y la anorexia, que los y las adolescentes adquieren imitando estilos de vida sin imaginar que esta conducta es un camino irremediable a la muerte temprana o a sufrir alguna discapacidad; lo mismo que a los metrosexuales, otro estilo adoptado de los países del norte, que lleva al consumo de sustancias para engrosar músculos y a sostener dietas permanentemente o a ocupar horas en cultivar el físico, dejando de leer o prepararse. El problema de la alimentación en México tiene muchas aristas y todas o casi todas son graves, el resultado final está a la vuelta de la esquina, agravando el que hoy enfrentamos.
Cuando se habla de los que ni estudian ni trabajan, que no son sólo varones, los organismos internacionales dicen que esta nación -entretenida en los dos espectáculos mayores de las pantallas chicas: el narcotráfico y la política electoral (que habría que decir, existen en más del 94 por ciento de los hogares mexicanos)- tiene el siempre deshonroso tercer lugar de jóvenes de entre 15 y 29 años desocupados en lo escolar y en el empleo, superados sólo por Turquía e Israel. Y sí, adivinó, de los más de siete millones de jóvenes en esa condición, el 38 por ciento son mujeres. Haga sus cuentas.
Se me viene a la mente aquella frase de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que señala que la educación de las niñas tiene efectos benéficos de largo alcance para ellas mismas, para sus familias (actuales y futuras) y para la sociedad en su conjunto…entonces una no encuentra razón en el por qué tenemos en esa condición de falta de oportunidades totales a tantas mujeres, cierto que no existe un argumento convincente, lo que hay son malos gobernantes e incapacidad. Una mayor educación, se ha comprobado, ayuda a las mujeres a rechazar la violencia o al menos a advertirla. Eso quizá explique lo que sucede.
Pero hay más, porque habría que agregar que quienes sí van a la escuela están mal preparados. Y la mayoría de quienes trabajan están mal pagados. En Oaxaca, por ejemplo, el magisterio representado por la poderosa Sección 22, ni siquiera quiere evaluarse. Una concesión arbitraria que se auto-concede el magisterio oaxaqueño y una canonjía otorgada por el gobierno, a espaldas de la sociedad, que se acepta, al menos, por una buena parte de la población. ¡Sin chistar, eh!
Obviamente, Oaxaca fue ubicada por debajo del promedio nacional entre los resultados de la prueba Enlace a nivel de educación primaria, básica y medio superior. Esta situación nos ubica entonces en esos lamentables sitios de reprobación en todos los sentidos, donde sólo unas o unos cuentos logran sobresalir. A Oaxaca, para terminar con este ejemplo, le sobran razones de su mala condición y reputación que camina en contra de quienes sí quieren superarse pero no encuentran cómo, porque la pésima educación pública acaba con esas posibilidades y lo que sucede en la UABJO es sólo una muestra. Aunado a ello, la educación particular adolece de otros bemoles, aún así, dicen, es mejor que la pública. Luego los maestros hacen marchas para repudiar la privatización de la educación. El magisterio supone que la población es tonta porque ellos nos educaron.
Una vergüenza resulta mirar los escenarios donde los políticos –reitero- se venden como si fueran pan caliente, envueltos en bolsitas de celofán y moño, aparecen en revistas de sociales y del corazón, mientras en el México no rosa se libran las batallas antes descritas por la educación, la salud y el empleo, pero sobre todo se vive y se sufre una guerra de magnitudes insospechadas donde el dinero va y viene y se empieza a filtrar a manos llenas en los oficios de quienes se dicen políticos porque sólo hacen politiquería. Ejemplos sobran en los diputados federales que han iniciado una campaña millonaria llena de reflectores esperando saltar de San Lázaro al moderno edificio de Reforma y Madrid, donde se ubica el Senado de la República en la ciudad de México. La premisa no es servir sino evitar vivir fuera del presupuesto.
Minucias oaxaqueñas
Casos concretos y lacerantes, sin duda, el priista de abolengo -así dijo en alguna ocasión frente a las acusaciones de enriquecimiento ilícito-, Héctor Pablo Ramírez, a quien se le olvidó que muchas personas, familiares de él, incluso, contaron cómo vivía antes de engancharse a la política; Margarita Liborio, que saltó a la fama nacional gracias a su muy habitual forma de expresarse, sólo que esa vez lo hizo ante otro diputado y en pleno edificio del Congreso, pero que no ha podido hacer absolutamente nada loable ni destacable. Qué decir de Heliodoro Díaz, quien en nueve años ha ocupado cargos de diputado local y ha sido relevo en dos ocasiones en secretaría de Estado, han sido más sobresalientes sus escándalos amorosos y su renuncia a asumir su edad, ahí está su nueva imagen de Yoyo
Reloarded. Y, en este mismo tenor está Eviel Pérez Magaña, quien se promociona por todo el Estado con sendos espectaculares ¿de qué? Quién sabe, son mágicos estos personajes que de nada hacen grandezas y esas grandezas hablará en su próximo informe –no como candidato del PRI a la gubernatura, eso ya quedó en el olvido; no como presidente del PRI, en el tramo que lo dejaron- informará como ¿diputado federal? Bueno eso dicen. Lo que sigue siendo un misterio es si será presentado como tal o le antepondrán el título de ingeniero, de arquitecto, de licenciado… un enigma. Ellos son los que legislan y hacen gobierno.
Los diputados (¿existen?) de los otros partidos que existen y cobran muy bien nada se sabe, apenas los medio conocen, porque su prioridad es la grilla que prevalece en el PRD, un partido que no evoluciona, se quedó dijéramos prehistórico, lleno de tribus incapaces de razonar en cómo saltar el río. Y los panistas peor aún, ahora en la fiesta de muertos aprovecharán para hacer uno que otro conjuro y revivir uno que otro muertito y convertirlo en héroe nacional, a ver si pega.
Paréntesis: En Oaxaca, por cierto, esta semana llegamos a 80 (OCHENTA) mujeres asesinadas, pero quién puede darse cuenta de ello, si hay cosas tan importantes y tan trascendentes a nuestro alrededor, de carácter nacional e internacional, que dan puntos -“dicen”- al marketing político (que al final es lo que cuenta). Sí eso sucede, 80 vidas cruentamente desperdiciadas, inseguridad que se palpa en secuestros (Paula, Virginia y Daniela), levantones a cualquier hora, asaltos y violaciones en casa o en la calle contra mujeres, de frente la conformidad que da resolver la cuarta parte de los casos, lo demás se convierte en impunidad para los victimarios, injusticia para las víctimas y misoginia e ineptitud para los responsables de velar por la vida y la seguridad de todas las mujeres.
@jarquinedgar
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