Ciudadania Express
Sábado 17 de diciembre, 2011. 03:04 pm

Por violencia y crisis económica disminuye migracia hacia EU

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Oaxaca, México.- En los últimos años, la migración de mexicanos hacia Estados Unidos ha disminuido alrededor del 30 por ciento, a causa no sólo de la crisis económica del vecino país del norte, sino por la violencia en México, aseguró Marina Ariza Castillo, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM. Hoy día, refirió, los migrantes son víctimas de las bandas criminales, nadie quiere arriesgarse a cruzar si con ello pone en riesgo la vida. De acuerdo con el censo de Población y Vivienda de 2010, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, se ha registrado un descenso relativo del fenómeno. En la actualidad hay más de 11.8 millones de “paisanos” que residen en la Unión Americana, el problema es que parte de la migración mexicana que entra a ese territorio es indocumentada y es difícil de cuantificar, pero si se considera a toda la población de origen mexicano, la cifra sobrepasa los 26 millones de personas. Además, abundó, los lazos que unen a los connacionales en EU con los que habitan la República Mexicana permanecerán, y mientras estén latentes la gente seguirá con el apoyo, con recursos económicos, a sus familias, comunidades y pueblos. En cuanto a las remesas, Ariza Castillo reveló que en 2010 ingresaron al territorio 21 mil millones 271 mil dólares, lo que representó un incremento marginal de 0.1 por ciento respecto a 2009. Así, nuestro país se posicionó como el primer receptor en Latinoamérica, y el tercero en el mundo, detrás de China e India, según cifras del Banco de México. Si bien es cierto que algunos migrantes retornaron a nuestra nación por la situación crítica de la economía de Estados Unidos, se trata de un proceso que trascenderá este momento coyuntural. La académica universitaria dijo que el flujo de personas hacia la Unión Americana ha cambiado. Se trata de un fenómeno que cada vez envuelve a más localidades de México. Hoy, prácticamente sólo dos por ciento de los municipios del país no cuentan con migrantes o no tienen vínculo alguno con alguien que viva en EU. En la medida que ese fenómeno ocurre en más entidades de la República, también se han diversificado su perfil y rasgos sociodemográficos. Cada vez hay más sectores de la población de diferente nivel que deciden irse, y las regiones tradicionalmente expulsoras han perdido fuerza en comparación con otras emergentes. De esa forma, estados como Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Veracruz, Puebla y Zacatecas, han abierto paso a otros nuevos como Chiapas. Además, allá ya no sólo se localizan en sitios como California, Texas o Nueva York, están diseminados por todo el territorio estadounidense; de manera que en ambos países la migración ha adquirido proporciones nacionales. Antes, abundó, tenía un fuerte componente rural y un carácter predominantemente masculino, pero en décadas recientes el perfil urbano se ha incrementado, al igual que la presencia de las mujeres y de la población indígena. En el caso específico de esta última, Marina Ariza mencionó que son actores recientes de gran importancia, pero que constituyen un grupo invisibilizado, al que se le presta poca atención; suplen la mano de obra que falta en muchos sectores de la agricultura estadounidense, principalmente en los estados del sur. La especialista refirió que en México no necesariamente se debe acabar con el flujo de personas, lo que se requiere es regularlo o generar mecanismos que salvaguarden los derechos de quienes deciden irse, y si se van, que no lo hagan por falta de opciones. Es necesario enfocarse en los múltiples problemas sociales que suscita este fenómeno en las localidades de origen. Hay comunidades con altos índices de expulsión, donde casi sólo quedan ancianos y niños, personas necesitadas de atención psicológica, social y económica; otras con alta disolución de los matrimonios, producto del mismo proceso, y otras más con un efecto corrosivo de las remesas por las expectativas sociales de consumo que despiertan en el conjunto de la población. El Estado debe fortalecer los canales tradicionales de movilidad social: la educación y el trabajo. En la medida que la gente vuelva a creer que encontrará un futuro mejor en su propio país, que mediante el empleo o la instrucción logrará el bienestar social a que todo ser humano tiene derecho, al poner en una balanza el costo-beneficio entre irse o quedarse, ganará el deseo de permanecer con los suyos. En cuanto al Día Internacional del Migrante, que se conmemora este 18 de diciembre, dijo que sirve para recordar que son personas con derechos inalienables como las demás, que la migración es en sí misma un derecho, y que en el momento actual que vive México este segmento es con frecuencia objeto de vejación, lo que debe llamar a la reflexión.
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